Locuras, riesgos y mucha alegría en el mundo reggae

Locuras, riesgos y mucha alegría en el mundo reggae

Guillermo Boneto, el cantante de Los Cafres, habló en exclusiva con 4 AM sobre su nuevo disco doble, el presente venturoso del reggae en Latinoamérica y varias cosas más.

17 Abril 2008
Si lanzar dos discos juntos, o un doble por separado, como hizo Los Cafres, es complicado, más lo es definir la lista de temas para tocar en vivo, que ya era extensa y ahora se le suman las 32 canciones que contienen "Barrilete" y "Hombre simple".
"Si, todo esto fue bastante traído de los pelos, porque el momento de la industria (discográfica) es difícil, y bueno, demostramos que no siempre los delirios salen mal, porque a veces los caprichos tienen sus motivos", dice Guillermo Boneto, cantante de Los Cafres, del otro lado de la línea telefónica.
El cuenta que no fue sencillo convencer a las compañías (discográfica y de distribución) de sacar dos discos, pero que el esfuerzo valió la pena, y dio buenos resultados (también comerciales). "Veníamos muy cargados, con mucho para decir, y cuando grabás un disco tal vez no tenés la posibilidad de calmar la necesidad de largarlo todo, porque un disco te obliga a acotarte, a cerrarte", cuenta.
"Es lindo encarar un proyecto tan libre como esclavizante; si te gusta soñar, hacete cargo de tus sueños, porque uno es esclavo de su libertad, porque elegís el camino y tenés que agarrarte", profetiza Guillermo.
Los Cafres lo lograron, también, porque después de más de 20 años de reggae la banda por fin está jugando en primera. "Lo importante es que estamos vivos -ríe-, con el grupo unido. Y como para muchos la banda es nueva, porque no la conocían, se renuevan nuestras energías", explica. Y cuando se le piden detalles, enumera: más y mejores shows por todo el país, más y mejores discos, más y mejores videos... Son las ventajas de pertenecer.
Pero hay cosas que la banda no cambia. "Las cosas nos salen bien por el sacrificio que venimos haciendo. Y tratamos de que sea algo fresco, y de cuidar nuestra intimidad. No queremos que el exterior nos coma la vida, y mantenemos asepsia en lo que es la inocencia y los delirios. Somos los mismos pendejos utópicos de cuando empezamos, con los cachetazos de la vida que recibimos tratando de que todo salgan bien", asegura uno de los pioneros del reggae en español, que cuenta en su haber con 10 discos grabados.

La revolución del idioma
Los Cafres, como su cantante, pertenecen a una selecta tríada de grupos que a fines de los 80 decidieron, cada uno por su lado y sin conocerse aún, que el reggae tenía que ser entendido por los hispanoparlantes. Y empezaron a componer en castellano. "Al comienzo no sabía cantar reggae en español y tuve que inventarlo, nutriéndome por ejemplo de la salsa y de otros estilos, porque no entendía cómo era y sonaba horrible, hasta que las cosas fueron cerrando", recuerda.
Algo parecido dice que le pasó a sus amigos de Cultura Profética (Puerto Rico) y de Gondwana (Chile), bandas formadas casi en simultáneo. La tríada.
Guillermo es consciente que el reggae está de moda, y con humildad reconoce que su banda puede haber aportado a ese fenómeno. Pero no deja de reconocer el impulso que el estilo jamaiquino tuvo en los 80 y 90, con Los Pericos, Los Fabulosos Cadillacs y otros grupos que, a su manera, adoptaron el reggae.
Hablando de moda, Guillermo hace memoria y cuenta que a principios de los 90 hubo también una explosión de reggae, pero que como los shows que brindó en el país Ziggy Marley (hijo de Bob) no salieron bien, la industria decretó que el estilo no era rentable, y dejó de apostar por él. "Nos condenaron a la oscuridad, pero las bandas y algunos productores siguieron y aportaron su granito de arena, y así se fue haciendo sólido el movimiento. Así volvió a abrirse la frontera", argumenta.
"Lo loco es que hoy, en los festivales, el público cambió totalmente, porque cuando empezamos pasaban esas historias... Como River-Boca entre las tribus, que hoy no se ven", analiza con felicidad, y cuenta que se siente a gusto cuando tiene que compartir escenario con colegas tan disímiles como Las Pelotas, Carajo o Divididos.
"Es muy bueno lo que pasa, hay una visión más amplia, una paleta más interesante, más opciones. Es sano porque es enfermiza la adhesión a cada banda con fanatismo acérrimo. La ortodoxia se va quemando...", sentencia, y se despide hasta el sábado.

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