20 Enero 2008
PROBLEMAS. Las veredas en mal estado complican el andar de los abuelos. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
Guillermo Fernández, de 70 años, sufrió un esguince de tobillo al pisar una baldosa floja en una vereda de la calle Laprida al 400. El hombre relató que tuvieron que ponerle un yeso y que deberá usar muletas durante los próximos meses hasta que se recupere. Fernández comentó que con las muletas se demora casi media hora en llegar a cobrar la jubilación porque las veredas están en mal estado.
"Vivo sobre la calle Jujuy, y los agujeros y desniveles de las veredas me retrasan. Cuando llego, la fila está muy larga y me da bronca porque tengo que esperar hasta el mediodía para cobrar", contó.
Los mayores de 60 años son los más propensos a lesionarse los tobillos, las rodillas y los huesos del brazo cuando transitan por veredas dañadas o irregulares, debido a que ha disminuido su calidad ósea y articulaciones más débiles. El traumatólogo Pedro Gauna explicó que las consultas por este tipo de lesiones aumentaron en un 40%.
Las complicaciones que puede generar una caída para una persona mayor difieren mucho del resto. El traumatólogo Fabián Landa sostuvo que los problemas más comunes que se registran son las fracturas de cadera y de húmero.
"El principal inconveniente que veo en las personas que atiendo son los ataques de los arrebatadores. Mínimamente, llega uno por día al sanatorio, con golpes o fracturas producto de esta situación. El cruzar las calles para los ancianos resulta todo un inconveniente. Los autos no les dan espacio para avanzar, deben cruzar rápido porque no los esperan y terminan con un golpe; muchas veces serio. A mis pacientes les recomiendo, cuando pasan los 75 años, que utilicen bastón para mejorar su estabilidad y que cuando salgan lo hagan, en la medida de lo posible, siempre acompañados", dijo.
Mantenimiento
La Ordenanza Municipal 2.073, sancionada en 1993, establece que el mantenimiento de las veredas de la ciudad es responsabilidad de los vecinos. La norma señala que las autoridades municipales o las empresas de servicios deben arreglarlas sólo cuando rompan la superficie del suelo para una obra pública o la instalación de un servicio.
La Dirección de Catastro de la Municipalidad de la capital está desarrollando operativos de control, desde marzo de 2004, para relevar el estado de las veredas en el casco viejo de la ciudad y registró unas 270 aceras dañadas en 90 manzanas. El director de la repartición, Eduardo Cárdenas, aseguró que, mediante intimaciones, lograron que alrededor de 100 veredas sean reparadas. "La idea es avanzar con el relevamiento hacia el microcentro y otros barrios de la ciudad", señaló el funcionario.
Algunos de los vecinos admitieron que no conocen las exigencias de la ordenanza. Ricardo Suárez vive en la calle Crisóstomo Alvarez al 800 y su vereda tiene muchas baldosas rotas. "No sabía que me correspondía arreglarla. De todas formas, no estoy de acuerdo con la disposición porque es un espacio público y debería encargarse el Estado", afirmó Suárez. En un edificio de Muñecas al 700 vive Sofía Varela, quien aceptó que la acera de su casa está dañada y afirmó que tampoco sabía que hay una ordenanza que la obliga a repararla.
Para acceder a algunos edificios los adultos mayores deben hacer grandes esfuerzos porque los escalones son demasiado altos o porque las rampas no tienen la pendiente adecuada. Es lo que los arquitectos llaman barreras arquitectónicas.
Según el especialista, la principal traba que hay en la provincia es la falta de cumplimiento de las leyes y de ordenanzas. Si esto se respetaría, hoy los abuelos tendrían una ciudad mucho más amigable, destacó.
"Un claro ejemplo de esto son las rampas: son muy pocas y donde están no tienen la pendiente que corresponde para que sean accesibles a los ancianos; son rampas de salto, no de descenso. Otra situación son las veredas: algunas están rotas; hay que caminar con mucho cuidado. En las esquinas donde hay rampas de descenso, al cruzar no hay otra para subir. ¡ Qué sentido tiene eso!", exclamó.
Los expertos en gerontología indicaron que el envejecimiento es un proceso biológico normal que produce cambios generales como ser: disminución funcional, aumento de la vulnerabilidad, y deterioro en la capacidad de adaptación y fragilidad. Estas personas deben afrontar una serie de conflictos que aparecen principalmente al momento de concretarse la jubilación.
Según la gerontóloga Estela Bechara, es fundamental tener en cuenta que esa persona mayor sigue siendo útil, con sus diferencias, pero mantiene su condición de persona. "El adulto mayor ha perdido espacios dentro de la sociedad, no hay una conciencia social que los ubique en el lugar que les corresponde. Debido a esto es muy común que se depriman", resaltó.
"Somos un país de viejos; los índices de la expectativa de vida han crecido. Sin embargo, socialmente no se tiene en cuenta esto. Hay que tomar conciencia de que no estamos frente a un inválido; sigue siendo una persona y hay que pensarlo como tal, dentro de una totalidad. No podrá hacer determinadas cosas, pero sí otras y eso hay que explotar. La contención que se le brinde es fundamental. Un viejo contenido es un viejo sano. Si está aislado, se enferma más", sostuvo Bechara.
Susana Crivelli, directora de Medicina Social de la Provincia, dijo: "es preciso mejorar las condiciones de vida del adulto mayor. Para esto es necesario un modelo de atención que promueva estilos de vida saludables, prevenir enfermedades y asistirlos integralmente. No se pueden olvidar los problemas de índole afectivo, social y económico que los afectan. Las patologías más comunes tales como la diabetes, el colesterol y enfermedades coronarias, pueden ser evitadas; por eso iniciamos un programa de prevención".
"Vivo sobre la calle Jujuy, y los agujeros y desniveles de las veredas me retrasan. Cuando llego, la fila está muy larga y me da bronca porque tengo que esperar hasta el mediodía para cobrar", contó.
Los mayores de 60 años son los más propensos a lesionarse los tobillos, las rodillas y los huesos del brazo cuando transitan por veredas dañadas o irregulares, debido a que ha disminuido su calidad ósea y articulaciones más débiles. El traumatólogo Pedro Gauna explicó que las consultas por este tipo de lesiones aumentaron en un 40%.
Las complicaciones que puede generar una caída para una persona mayor difieren mucho del resto. El traumatólogo Fabián Landa sostuvo que los problemas más comunes que se registran son las fracturas de cadera y de húmero.
"El principal inconveniente que veo en las personas que atiendo son los ataques de los arrebatadores. Mínimamente, llega uno por día al sanatorio, con golpes o fracturas producto de esta situación. El cruzar las calles para los ancianos resulta todo un inconveniente. Los autos no les dan espacio para avanzar, deben cruzar rápido porque no los esperan y terminan con un golpe; muchas veces serio. A mis pacientes les recomiendo, cuando pasan los 75 años, que utilicen bastón para mejorar su estabilidad y que cuando salgan lo hagan, en la medida de lo posible, siempre acompañados", dijo.
Mantenimiento
La Ordenanza Municipal 2.073, sancionada en 1993, establece que el mantenimiento de las veredas de la ciudad es responsabilidad de los vecinos. La norma señala que las autoridades municipales o las empresas de servicios deben arreglarlas sólo cuando rompan la superficie del suelo para una obra pública o la instalación de un servicio.
La Dirección de Catastro de la Municipalidad de la capital está desarrollando operativos de control, desde marzo de 2004, para relevar el estado de las veredas en el casco viejo de la ciudad y registró unas 270 aceras dañadas en 90 manzanas. El director de la repartición, Eduardo Cárdenas, aseguró que, mediante intimaciones, lograron que alrededor de 100 veredas sean reparadas. "La idea es avanzar con el relevamiento hacia el microcentro y otros barrios de la ciudad", señaló el funcionario.
Algunos de los vecinos admitieron que no conocen las exigencias de la ordenanza. Ricardo Suárez vive en la calle Crisóstomo Alvarez al 800 y su vereda tiene muchas baldosas rotas. "No sabía que me correspondía arreglarla. De todas formas, no estoy de acuerdo con la disposición porque es un espacio público y debería encargarse el Estado", afirmó Suárez. En un edificio de Muñecas al 700 vive Sofía Varela, quien aceptó que la acera de su casa está dañada y afirmó que tampoco sabía que hay una ordenanza que la obliga a repararla.
"Hay rampas que son de salto, no de descenso"
"No hay una educación para entender a los mayores y a las personas con discapacidad. Esta es una asignatura pendiente que tenemos como sociedad. Falta voluntad para hacer las cosas bien y no existe educación urbana", expresó el directivo del Colegio de Arquitectos de Tucumán, Julio Middagh.Para acceder a algunos edificios los adultos mayores deben hacer grandes esfuerzos porque los escalones son demasiado altos o porque las rampas no tienen la pendiente adecuada. Es lo que los arquitectos llaman barreras arquitectónicas.
Según el especialista, la principal traba que hay en la provincia es la falta de cumplimiento de las leyes y de ordenanzas. Si esto se respetaría, hoy los abuelos tendrían una ciudad mucho más amigable, destacó.
"Un claro ejemplo de esto son las rampas: son muy pocas y donde están no tienen la pendiente que corresponde para que sean accesibles a los ancianos; son rampas de salto, no de descenso. Otra situación son las veredas: algunas están rotas; hay que caminar con mucho cuidado. En las esquinas donde hay rampas de descenso, al cruzar no hay otra para subir. ¡ Qué sentido tiene eso!", exclamó.
Se duplicará la cantidad de ancianos en 2015
Según las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la población de personas que superan los 60 años se duplicará en 2015. Por eso es preciso que las sociedad se vaya adecuando para ofrecerles una mejor vida a los abuelos. Los expertos en gerontología indicaron que el envejecimiento es un proceso biológico normal que produce cambios generales como ser: disminución funcional, aumento de la vulnerabilidad, y deterioro en la capacidad de adaptación y fragilidad. Estas personas deben afrontar una serie de conflictos que aparecen principalmente al momento de concretarse la jubilación.
Según la gerontóloga Estela Bechara, es fundamental tener en cuenta que esa persona mayor sigue siendo útil, con sus diferencias, pero mantiene su condición de persona. "El adulto mayor ha perdido espacios dentro de la sociedad, no hay una conciencia social que los ubique en el lugar que les corresponde. Debido a esto es muy común que se depriman", resaltó.
"Somos un país de viejos; los índices de la expectativa de vida han crecido. Sin embargo, socialmente no se tiene en cuenta esto. Hay que tomar conciencia de que no estamos frente a un inválido; sigue siendo una persona y hay que pensarlo como tal, dentro de una totalidad. No podrá hacer determinadas cosas, pero sí otras y eso hay que explotar. La contención que se le brinde es fundamental. Un viejo contenido es un viejo sano. Si está aislado, se enferma más", sostuvo Bechara.
Susana Crivelli, directora de Medicina Social de la Provincia, dijo: "es preciso mejorar las condiciones de vida del adulto mayor. Para esto es necesario un modelo de atención que promueva estilos de vida saludables, prevenir enfermedades y asistirlos integralmente. No se pueden olvidar los problemas de índole afectivo, social y económico que los afectan. Las patologías más comunes tales como la diabetes, el colesterol y enfermedades coronarias, pueden ser evitadas; por eso iniciamos un programa de prevención".