27 Marzo 2008
Carnicerías cierran porque no tienen qué vender
Contra las retenciones. El desabastecimiento de alimentos es generalizado y se acentúa tanto en supermercados como en comercios medianos y pequeños. Más de 350.000 pollos bebé sacrificados, 3,5 millones de litros de leche perdidos y subas de precios causó el lock-out de los agricultores.
La escasez de alimentos tales como carne vacuna y de pollo, leche y aceite se acentuó al punto que todos los supermercados registran faltantes y en muchos comercios directamente no hay stock. Varias carnicerías -en particular, las de los barrios- cerraron sus puertas porque no tienen qué vender.
Supermercados de dos cadenas importantes que operan en la provincia suspendieron la venta de carne bovina. En otros, se advierte a los clientes que no conseguirán algunos cortes. Esto se traduce, en el caso de dos sucursales, en disponibilidad de carne molida y de cortes para milanesa. Nada más. En los pocos lugares donde podía encontrarse carne de ave sólo se permitía llevar dos pollos enteros por persona. Pablo Arias, propietario de una pollería ubicada Santiago del Estero y Maipú, comentó que suspendió las ventas mayoristas para atender las necesidades de los clientes minoristas. "Tengo pollo hasta mañana (por hoy). Y calculo que los otros comercios se quedarán sin stock el sábado", dijo Enrique Delpero, comerciante de pollos del Mercado del Norte.
Los restaurantes también sintieron el faltante de mercadería. El propietario de un local de Catamarca y avenida Sarmiento comentó que no recibieron carne de sus habituales proveedores y que los pocos que tienen stock lo venden a precios exorbitantes.
"Me quisieron cobrar 25 mangos el kilo de lomo; a ese precio no lo pago", comentó Alvaro Velasco. La gente que buscó carnes y lácteos en los súper y en los locales de sus barrios se sorprendió por la escasez generalizada de productos. Pero la mayoría evitó criticar el paro agropecuario e, inclusive, hubo varias voces de apoyo al lock-out.
"Este es el segundo súper al que voy y no conseguí carne, pero está bien lo que hace el campo. Espero que no se deje torcer; prefiero comer arroz y no mantener a piqueteros vagos que no le aportan nada al país", dijo ofuscada una mujer en la puerta de un importante supermercado de avenida Belgrano. Parada frente a las góndolas vacías, Dora del Valle de Leal, resumió: "no se consigue carne ni pollo; leche te dejan llevar poquito, dos cajas o sachets y nada más; en el barrio, las carnicerías están todas cerradas o no tienen nada; no se adónde va a llegar esto, yo no entiendo de política pero me parece que el Gobierno tiene que escuchar a la gente del campo para que esto se solucione".
Un ama de casa que vive en la Banda del Río Salí afirmó que tuvo que venir hasta esta ciudad para encontrar carne. "En la Banda no hay nada. En mi barrio no se consigue, y, si se consigue, la carne vale el doble", dijo Graciela Sánchez, que hacía sus compras en un supermercado del centro.
En el Mercado del Norte, el panorama era desolador. La mayoría de las carnicerías estaba cerrada. Y las pocas que atendían al público intentaban vender la poca carne que les quedaba. "Lo que se consigue es de mala calidad. No veo las horas de terminar de vender lo que me queda y cerrar", dijo, indignado, Sergio Morales.
El faltante provocó abruptos aumentos de precio para los carniceros, muchos de los cuales ya los trasladaron a las pizarras. Según comentaron, por ejemplo, el kilo de novillo (la carne de mayor calidad) que les vendían los proveedores pasó de $ 6,80 a $ 10,80, en las últimas 48 horas. El kilo de vaca (la de menor calidad) costaba ayer $ 9,50; el lunes valía $ 5,80.
Más de 350.000 pollos bebé sacrificados, millones de litros de leche perdidos, suba de precios y desabastecimiento generalizado son las consecuencias directas del paro del campo. Ernesto Arenaza, gerente de Comunicaciones de la empresa láctea La Serenísima, estimó que unos tres millones y medio de litros de leche podrían perderse por los bloqueos en las rutas.
"Tenemos más de 90 camiones varados en la ruta, alrededor de 35 transportes de productos elaborados, casi $ 2 millones", precisó el directivo.
"Muchas fábricas ya no tienen lugar físico para guardar la leche hasta no poder distribuir", denunció, por su parte, el presidente de la Unión General de Tamberos, Guillermo Draletti.
Supermercados de dos cadenas importantes que operan en la provincia suspendieron la venta de carne bovina. En otros, se advierte a los clientes que no conseguirán algunos cortes. Esto se traduce, en el caso de dos sucursales, en disponibilidad de carne molida y de cortes para milanesa. Nada más. En los pocos lugares donde podía encontrarse carne de ave sólo se permitía llevar dos pollos enteros por persona. Pablo Arias, propietario de una pollería ubicada Santiago del Estero y Maipú, comentó que suspendió las ventas mayoristas para atender las necesidades de los clientes minoristas. "Tengo pollo hasta mañana (por hoy). Y calculo que los otros comercios se quedarán sin stock el sábado", dijo Enrique Delpero, comerciante de pollos del Mercado del Norte.
Los restaurantes también sintieron el faltante de mercadería. El propietario de un local de Catamarca y avenida Sarmiento comentó que no recibieron carne de sus habituales proveedores y que los pocos que tienen stock lo venden a precios exorbitantes.
"Me quisieron cobrar 25 mangos el kilo de lomo; a ese precio no lo pago", comentó Alvaro Velasco. La gente que buscó carnes y lácteos en los súper y en los locales de sus barrios se sorprendió por la escasez generalizada de productos. Pero la mayoría evitó criticar el paro agropecuario e, inclusive, hubo varias voces de apoyo al lock-out.
"Este es el segundo súper al que voy y no conseguí carne, pero está bien lo que hace el campo. Espero que no se deje torcer; prefiero comer arroz y no mantener a piqueteros vagos que no le aportan nada al país", dijo ofuscada una mujer en la puerta de un importante supermercado de avenida Belgrano. Parada frente a las góndolas vacías, Dora del Valle de Leal, resumió: "no se consigue carne ni pollo; leche te dejan llevar poquito, dos cajas o sachets y nada más; en el barrio, las carnicerías están todas cerradas o no tienen nada; no se adónde va a llegar esto, yo no entiendo de política pero me parece que el Gobierno tiene que escuchar a la gente del campo para que esto se solucione".
Un ama de casa que vive en la Banda del Río Salí afirmó que tuvo que venir hasta esta ciudad para encontrar carne. "En la Banda no hay nada. En mi barrio no se consigue, y, si se consigue, la carne vale el doble", dijo Graciela Sánchez, que hacía sus compras en un supermercado del centro.
En el Mercado del Norte, el panorama era desolador. La mayoría de las carnicerías estaba cerrada. Y las pocas que atendían al público intentaban vender la poca carne que les quedaba. "Lo que se consigue es de mala calidad. No veo las horas de terminar de vender lo que me queda y cerrar", dijo, indignado, Sergio Morales.
El faltante provocó abruptos aumentos de precio para los carniceros, muchos de los cuales ya los trasladaron a las pizarras. Según comentaron, por ejemplo, el kilo de novillo (la carne de mayor calidad) que les vendían los proveedores pasó de $ 6,80 a $ 10,80, en las últimas 48 horas. El kilo de vaca (la de menor calidad) costaba ayer $ 9,50; el lunes valía $ 5,80.
Más de 350.000 pollos bebé sacrificados, millones de litros de leche perdidos, suba de precios y desabastecimiento generalizado son las consecuencias directas del paro del campo. Ernesto Arenaza, gerente de Comunicaciones de la empresa láctea La Serenísima, estimó que unos tres millones y medio de litros de leche podrían perderse por los bloqueos en las rutas.
"Tenemos más de 90 camiones varados en la ruta, alrededor de 35 transportes de productos elaborados, casi $ 2 millones", precisó el directivo.
"Muchas fábricas ya no tienen lugar físico para guardar la leche hasta no poder distribuir", denunció, por su parte, el presidente de la Unión General de Tamberos, Guillermo Draletti.
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