23 Enero 2008
Las Bolsas son centros privados de transacciones -funcionan en las ciudades más importantes de cada país, como Buenos Aires, Tokio o Nueva York- que componen el denominado mercado de capitales.
Así como en el mercado de hacienda se comercializa ganado, en el de capitales la compra-venta es de acciones de empresas o títulos públicos de un Estado.
Estos “papeles” (acciones o títulos) representan parte del capital o del pasivo de una empresa, o bien, parte de la deuda pública de una nación. La Argentina, por ejemplo, tiene parte de su deuda representada en estos títulos o bonos (algunos de ellos, el Par, el Discount, el Bogar, el Boden, etcétera).
Su valor crece o cae, por ejemplo, según la inflación o la evolución de la economía. Y el Estado argentino, cuando venza el plazo de cada título, deberá pagar en efectivo a su propietario (tenedor).
Estos “papeles” -bonos de la deuda o acciones de empresas- pueden quedar en manos de otras firmas privadas y de grandes inversores, así como de cualquier trabajador. De allí la importancia de las oscilaciones en las Bolsas. Estas suben o bajan en función de las expectativas (miedos o entusiasmo) sobre la marcha de la economía mundial o la de un país o la de una empresa, por ejemplo.
En las bolsas de países desarrollados, como Estados Unidos, es mucho dinero el que está en juego, a diferencia del mercado argentino, donde los montos operados son ínfimos en el contexto mundial.
En las Bolsas se opera a través de agentes y de sociedades de bolsa que constituyen los mercados de valores -adheridos a las Bolsas-. Estos son intermediarios autorizados a cursar las órdenes de transacciones. Para operar en la Bolsa porteña sólo se puede mediante un agente o una sociedad de Bolsa del mercado de valores de Buenos Aires y no de otro mercado.
Así como en el mercado de hacienda se comercializa ganado, en el de capitales la compra-venta es de acciones de empresas o títulos públicos de un Estado.
Estos “papeles” (acciones o títulos) representan parte del capital o del pasivo de una empresa, o bien, parte de la deuda pública de una nación. La Argentina, por ejemplo, tiene parte de su deuda representada en estos títulos o bonos (algunos de ellos, el Par, el Discount, el Bogar, el Boden, etcétera).
Su valor crece o cae, por ejemplo, según la inflación o la evolución de la economía. Y el Estado argentino, cuando venza el plazo de cada título, deberá pagar en efectivo a su propietario (tenedor).
Estos “papeles” -bonos de la deuda o acciones de empresas- pueden quedar en manos de otras firmas privadas y de grandes inversores, así como de cualquier trabajador. De allí la importancia de las oscilaciones en las Bolsas. Estas suben o bajan en función de las expectativas (miedos o entusiasmo) sobre la marcha de la economía mundial o la de un país o la de una empresa, por ejemplo.
En las bolsas de países desarrollados, como Estados Unidos, es mucho dinero el que está en juego, a diferencia del mercado argentino, donde los montos operados son ínfimos en el contexto mundial.
En las Bolsas se opera a través de agentes y de sociedades de bolsa que constituyen los mercados de valores -adheridos a las Bolsas-. Estos son intermediarios autorizados a cursar las órdenes de transacciones. Para operar en la Bolsa porteña sólo se puede mediante un agente o una sociedad de Bolsa del mercado de valores de Buenos Aires y no de otro mercado.