17 Febrero 2008
ACTIVIDAD GRUPAL. La tercera edad puede dar lugar a nuevos vínculos. LA GACETA / ENRIQUE GALINDEZ
Los años comienzan a pesar y el cuerpo manifiesta desgaste, sin embargo, en más de un caso, personas mayores de 70 años reflejan un espiritu más jovial que alguno que tiene la mitad.
Los estudios señalan que la falta de actividades fìsicas y mentales conducen a la tercera edad a la depresión, los estados de soledad y los predispone a enfermarse. No obstante, los avances de la medicina y la tecnología y la difusión de información a través de los medios han modificado el papel de los abuelos, convirtiéndolos en personas activas. "El concepto sobre esa etapa de la vida ha cambiado: ya no se habla de ancianos o vejez sino que se implementan términos como tercera edad o adultos mayores que carecen de una connotación peyorativa", expresa la psicoanalista, Graciela León.
Si bien las características de la persona influyen en el modo para encarar la tercera edad, según la psicóloga, se pueden adquirir hábitos que mejoren la calidad de vida.
Situaciones comunes
"Si tenemos que hablar de un denominador común en esa edad, psiquicamente el mayor impacto es producido por las pérdidas", destaca la profesional. Acompañando el paso del tiempo comienzan a manifestarse diferentes cambios. Opuesto al mensaje que recibimos de la cultura actual en la impera la imagen, según León, aparece la primera pérdida: la del cuerpo joven. "Aparecen nuevos síntomas que cuanto más viejos son, más se agudizan. Coincide con que también los hijos crecen, se van de casa y comienzan a hacer su propia vida. Una circunstancia que se vive como una pérdida parcial", sostiene.
Se termina la etapa de productividad laboral, en muchos casos quedan viudos, mueren amigos, y el proyecto de vida aparece casi cumplido, se requiere de un nuevo sentido, según explica la especialista.
"Es una edad de muchas pérdidas reales pero también puede ser un momento de adquisiciones: nuevos vínculos, nuevas actividades, nuevas necesidades... en el que se disfruta de otras cosas", dice León. Y agrega: "no hay borrón y cuenta nueva sino que lo importante es que ante las circunstancias se entrene la capacidad para sustituir la falta. Se pueda depositar afecto en otras personas o en otras actividades".
Recomendaciones
Para asegurarse una buena calidad de vida, los especialistas aconsejan poner en prácica algunos de estos hábitos:
- Tener un sentido en la vida que sirva como motivo o razón para vivir. Es beneficioso proponerse objetivos que muevan a amar y crear.
- Es de importancia fundamental mantener una vida activa física, mental y socialmente. Combatir la tendencia a la pasividad.
- Realizar alguna tarea o trabajo de participación útil. Ocuparse de alguna actividad que proporcione el placer de realizarse y de contribuir al bienestar social.
- La realización de tareas creativas, productivas que resulten satisfactorias, mejora el tono emocional y la calidad de vida.
- Mantener activas, entrenadas, las capacidades intelectuales con ejercicios de pensamiento creativo. Por ejemplo: pensar en varias formas de solucionar un problema, ver una cuestión desde distintos puntos de vista, generar nuevas ideas sobre una cuestión determinada o inventar nuevos modos de usar las mismas cosas.
- Realizar un programa de ejercicios físicos por lo menos tres veces por semana, por 20 o 30 minutos (gimnasia, caminata), preferentemente en grupo.
- Asumir una actitud optimista en la vida al enfocar los aspectos positivos de la realidad.
- Creer en el mejoramiento humano, pero no pasivamente sino a través del esfuerzo y del trabajo.
- Transmitir las experiencias y el saber acumulado de una vida, a las nuevas generaciones a través de la convivencia y los diálogos con jóvenes en distintos ámbitos de la vida.
Los estudios señalan que la falta de actividades fìsicas y mentales conducen a la tercera edad a la depresión, los estados de soledad y los predispone a enfermarse. No obstante, los avances de la medicina y la tecnología y la difusión de información a través de los medios han modificado el papel de los abuelos, convirtiéndolos en personas activas. "El concepto sobre esa etapa de la vida ha cambiado: ya no se habla de ancianos o vejez sino que se implementan términos como tercera edad o adultos mayores que carecen de una connotación peyorativa", expresa la psicoanalista, Graciela León.
Si bien las características de la persona influyen en el modo para encarar la tercera edad, según la psicóloga, se pueden adquirir hábitos que mejoren la calidad de vida.
Situaciones comunes
"Si tenemos que hablar de un denominador común en esa edad, psiquicamente el mayor impacto es producido por las pérdidas", destaca la profesional. Acompañando el paso del tiempo comienzan a manifestarse diferentes cambios. Opuesto al mensaje que recibimos de la cultura actual en la impera la imagen, según León, aparece la primera pérdida: la del cuerpo joven. "Aparecen nuevos síntomas que cuanto más viejos son, más se agudizan. Coincide con que también los hijos crecen, se van de casa y comienzan a hacer su propia vida. Una circunstancia que se vive como una pérdida parcial", sostiene.
Se termina la etapa de productividad laboral, en muchos casos quedan viudos, mueren amigos, y el proyecto de vida aparece casi cumplido, se requiere de un nuevo sentido, según explica la especialista.
"Es una edad de muchas pérdidas reales pero también puede ser un momento de adquisiciones: nuevos vínculos, nuevas actividades, nuevas necesidades... en el que se disfruta de otras cosas", dice León. Y agrega: "no hay borrón y cuenta nueva sino que lo importante es que ante las circunstancias se entrene la capacidad para sustituir la falta. Se pueda depositar afecto en otras personas o en otras actividades".
Recomendaciones
Para asegurarse una buena calidad de vida, los especialistas aconsejan poner en prácica algunos de estos hábitos:
- Tener un sentido en la vida que sirva como motivo o razón para vivir. Es beneficioso proponerse objetivos que muevan a amar y crear.
- Es de importancia fundamental mantener una vida activa física, mental y socialmente. Combatir la tendencia a la pasividad.
- Realizar alguna tarea o trabajo de participación útil. Ocuparse de alguna actividad que proporcione el placer de realizarse y de contribuir al bienestar social.
- La realización de tareas creativas, productivas que resulten satisfactorias, mejora el tono emocional y la calidad de vida.
- Mantener activas, entrenadas, las capacidades intelectuales con ejercicios de pensamiento creativo. Por ejemplo: pensar en varias formas de solucionar un problema, ver una cuestión desde distintos puntos de vista, generar nuevas ideas sobre una cuestión determinada o inventar nuevos modos de usar las mismas cosas.
- Realizar un programa de ejercicios físicos por lo menos tres veces por semana, por 20 o 30 minutos (gimnasia, caminata), preferentemente en grupo.
- Asumir una actitud optimista en la vida al enfocar los aspectos positivos de la realidad.
- Creer en el mejoramiento humano, pero no pasivamente sino a través del esfuerzo y del trabajo.
- Transmitir las experiencias y el saber acumulado de una vida, a las nuevas generaciones a través de la convivencia y los diálogos con jóvenes en distintos ámbitos de la vida.