27 Febrero 2008
BOGOTA.- La imagen que quedó del ex senador colombiano Luis Eladio Pérez en una prueba de vida conocida en noviembre pasado reflejó las duras condiciones que soporta un rehén, aunque ahora espera dejar atrás la tristeza para compartir con su familia, que aumentó con una nieta que podrá cargar en brazos.
Aquella vez, el semblante de Pérez fue el que más llamó la atención dentro de las fotos y videos de 17 rehenes de la guerrilla de las FARC junto con el de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.
La mirada al suelo y las manos en los bolsillos fueron una clara señal para sus familiares de que el dirigente político del departamento de Nariño (suroeste), de 55 años, trataba de expresar así su voz de protesta contra las personas que lo retuvieron por tanto tiempo.
"No quiso mostrar su rostro. Yo lo conozco y sé que lo que quiere decir es `no me utilicen más, respétenme, yo soy un hombre con dignidad`, y esa actitud me gusta, me parece que conserva su carácter", dijo en esa ocasión su esposa Angela.
Pérez fue secuestrado el 10 de junio de 2001 por hombres armados que lo interceptaron entre las poblaciones de El Charco y La Victoria, cuando junto con tres personas, posteriormente liberadas, acudió a una cita que le pusieron desconocidos para recuperar un vehículo que le habían robado días atrás.
Miembro del opositor Partido Liberal, Pérez fue concejal de la ciudad de Pasto, gobernador de Nariño, representante a la Cámara y senador, además de cónsul de Colombia en Asunción, presidente de la Comisión de Vecindad Colombo-Ecuatoriana, miembro de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y vicepresidente del Parlamento Andino, entre otros cargos.
La primera prueba de vida tras su secuestro se conoció el 26 de marzo de 2003, cuando su esposa recibió cinco fotos y dos cartas, en una de las cuales pidió perdón a su familia por la angustia que su trabajo político le ha causado.
Según diversos testimonios, a Pérez se le agudizó en cautiverio una diabetes que sufre desde hace tiempo, por lo que ahora será sometido a exámenes para ver en qué estado de salud se encuentra.
Al parecer, en alguna oportunidad el ex senador cayó en un coma diabético, aunque su precaria condición no fue excusa para intentar fugarse junto con Betancourt, que el 23 de febrero cumplió seis años de secuestro.
La aventura fue relatada por el policía John Pinchao, que se fugó el año pasado de sus captores y acaba de publicar un libro con la odisea de su secuestro.
Pinchao narró que Betancourt y Pérez lograron huir por cinco días, pero fueron encontrados por los guerrilleros y llevados al campamento junto con los demás rehenes.
La esposa de Pérez comenta que lo que más la llena de alegría es
que el ex congresista conocerá a nuevos miembros de su familia: Mariana, una nieta de un año y medio, así como los cónyuges de sus hijos Carolina y Sergio.
Sorprendidos por el anuncio de su liberación, los familiares de Pérez se vieron en aprietos en los últimos días al tener que comprarle de emergencia un nuevo vestuario.
Su esposa relató que hace cuatro años decidió regalar toda la ropa por la depresión que le causaba ver tantos recuerdos cuando tenía que abrir el closet.
Los hijos del ex senador se opusieron a esa drástica decisión y ahora, mitad en broma y mitad en serio, dicen que ellos estaban convencidos de que su padre retornaría algún día y que el gasto de la ropa nueva se pudo haber evitado. (DPA)
Aquella vez, el semblante de Pérez fue el que más llamó la atención dentro de las fotos y videos de 17 rehenes de la guerrilla de las FARC junto con el de la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.
La mirada al suelo y las manos en los bolsillos fueron una clara señal para sus familiares de que el dirigente político del departamento de Nariño (suroeste), de 55 años, trataba de expresar así su voz de protesta contra las personas que lo retuvieron por tanto tiempo.
"No quiso mostrar su rostro. Yo lo conozco y sé que lo que quiere decir es `no me utilicen más, respétenme, yo soy un hombre con dignidad`, y esa actitud me gusta, me parece que conserva su carácter", dijo en esa ocasión su esposa Angela.
Pérez fue secuestrado el 10 de junio de 2001 por hombres armados que lo interceptaron entre las poblaciones de El Charco y La Victoria, cuando junto con tres personas, posteriormente liberadas, acudió a una cita que le pusieron desconocidos para recuperar un vehículo que le habían robado días atrás.
Miembro del opositor Partido Liberal, Pérez fue concejal de la ciudad de Pasto, gobernador de Nariño, representante a la Cámara y senador, además de cónsul de Colombia en Asunción, presidente de la Comisión de Vecindad Colombo-Ecuatoriana, miembro de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores y vicepresidente del Parlamento Andino, entre otros cargos.
La primera prueba de vida tras su secuestro se conoció el 26 de marzo de 2003, cuando su esposa recibió cinco fotos y dos cartas, en una de las cuales pidió perdón a su familia por la angustia que su trabajo político le ha causado.
Según diversos testimonios, a Pérez se le agudizó en cautiverio una diabetes que sufre desde hace tiempo, por lo que ahora será sometido a exámenes para ver en qué estado de salud se encuentra.
Al parecer, en alguna oportunidad el ex senador cayó en un coma diabético, aunque su precaria condición no fue excusa para intentar fugarse junto con Betancourt, que el 23 de febrero cumplió seis años de secuestro.
La aventura fue relatada por el policía John Pinchao, que se fugó el año pasado de sus captores y acaba de publicar un libro con la odisea de su secuestro.
Pinchao narró que Betancourt y Pérez lograron huir por cinco días, pero fueron encontrados por los guerrilleros y llevados al campamento junto con los demás rehenes.
La esposa de Pérez comenta que lo que más la llena de alegría es
que el ex congresista conocerá a nuevos miembros de su familia: Mariana, una nieta de un año y medio, así como los cónyuges de sus hijos Carolina y Sergio.
Sorprendidos por el anuncio de su liberación, los familiares de Pérez se vieron en aprietos en los últimos días al tener que comprarle de emergencia un nuevo vestuario.
Su esposa relató que hace cuatro años decidió regalar toda la ropa por la depresión que le causaba ver tantos recuerdos cuando tenía que abrir el closet.
Los hijos del ex senador se opusieron a esa drástica decisión y ahora, mitad en broma y mitad en serio, dicen que ellos estaban convencidos de que su padre retornaría algún día y que el gasto de la ropa nueva se pudo haber evitado. (DPA)