23 Enero 2008 Seguir en 
EL AUTO DE “SU”. El Mercedes estaba escondido en la estancia de Roviralta. ARCHIVO LA GACETA
No es la primera vez que en la Argentina los autos lujosos son el eje de una investigación diplomática. En los 90, varios dignatarios latinoaméricanos estuvieron envueltos en un caso similar al denunciado por la Cancillería. Entre 1991 y 1993, diplomáticos de países como Bolivia, Paraguay, Venezuela, España y Panamá, entre otros, fueron denunciados por importar autos con franquicias de la Cancillería para luego venderlos, según una nota publicada por “Clarín”.
El ejemplo más resonante de la época fue el escándalo que atravesó el ex embajador de Bolivia en Argentina entre 1989 y 1992, Agustín Saavedra Weisse, que fue denunciado por ingresar 152 autos de lujo con franquicia para diplomáticos y venderlos antes del tiempo mínimo exigido. Pero el negociado no terminaba allí. Luego se lo acusó de dos acciones ilegales más. Por un lado, la exportación de algunos de los autos al exterior, generándole ganancias estimadas en U$S 8 millones; por el otro, el entonces embajador habría nombrado a 40 bolivianos que residían en el país como miembros de la embajada para de esa manera mantener oculto el destino de los autos. La otra denuncia fue contra el embajador de Panamá, Pedro Escalona Ríos, que fue involucrado por el entonces juez en lo Económico, Enrique Otero, y el ex fiscal Ricardo Cavallero, en la importación de costosísimos autos para su posterior venta. La maniobra generaba miles de dólares para el comprador y un mercado integrado por empresarios y artistas. Eran capaces de comprar más de un auto por persona y solían ser fanáticos de los Mercedes Benz y los BMW.
Pero no sólo se exageró el pedido de las franquicias; también se descubrió otro caso en el que los importadores usaban excenciones para discapacitados.
Luego de la investigación y del desplazamiento del juez Otero por mal desempeño de sus funciones, se halló un Mercedes Benz importado de esa forma en la estancia de Huberto Roviralta, que había sido comprado por Susana Giménez, entonces pareja del hombre de campo. La conductora, acusada de encubrimiento de contrabando, pagó U$S 10.000 a la Aduana para que se cierre la causa judicial. También se investigó al actor Ricardo Darín, quien había comprado una camioneta japonesa.
El ejemplo más resonante de la época fue el escándalo que atravesó el ex embajador de Bolivia en Argentina entre 1989 y 1992, Agustín Saavedra Weisse, que fue denunciado por ingresar 152 autos de lujo con franquicia para diplomáticos y venderlos antes del tiempo mínimo exigido. Pero el negociado no terminaba allí. Luego se lo acusó de dos acciones ilegales más. Por un lado, la exportación de algunos de los autos al exterior, generándole ganancias estimadas en U$S 8 millones; por el otro, el entonces embajador habría nombrado a 40 bolivianos que residían en el país como miembros de la embajada para de esa manera mantener oculto el destino de los autos. La otra denuncia fue contra el embajador de Panamá, Pedro Escalona Ríos, que fue involucrado por el entonces juez en lo Económico, Enrique Otero, y el ex fiscal Ricardo Cavallero, en la importación de costosísimos autos para su posterior venta. La maniobra generaba miles de dólares para el comprador y un mercado integrado por empresarios y artistas. Eran capaces de comprar más de un auto por persona y solían ser fanáticos de los Mercedes Benz y los BMW.
Pero no sólo se exageró el pedido de las franquicias; también se descubrió otro caso en el que los importadores usaban excenciones para discapacitados.
Luego de la investigación y del desplazamiento del juez Otero por mal desempeño de sus funciones, se halló un Mercedes Benz importado de esa forma en la estancia de Huberto Roviralta, que había sido comprado por Susana Giménez, entonces pareja del hombre de campo. La conductora, acusada de encubrimiento de contrabando, pagó U$S 10.000 a la Aduana para que se cierre la causa judicial. También se investigó al actor Ricardo Darín, quien había comprado una camioneta japonesa.
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