15 Abril 2008
FALTA DE DIALOGO. Los chicos sufren las privaciones y suelen traducirlas mediante conductas agresivas, según explicaron varios preceptores.
Una vidriera de los problemas sociales. Con estos términos, varios preceptores definieron a las escuelas y los colegios. Afirmaron que la violencia en las instituciones educativas se origina en los conflictos generados en el seno de las familias y resaltaron que las diferencias económicas entre los estudiantes también son disparadores de problemas.
"Lo primero que hacemos cuando los chicos pelean es separarlos. Después, indagamos en las causas del problema. Les preguntamos a cada uno de ellos, por separado, por qué se enfrentaron. Luego, se eleva un informe al gabinete psicopedagógico y a las autoridades del colegio para que vean qué medidas tomar", explicó Paula, una preceptora de un colegio secundario.
Los preceptores consultados por LA GACETA afirmaron que no hay una ola generalizada de violencia escolar sino que siempre hubo picos de agresividad entre los alumnos. "El problema está en que la sociedad en general anuló las instancias de diálogo. En todos los ámbitos y por cualquier causa las personas se insultan y se pelean. Esto quizás es más patente entre los adolescentes porque, en su mayoría, son más impulsivos que los adultos", dijo un preceptor que prefirió no dar su nombre.
A muchos de ellos, el contacto diario con los alumnos les permitió identificar algunas de las causas de los conflictos que se generan en las escuelas. "Uno de los mayores generadores de violencia son los problemas económicos. En muchas familias, la falta de trabajo y de dinero dispara discusiones, peleas y frustraciones. Estas son situaciones que afectan al chico. De todos modos, si se hila más fino, se descubre que otro disparador de conflicto es la capacidad de adquirir bienes. Por ejemplo, el hecho de que un chico tenga zapatillas de marca o alguna otra prenda puede generar roces con otros compañeros que no pueden comprarlos", explicó Horacio, un preceptor del polimodal.
"Hay tres tipos de padres: los que saben que sus hijos sufren problemas de conducta y constantemente están preguntando por ellos; los que le echan la culpa a la institución por las faltas que cometen los chicos, y los que jamás aparecen. A muchos de estos, los mismos docentes deben ir a buscarlos a sus casas para conversar con ellos sobre los conflictos que padecen sus hijos", aseveró Andrea, otra preceptora.
En este sentido, los celadores admitieron que muchas veces es difícil contactar a los padres cuando sus hijos tienen problemas con otros alumnos.
"Hay muchas familias desintegradas o ensambladas. Hay chicos que viven con familiares, vecinos o amigos de los padres. Esto también genera problemas, porque el alumno no recibe la contención que necesita", afirmó Paula.
"Lo primero que hacemos cuando los chicos pelean es separarlos. Después, indagamos en las causas del problema. Les preguntamos a cada uno de ellos, por separado, por qué se enfrentaron. Luego, se eleva un informe al gabinete psicopedagógico y a las autoridades del colegio para que vean qué medidas tomar", explicó Paula, una preceptora de un colegio secundario.
Los preceptores consultados por LA GACETA afirmaron que no hay una ola generalizada de violencia escolar sino que siempre hubo picos de agresividad entre los alumnos. "El problema está en que la sociedad en general anuló las instancias de diálogo. En todos los ámbitos y por cualquier causa las personas se insultan y se pelean. Esto quizás es más patente entre los adolescentes porque, en su mayoría, son más impulsivos que los adultos", dijo un preceptor que prefirió no dar su nombre.
A muchos de ellos, el contacto diario con los alumnos les permitió identificar algunas de las causas de los conflictos que se generan en las escuelas. "Uno de los mayores generadores de violencia son los problemas económicos. En muchas familias, la falta de trabajo y de dinero dispara discusiones, peleas y frustraciones. Estas son situaciones que afectan al chico. De todos modos, si se hila más fino, se descubre que otro disparador de conflicto es la capacidad de adquirir bienes. Por ejemplo, el hecho de que un chico tenga zapatillas de marca o alguna otra prenda puede generar roces con otros compañeros que no pueden comprarlos", explicó Horacio, un preceptor del polimodal.
"Hay tres tipos de padres: los que saben que sus hijos sufren problemas de conducta y constantemente están preguntando por ellos; los que le echan la culpa a la institución por las faltas que cometen los chicos, y los que jamás aparecen. A muchos de estos, los mismos docentes deben ir a buscarlos a sus casas para conversar con ellos sobre los conflictos que padecen sus hijos", aseveró Andrea, otra preceptora.
En este sentido, los celadores admitieron que muchas veces es difícil contactar a los padres cuando sus hijos tienen problemas con otros alumnos.
"Hay muchas familias desintegradas o ensambladas. Hay chicos que viven con familiares, vecinos o amigos de los padres. Esto también genera problemas, porque el alumno no recibe la contención que necesita", afirmó Paula.
Problemas
"A algunos padres hay que perseguirlos para que se hagan cargo de sus hijos", afirmó Paula, una preceptora.
En algunas instituciones, los celadores hacen informes semanales sobre los alumnos. "Tratamos de que el chico sea entrevistado por el gabinete psicopedagógico sin que sus compañeros se enteren para no generan más problemas", agregó.
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