17 Febrero 2008
LA GACETA / ANALIA JARAMILLO
Se recibió de abogado a los 20 años y ejerció la profesión durante más de seis décadas. A punto de cumplir 82, Carlos Alberto Bravo (al centro en la foto) continúa dirigiendo su estudio y dictando los escritos. Su memoria no solamente le responde con fidelidad en las lides del derecho, sino que le permite recuperar con satisfacción muchas imágenes y acontecimientos del pasado.
De la época en que tuvo un destacado papel en el desarrollo agroindustrial de nuestra provincia recuerda anécdotas y personas que considera admirables, como Juan Simón Padrós y Manuel García Fernández. De este último destacó su bondad y sentido paternal, que le creaba divergencias frente a otros, que veían todo con sentido empresarial. "Los que se fundieron fueron los que tenían sentido paternal", dijo Bravo, que fue docente universitario y ministro de Gobierno en la intervención de Carlos Imbaud. Aunque está jubilado formalmente, no pidió el cese de su matrícula porque el tope de los haberes le resulta demasiado bajo.
"Actualmente soy abogado de algunas empresas que, no obstante la edad, siguen confiando en mí. Aunque tengo empleados, leo todos los días la documentación y dicto los escritos -contó el letrado-. Por la noche, leo por placer novelas, biografías y temas históricos. Ultimamente leí sobre la vida de los Curie y me enteré con gran sorpresa que ellos en 1933 ya tenían bien definida la fisión del átomo, pero alertaban sobre el peligro que significaba fabricar una bomba atómica". Ahora está leyendo un libro muy extenso acerca de la vida de Pancho Villa, héroe de la revolución mexicana.
"Es evidente que tengo una buena salud que me permite andar sin grandes problemas. No hago gimnasia, pero camino y leo bastante", comentó finalmente.
De la época en que tuvo un destacado papel en el desarrollo agroindustrial de nuestra provincia recuerda anécdotas y personas que considera admirables, como Juan Simón Padrós y Manuel García Fernández. De este último destacó su bondad y sentido paternal, que le creaba divergencias frente a otros, que veían todo con sentido empresarial. "Los que se fundieron fueron los que tenían sentido paternal", dijo Bravo, que fue docente universitario y ministro de Gobierno en la intervención de Carlos Imbaud. Aunque está jubilado formalmente, no pidió el cese de su matrícula porque el tope de los haberes le resulta demasiado bajo.
"Actualmente soy abogado de algunas empresas que, no obstante la edad, siguen confiando en mí. Aunque tengo empleados, leo todos los días la documentación y dicto los escritos -contó el letrado-. Por la noche, leo por placer novelas, biografías y temas históricos. Ultimamente leí sobre la vida de los Curie y me enteré con gran sorpresa que ellos en 1933 ya tenían bien definida la fisión del átomo, pero alertaban sobre el peligro que significaba fabricar una bomba atómica". Ahora está leyendo un libro muy extenso acerca de la vida de Pancho Villa, héroe de la revolución mexicana.
"Es evidente que tengo una buena salud que me permite andar sin grandes problemas. No hago gimnasia, pero camino y leo bastante", comentó finalmente.