11 Enero 2008
FELICIDAD Y EMOCION. Clara Roja, una de las rehenes en poder de las FARC, al momento de su liberación. AFP
BOGOTA, Colombia/CARACAS, Venezuela.- La ex política Clara Rojas, de 44 años, aseguró a su llegada a Caracas tras haber sido puesta en libertad por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que no sabe nada de su compañera de cautiverio Ingrid Betancourt desde hace tres años, cuando sus captores decidieron separarlas por motivos de seguridad.
En declaraciones desde la capital venezolana a la emisora radio Caracol, la ex aspirante a la vicepresidencia de Colombia dijo que está preocupada por la situación de la franco-colombiana, debido al estado depresivo con el que se la vio en las últimas pruebas de vida. "Ingrid, ánimo, espero verte aquí pronto", exclamó. Rojas también expresó su ilusión de abrazar a su hijo Emmanuel.
La mujer contó que le quitaron al menor cuando éste sólo tenía ocho meses de vida, y que el pasado mes de diciembre se enteró que el niño permanece bajo la custodia de las autoridades colombianas.
Lo cierto es que la liberación de Rojas y de Consuelo González de Perdomo abrió un nuevo capítulo en el conflicto que mantienen desde hace más de cuatro décadas las FARC y el Gobierno. En ambas partes afloraron los deseos de paz tras el feliz desenlace de la compleja operación que inició el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Esta mañana, la guerrilla indicó que la liberación es una esperanza para poner fin al prolongando conflicto interno. "Hemos dado este primer paso esperanzador que invita a pensar en la posibilidad de paz en nuestro país", dijo el grupo rebelde en un comunicado difundido por la Agencia Bolivariana de Prensa.
El presidente Alvaro Uribe, quien se niega a desmilitarizar la zona que exigen los rebeldes, también dio un paso adelante y reiteró su intención de negociar.
El Gobierno de Estados Unidos -histórico aliado de Colombia en la agresiva estrategia militar contra la guerrilla- aplaudió el rescate y solicitó a las FARC que libere a los tres estadounidenses que están en su poder desde 2002. Los hombres figuran, junto a Betancourt, entre los 45 rehenes canjeables por unos 500 rebeldes presos. (Télam-Reuters-Especial-AFP)
En declaraciones desde la capital venezolana a la emisora radio Caracol, la ex aspirante a la vicepresidencia de Colombia dijo que está preocupada por la situación de la franco-colombiana, debido al estado depresivo con el que se la vio en las últimas pruebas de vida. "Ingrid, ánimo, espero verte aquí pronto", exclamó. Rojas también expresó su ilusión de abrazar a su hijo Emmanuel.
La mujer contó que le quitaron al menor cuando éste sólo tenía ocho meses de vida, y que el pasado mes de diciembre se enteró que el niño permanece bajo la custodia de las autoridades colombianas.
Lo cierto es que la liberación de Rojas y de Consuelo González de Perdomo abrió un nuevo capítulo en el conflicto que mantienen desde hace más de cuatro décadas las FARC y el Gobierno. En ambas partes afloraron los deseos de paz tras el feliz desenlace de la compleja operación que inició el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
Esta mañana, la guerrilla indicó que la liberación es una esperanza para poner fin al prolongando conflicto interno. "Hemos dado este primer paso esperanzador que invita a pensar en la posibilidad de paz en nuestro país", dijo el grupo rebelde en un comunicado difundido por la Agencia Bolivariana de Prensa.
El presidente Alvaro Uribe, quien se niega a desmilitarizar la zona que exigen los rebeldes, también dio un paso adelante y reiteró su intención de negociar.
El Gobierno de Estados Unidos -histórico aliado de Colombia en la agresiva estrategia militar contra la guerrilla- aplaudió el rescate y solicitó a las FARC que libere a los tres estadounidenses que están en su poder desde 2002. Los hombres figuran, junto a Betancourt, entre los 45 rehenes canjeables por unos 500 rebeldes presos. (Télam-Reuters-Especial-AFP)
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