La consigna para los militantes fue clara: gritar sólo "Argentina"

La consigna para los militantes fue clara: gritar sólo "Argentina"

En una rústica cancha de fútbol se montó el escenario desde donde la Presidenta y el gobernador hablaron a los militantes movilizados desde todas las comunas y municipalidades de la provincia. En los alrededores se formó una verdadera feria de vendedores de comida y hasta de juguetes. La espera por las autoridades nacionales y provinciales fue amenizada con chistes. Hubo tensiones, pero no ocurrieron incidentes.

16 Abril 2008
La ruta 38 amaneció ayer atestada de vehículos de gran porte. Pero no con carros cañeros ni camiones con productos del campo, sino con colectivos alquilados para trasladar a tucumanos de todas las latitudes hasta Aguilares. Iban al acto para escuchar a la Presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y el gobernador, José Alperovich.
Las banquinas también mostraron actividad: micros estacionados, organizando el último tramo del viaje; una caravana de autos, camionetas y ómnibus de Bella Vista; y un grupo de gente empujando un colectivo que se empacó.
Los controles policiales abundaron, en la intersección de la autopista con la calle Jujuy (en la capital), en el tramo final de la multitrocha, en el empalme con la nueva traza de la ruta 38 (en Famaillá), en Monteros, en Río Seco, en Arcadia y en los accesos Norte y Sur de Concepción.
En Aguilares, mientras tanto, era imposible circular. La Policía interrumpió el tránsito en todo el centro y, salvo los funcionarios, todos debieron caminar hasta el hospital que se habilitó, distante cinco cuadras de la plaza principal.
El acto se organizó en un descampado lindero al nosocomio, que es en realidad una rústica cancha de fútbol. Un potrero, como se les llama. Sobre él se instalaron tribunas, que formaron una suerte de perímetro, dentro del que se ubicarán los movilizados.
Los militantes comenzaron a llegar a las 8, con frío y con sueño, a los que les dieron pelea con café. Y cerca de las 10 llegó Adolfo Nicolaus con sus chistes para amenizar la espera. No hubo novedades hasta  las 11.30, cuando se convocó por los altoparlantes a un “ensayo general”. Comenzó a sonar una versión resumida, y con ritmo de cumbia, de la marcha peronista.
A continuación, s impartieron instrucciones precisas: cuando venga la Presidenta hay que agitar las banderitas celestes y blancas, con la inscripción “C. Kirchner - Alperovich”, y gritar “Argentina”, porque en el acto no habrá sólo tucumanos. Los que están en el campo pudieron ver, en el escenario, un cartel que rezaba “Bienvenida señora Presidenta”. Desde el escenario se observó, al fondo, un gigantesco letrero con la leyenda “Gracias por todo, Presidenta”. Pero a las 12, este considerado mensaje desapareció. Lo tapó una pared de afiches, carteles, globos, pasacalles y pancartas con los nombres de intendentes, diputados, legisladores, concejales y delegados comunales. Al punto de que a las 12.50 se pidió que los bajaran para que todos pudieran ver a la Presidenta. Nadie hizo caso. Un rato después, la jefa de Estado pidió lo mismo -“para ver a los tucumanos”, dijo-, y tampoco obedecieron.
A las 13, la situación fue sofocante. Lo confirmó doña Antonia Botone, una aguilarense del barrio Belgrano, que sufrió una descomposición y cayó sentada, detrás del palco de periodistas. Fue atendida por los paramédicos. Mientras tanto, ingresaron al predio las columnas (la última delegación fue la de Famaillá) y comenzaron los empujones por llegar a las vallas y ubicarse frente al palco. Sobrevinieron las peleas por las ubicaciones, las mujeres que gritaban “¡no pechen!”, los hombres que se “miraban feo” y los niños (por centenares) que se asustaban.
Aparecieron policías de la Patrulla Urbana que ordenaron a la gente que se calmara. La distensión llegó a las 13.11: un helicóptero sobrevoló el lugar. Todas las caras miraban hacia el cielo gris y comenzaron a rugir los bombos y los redoblantes.
Diez minutos después anunciaron que la Presidenta estaba en el flamante hospital. Y por fin a las 13.27 subió al escenario; la acompañaba el gobernador. Se abrazaron y se estrecharon las manos. Abajo, todos sonreían. Los seguían la diputada y primera dama, Beatriz Rojkés; el vicegobernador, Juan Manzur; los ministros del Interior de la Nación, Florencio Randazzo; de Salud, Graciela Ocaña; y de Desarrollo Social, Alicia Kirchner; y el secretario de Obras Públicas de la Nación, José López. A las 13.29, se cantó el Himno; Cristina lo hizo con la mano derecha sobre el corazón. De inmediato, el público coreó, de manera perfectamente coordinada, “Argentina”, “Argentina”.

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