17 Febrero 2008
EJERCITACION. Los beneficios de la actividad física son múltiples.
Cada vez son más los adultos mayores que, alejados de prejuicios y complejos, se atreven a practicar deportes y eligen clases de actividad física, que se adaptan a sus necesidades.
A quienes la gimnasia no les despierta interés y buscan alguna actividad tranquila y saludable, la terapia corporal puede ser la solución. Hombres y mujeres de 60 a 95 años la eligen. "Son clases divertidas. Se trabaja con juegos, con dramatizaciones y con ayuda de la música. La finalidad es expresar con el cuerpo lo que no se dice oralmente", destaca la profesora Elsa Fernández, terapeuta corporal, que desde hace 19 años trabaja con alumnos de la tercera edad.
Los beneficios, según la profesora, son múltiples: mejora la circulación sanguínea, descontractura, tonifica los músculos, restablece la postura, incrementa la capacidad respiratoria, contribuye a pensar en positivo, se ríen, se distraen y alivia algunos dolores físicos y emocionales. "Se aprende a escuchar al cuerpo y se comparten los problemas (a través de la expresión corporal) con el otro", sostiene la profesora.
El ritmo y la intensidad son indicados por el instructor según las características de cada alumno. "Muchos vienen por prescripción médica y me cuentan si tienen alguna enfermedad o si hay algún ejercicio que no pueden hacer. Lo lindo es que entre ellas se solidarizan y si alguna tiene problemas para levantarse de la colchoneta, las demás la ayudan", cuenta la profesora.
Además de los aspectos físicos, en las clases se conversa sobre cuestiones de nutrición, la importancia de la calidad de los alimentos, de tomar preferentemente pocos medicamentos y se hacen juegos para ejercitar la mente en busca de una mejor calidad de vida.
Tener una actividad en esa etapa de la vida, manifiesta Fernández, es fundamental para sentirse bien. "Después de cumplir con todas las obligaciones de madre o padre, de esposa o marido, de hija, de profesional... en algunos casos de haber estado durante mucho tiempo a cargo de la casa , llega el momento de aprender a encarar la vida de otra manera, sin el trabajo o sin el par".
A quienes la gimnasia no les despierta interés y buscan alguna actividad tranquila y saludable, la terapia corporal puede ser la solución. Hombres y mujeres de 60 a 95 años la eligen. "Son clases divertidas. Se trabaja con juegos, con dramatizaciones y con ayuda de la música. La finalidad es expresar con el cuerpo lo que no se dice oralmente", destaca la profesora Elsa Fernández, terapeuta corporal, que desde hace 19 años trabaja con alumnos de la tercera edad.
Los beneficios, según la profesora, son múltiples: mejora la circulación sanguínea, descontractura, tonifica los músculos, restablece la postura, incrementa la capacidad respiratoria, contribuye a pensar en positivo, se ríen, se distraen y alivia algunos dolores físicos y emocionales. "Se aprende a escuchar al cuerpo y se comparten los problemas (a través de la expresión corporal) con el otro", sostiene la profesora.
El ritmo y la intensidad son indicados por el instructor según las características de cada alumno. "Muchos vienen por prescripción médica y me cuentan si tienen alguna enfermedad o si hay algún ejercicio que no pueden hacer. Lo lindo es que entre ellas se solidarizan y si alguna tiene problemas para levantarse de la colchoneta, las demás la ayudan", cuenta la profesora.
Además de los aspectos físicos, en las clases se conversa sobre cuestiones de nutrición, la importancia de la calidad de los alimentos, de tomar preferentemente pocos medicamentos y se hacen juegos para ejercitar la mente en busca de una mejor calidad de vida.
Tener una actividad en esa etapa de la vida, manifiesta Fernández, es fundamental para sentirse bien. "Después de cumplir con todas las obligaciones de madre o padre, de esposa o marido, de hija, de profesional... en algunos casos de haber estado durante mucho tiempo a cargo de la casa , llega el momento de aprender a encarar la vida de otra manera, sin el trabajo o sin el par".