04 Enero 2008

En la casa de la familia Escobar, en la calle Uruguay del barrio de Villa Santillán, todo es tristeza y silencio. Sentados a la mesa de la modesta cocina, y bajo los efectos de sedantes, los padres Esther Liébana y Mario relataron cómo surgió la pasión de "Marito" por la radiofonía.
"Todos los días armaba micrófonos con ruleros y se paseaba por el fondo de la casa hablando solo, sin parar", recordó la mujer de 77 años.
El padre contó que en varias ocasiones, durante la infancia, lo dejaban al cuidado de una vecina que vivía a la vuelta de su casa, en Viamonte al 1.200, donde funcionaba la carpintería de Carlos Huber, un amigo de la familia. "Allí, Marito también jugaba a ser locutor. Hacía micrófonos de madera y los unía, con un hilo, a dos maderas más grandes que eran los parlantes e inventaba transmisiones de radio. Se notaba que le apasionaba", rememoró el padre.
Mario Escobar terminó la secundaria en la Escuela Técnica Nº3, donde se recibió de técnico mecánico, Pero su destino era trabajar en la radio. "Cuando terminó la secundaria, se hizo amigo de un locutor de radio Splendid, donde empezó cubriendo partidos de fútbol. Y nunca más se alejó de su verdadera pasión", relató Liébana en una breve charla con nuestro diario. LA GACETA.com
"Todos los días armaba micrófonos con ruleros y se paseaba por el fondo de la casa hablando solo, sin parar", recordó la mujer de 77 años.
El padre contó que en varias ocasiones, durante la infancia, lo dejaban al cuidado de una vecina que vivía a la vuelta de su casa, en Viamonte al 1.200, donde funcionaba la carpintería de Carlos Huber, un amigo de la familia. "Allí, Marito también jugaba a ser locutor. Hacía micrófonos de madera y los unía, con un hilo, a dos maderas más grandes que eran los parlantes e inventaba transmisiones de radio. Se notaba que le apasionaba", rememoró el padre.
Mario Escobar terminó la secundaria en la Escuela Técnica Nº3, donde se recibió de técnico mecánico, Pero su destino era trabajar en la radio. "Cuando terminó la secundaria, se hizo amigo de un locutor de radio Splendid, donde empezó cubriendo partidos de fútbol. Y nunca más se alejó de su verdadera pasión", relató Liébana en una breve charla con nuestro diario. LA GACETA.com
NOTICIAS RELACIONADAS