28 Marzo 2008
EL CAMPO EXPERIMENTAL. En el predio que posee en Famaillá, el INTA realiza sus ensayos en caña de azúcar.
Entre 1935 y 1957 se produjo en la Argentina un estancamiento en el progreso de la producción agropecuaria, en contraste con lo que venia ocurriendo con el resto del mundo. "El granero del mundo" era un sólo un calificativo en esa época para el país después de la Segunda Guerra Mundial, ya que en el campo argentino no había forma de responder adecuadamente a las exportaciones tradicionales ni al mercado interno.Por este motivo, el economista argentino Raúl Prebisch, con un agudo criterio sobre la situación y sobre sus soluciones, propuso al Gobierno establecer un instituto de investigación y transferencia tecnológica, con autarquía y participación activa de los productores en su conducción. La idea se corporizó el martes 4 de diciembre de 1956. Ese día se creó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), con el objetivo de mejorar la producción agropecuaria, una meta ambiciosa que se mantuvo con éxito por medio siglo, pese a las rupturas del orden constitucional, de los cambios de Gobierno y de los embates de los defensores de la idea de un país chico y para pocos.En ese contexto, se organizó la transferencia al INTA de las estaciones experimentales que funcionaban las distintas regiones (11 en su comienzo), y dos años después, el 1 de abril de 1958, inició sus actividades el Centro Regional del Noroeste, con sede en San Miguel de Tucumán, ensamblado a la red experimental de la casa matriz. Poseía una Estación Experimental Agropecuaria en Villa Alberdi, donde se desarrollaban las experiencias a campo. Pero la Estación Experimental Agroindustrial INTA Famaillá, comenzó a funcionar como tal en 1962 ,en el predio sobre el kilómetro 1517 de la ruta 38.Su primer director fue Roberto Fernández de Ulivarri, investigador especializado en genética de la caña de azúcar, quien supo dar respuestas positivas a las problemáticas socio-económicas de un Tucumán atado al monocultivo del cañaveral. Esta dependencia se puso de relieve en 1966, cuando fueron cerrados 11 ingenios (de los 27 que funcionaban), hecho que sumergió a la provincia, por su severidad, en una histórica crisis económica, financiera y social. ReconversiónEn ese marco, que fue una bisagra en lo que sería el futuro accionar de la entidad, el INTA Famaillá aportó su mejor investigación y trasferencia tecnológica para la reconversión de la actividad azucarera y la diversificación productiva tucumana. En especial, apuntada a la citricultura, a los cultivos de granos y a la ganadería.La referencia más destacada de esa época es la generación de las variedades nacionales de caña de azúcar, que terminó con la compra obligada de semillas botánicas en las zonas tropicales. Surgió así el primer paquete importante: la NA (Norte Argentino), que adoptó preferentemente el productor, hasta abarcar gran parte de la superficie sembrada en Tucumán y en el NOA.La más relevante, denominada NA 56-79, también fue utilizada por Brasil y predominó en el área cañera de San Pablo. Esto ocurrió entre 1972 y 1973, cuando el país vecino buscaba darle impulso a su programa sucro alcoholero "Proalco", ya que no contaban con buenas variedades para ese cometido. Esta caña, conocida originalmente como la "miluno", tenía como características su gran plasticidad y rendimiento azúcar/hectárea. La variedad llevó el promedio del rendimiento sacarino de 7,39%, registrado en el período comprendido entre 1941 y 1964, a valores de 9,23% según las ponderaciones realizadas entre 1965 y 1974. Aquella bisagra que fue la crisis del 66, llevó al INTA a reformular sus metas para dirigirla con énfasis a la asistencia social y a la de los pequeños y medianos productores. Le cabe el crédito a Fernández de Ulivarri la creación de la primera oooperativa de trabajo de la provincia y del país, en Campo de Herrera. La integraban obreros cesantes por el cierre del ingenio Bella Vista. El modelo fue tan exitoso, que lo copiaron para otras actividades.La gestión de Fernández de Ulivarri a nivel institucional también tuvo ingerencia en la formulación del ordenamiento de la actividad azucarera nacional, así como en las pautas para la base de cálculo del pago de la caña que se volcaba a los ingenios. La idea era priorizar la calidad sobre el volumen. Gran parte de esa ecuación es la que se utiliza actualmente en las fábricas.En el rubro ganadería, a través del EEA Leales, el trabajo sobre cruzamientos entre ganado vacuno europeo y cebú tuvo avances significativos y el mantenimiento de la raza criolla -casi en extinción- mereció la distinción como Cabaña Nº 1 en el país, por la Asociación Argentina de Criadores de Ganado Bovino Criollo. También fue destacado el trabajo con los caballos de raza criolla, que llegó a competir con la única cabaña que había entonces en el país: la de la familia Solanet, en Buenos Aires, Otro aporte de relevancia fue el trabajo realizado en la recría de terneras Holando Argentino, para la cuenca lechera de la región.Entre 1970 y 1980, el INTA Famaillá generó con su transferencia tecnológica otro salto cualitativo en los cultivos locales. Inició la producción de papa semilla en Las Estancias, Catamarca, y ese éxito produjo el "boom" de la actividad entre los productores del sur de la provincia.Fue además en ese lapso cuando se hizo un estudio profundo sobre una plaga que azotaba los campos del norte sembrados con poroto blanco aluvia. De modo que se introdujo de centro América variedades de poroto negro, que se adaptaron con facilidad a las plagas y desplazaron al aluvia en gran parte de la región. Principalmente en las zonas productoras de Rosario de la Frontera, en Salta. Otras investigaciones que fomentaron explotaciones importantes en la actualidad, son las referidas al cultivo de frutilla y pimiento para pimentón, entre otros.A 50 años de su puesta en marcha, el INTA Famaillá responde a las exigencias de los mercados globalizados con la introducción de nuevos cultivares, con el avance en siembra directa y la agricultura de precisión. También se asiste a las poblaciones rurales y suburbanas con distintos planes de gran recepción, como el ProHuerta, Minifundio, Profam y Cambio Rural.
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