27 Enero 2008
ENDEUDAMIENTO. Los economistas aconsejan tomar recaudos a la hora de decidir un crédito, para no comprometer la capacidad de pago. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
El que gasta, pierde. Y el que ahorra, también. Esa parece ser la disyuntiva que presenta el actual contexto económico-financiero nacional e internacional para los consumidores en general. En medio de una ola consumista, a la que está subida la mayoría de la población, las novedades que se produjeron en los mercados internacionales (caída de Bolsas de todo el mundo y rumores de que Estados Unidos entraría en recesión) llevan a los especialistas a recomendar una moderación en el gasto.
La palabra, aducen, no es ahorro, ya que los actuales niveles de inflación en la Argentina (de más del 20% en 2007, según cálculos de consultoras privadas) provocan que el dinero se desvalorice rápidamente cuando está guardado. En ese ámbito, es lícito gastarlo, en bienes durables por ejemplo, como una manera de resguardar valor. Sin embargo, por estos meses, la pauta no será la de tomar más o nuevo endeudamiento.
El contexto internacional
El cambio en la perspectiva de consumo surgió a partir de la continuidad de las turbulencias financieras que surgieron en Estados Unidos, y que llevaron a que los mercados de todo el mundo sufran fuertes bajas o vaivenes continuos. Según el analista bursátil Damián Valenzuela, esta situación no afectará directamente ni a la economía nacional ni los bolsillos de los trabajadores. "Lo que se produjo es una crisis de confianza, ya que los grandes inversores creen que EEUU no podrá evitar una recesión. Esa crisis se traslada, rápidamente, a todo el mundo. Lo recomendable sería que la gente comience a tomar ciertos recaudos y que ahorre o, al menos, que modere su nivel de endeudamiento, como para que no se topen con sorpresas desagradables", recomendó.
Ante esta circunstancia internacional adversa, las entidades financieras evitan financiar a las grandes empresas o las PyME y privilegian los créditos al consumo. Es otro incentivo para que las familias se endeuden, pero que deben tomar con cautela.
"Ante esta situación, la pregunta relevante es: ¿les conviene a las familias incrementar el endeudamiento? Como todo compromiso financiero que se pretenda asumir, la respuesta surgirá de la percepción que se tenga acerca del futuro contexto de la economía doméstica. Todo depende de cómo proyecte su capacidad de pago el potencial deudor", explica el economista Eduardo Robinson.
"Si una persona asume una deuda bancaria, hoy y mañana suben los impuestos o se incrementa la inflación, sin alterarse proporcionalmente su ingreso, se reduce la capacidad de pago y ese es el temor de los potenciales tomadores de crédito. A estos factores hay que añadir las condiciones de la deuda, como el plazo y las tasas que pueden ser fijas o variables. Al respecto, hay que tener en cuenta que en un contexto inflacionario, las tasas de interés inevitablemente tienden a subir. De ahí la reducción de las ofertas de tasas fijas. De hecho, cuando se presentan como tasas fijas es porque, o tienen incorporada la expectativa inflacionaria, o se suman otros costos de carácter operativo que suben el costo real del crédito. La variabilidad de las tasas es un factor de riesgo", agrega Robinson.
En igual sentido se pronunció el economista de la Universidad de Buenos Aires Carlos Martínez Pérez. "Ahora, todo el mundo consume. Consideran que el dinero no vale y que hay que gastarlo, pero tampoco no es tan así. Hay que ser conscientes de que el nivel de endeudamiento familiar está alcanzando niveles promedio peligrosos, del 45%, y que si continúa incrementándose la capacidad de pago se resentirá. En realidad, el problema no es que el nivel familiar de endeudamiento sea alto, sino que la inflación licúa los ingresos y hace mella en la finanzas hogareñas", concluyó el experto en consumo.
Realice un cuidadoso análisis de su situación financiera familiar. Es clave que se formule un listado con los gastos y que se calcule qué porcentaje de su sueldo está destinado a gastos fijos y al pago de créditos. De esa manera, sabrá que capacidad de gasto tiene.
Piense cuáles son sus perspectivas de ingresos para, al menos, el próximo año. Tenga en cuenta si su situación puede mejorar, si algún integrante de la familia obtendrá un nuevo ingreso o si está cerca de un ascenso laboral o de una recomposición de sueldo.
Al tomar un crédito, observe con detenimiento si la tasa es fija o variable. Tenga en cuenta que su deuda podrá incrementarse notablemente si las reglas de juego son variables.
Si desea realizar una inversión, asesórese adecuadamente sobre la oferta que hay en el mercado financiero y de valores. No se deje llevar por recomendaciones pasajeras o por las decisiones que tomaron algunas personas de su entorno. Lo ideal es encontrar una inversión acorde al monto del que dispone, al plazo al que pretende recuperar el dinero y al riesgo que está dispuesto a asumir.
La palabra, aducen, no es ahorro, ya que los actuales niveles de inflación en la Argentina (de más del 20% en 2007, según cálculos de consultoras privadas) provocan que el dinero se desvalorice rápidamente cuando está guardado. En ese ámbito, es lícito gastarlo, en bienes durables por ejemplo, como una manera de resguardar valor. Sin embargo, por estos meses, la pauta no será la de tomar más o nuevo endeudamiento.
El contexto internacional
El cambio en la perspectiva de consumo surgió a partir de la continuidad de las turbulencias financieras que surgieron en Estados Unidos, y que llevaron a que los mercados de todo el mundo sufran fuertes bajas o vaivenes continuos. Según el analista bursátil Damián Valenzuela, esta situación no afectará directamente ni a la economía nacional ni los bolsillos de los trabajadores. "Lo que se produjo es una crisis de confianza, ya que los grandes inversores creen que EEUU no podrá evitar una recesión. Esa crisis se traslada, rápidamente, a todo el mundo. Lo recomendable sería que la gente comience a tomar ciertos recaudos y que ahorre o, al menos, que modere su nivel de endeudamiento, como para que no se topen con sorpresas desagradables", recomendó.
Ante esta circunstancia internacional adversa, las entidades financieras evitan financiar a las grandes empresas o las PyME y privilegian los créditos al consumo. Es otro incentivo para que las familias se endeuden, pero que deben tomar con cautela.
"Ante esta situación, la pregunta relevante es: ¿les conviene a las familias incrementar el endeudamiento? Como todo compromiso financiero que se pretenda asumir, la respuesta surgirá de la percepción que se tenga acerca del futuro contexto de la economía doméstica. Todo depende de cómo proyecte su capacidad de pago el potencial deudor", explica el economista Eduardo Robinson.
"Si una persona asume una deuda bancaria, hoy y mañana suben los impuestos o se incrementa la inflación, sin alterarse proporcionalmente su ingreso, se reduce la capacidad de pago y ese es el temor de los potenciales tomadores de crédito. A estos factores hay que añadir las condiciones de la deuda, como el plazo y las tasas que pueden ser fijas o variables. Al respecto, hay que tener en cuenta que en un contexto inflacionario, las tasas de interés inevitablemente tienden a subir. De ahí la reducción de las ofertas de tasas fijas. De hecho, cuando se presentan como tasas fijas es porque, o tienen incorporada la expectativa inflacionaria, o se suman otros costos de carácter operativo que suben el costo real del crédito. La variabilidad de las tasas es un factor de riesgo", agrega Robinson.
En igual sentido se pronunció el economista de la Universidad de Buenos Aires Carlos Martínez Pérez. "Ahora, todo el mundo consume. Consideran que el dinero no vale y que hay que gastarlo, pero tampoco no es tan así. Hay que ser conscientes de que el nivel de endeudamiento familiar está alcanzando niveles promedio peligrosos, del 45%, y que si continúa incrementándose la capacidad de pago se resentirá. En realidad, el problema no es que el nivel familiar de endeudamiento sea alto, sino que la inflación licúa los ingresos y hace mella en la finanzas hogareñas", concluyó el experto en consumo.
Cuatro recomendaciones para que las finanzas no se desbaraten
Realice un cuidadoso análisis de su situación financiera familiar. Es clave que se formule un listado con los gastos y que se calcule qué porcentaje de su sueldo está destinado a gastos fijos y al pago de créditos. De esa manera, sabrá que capacidad de gasto tiene.
Piense cuáles son sus perspectivas de ingresos para, al menos, el próximo año. Tenga en cuenta si su situación puede mejorar, si algún integrante de la familia obtendrá un nuevo ingreso o si está cerca de un ascenso laboral o de una recomposición de sueldo.
Al tomar un crédito, observe con detenimiento si la tasa es fija o variable. Tenga en cuenta que su deuda podrá incrementarse notablemente si las reglas de juego son variables.
Si desea realizar una inversión, asesórese adecuadamente sobre la oferta que hay en el mercado financiero y de valores. No se deje llevar por recomendaciones pasajeras o por las decisiones que tomaron algunas personas de su entorno. Lo ideal es encontrar una inversión acorde al monto del que dispone, al plazo al que pretende recuperar el dinero y al riesgo que está dispuesto a asumir.
NOTICIAS RELACIONADAS