Captura de "El Ucumar" en 1901

Captura de "El Ucumar" en 1901

Un hombre que vivía en el monte, en estado salvaje. Por Carlos Páez de la Torre (H) - Redacción LA GACETA.

EL INGENIO LASTENIA. La foto, de 1910, muestra la destilería de esa fábrica, donde trabajó Pedro Ocampo antes de convertirse en el extraño “ucumar”.  ARCHIVO LA GACETA EL INGENIO LASTENIA. La foto, de 1910, muestra la destilería de esa fábrica, donde trabajó Pedro Ocampo antes de convertirse en el extraño “ucumar”. ARCHIVO LA GACETA
20 Febrero 2008
Ucumar", según el "Diccionario de argentinismos" de Diego Abad de Santillán, es voz quichua, que designa a un personaje de la superstición popular. En Tucumán y en Santiago, alude a un "hombre mono que raptaba mujeres y niños". Si se le grita, "responde con voces humanas, y si lo atacan se defiende a garrotazos". En nuestra provincia también suele llamarse "ucumar" a la persona de vida huraña y encerrada, que no desea conversar con nadie.
A mediados de 1901, la policía de Tucumán apresó a alguien que inmediatamente fue bautizado como "El Ucumar". Según "El Orden" del 24 de junio, había sido capturado en la propiedad de Las Cuchillas, de Napoleón Paz, y era realmente un cincuentón "digno de estudio". Declaró que se llamaba Pedro Ocampo, alias "El carancho". Vivía al aire libre, en el monte, y circulaba por allí en compañía de una chica de 13 años.
Como vestimenta, llevaba "atadas a las cintura dos pieles que llegan hasta la rodilla, una detrás y una adelante". Su pecho y espalda se cubrían igualmente con "pieles cosidas que se meten por la cabeza". Se sujetaba el pelo con una vincha y con un "sombrerete de piel de cabra". Calzaba ojotas. Su equipaje estaba constituido por un par de cuchillos, un cuerno para tomar agua, un lazo y un pantalón confeccionado en piel de cabra. La chica se cubría con un atuendo similar.
En la comisaría, lo rodeaba, además de policías y periodistas, una gran cantidad de curiosos. Le tomaron fotos -que lamentablemente no hemos podido hallar- y le hicieron preguntas que contestaba normalmente. Al parecer, había trabajado años atrás en el ingenio Lastenia, hasta que decidió cambiar de vida. A la chica la había robado dos años atrás, a una familia de La Ramada. Pidió a los padres que dos hijas lo ayudaran a buscar una bolsa de harina en las inmediaciones, partió con ellas y una nunca regresó. Se alimentaba de reses que robaba y faenaba, pertenecientes a estancias de la zona de Vipos y de Choromoro.
Al día siguiente, en una escena conmovedora, la chica fue devuelta a los padres. En cuanto al "ucumar" quedó preso, y poco a poco el periodismo se fue olvidando del singular personaje.

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