02 Enero 2008
EXPECTANTE. La madre de Clara Rojas anhelaba reencontrarse con su hija y conocer a su nieto. REUTERS
BOGOTA, Colombia/CARACAS, Venezuela.- Patricia Perdomo no podía dejar de imaginar el beso que le daría a Consuelo González de Perdomo, su madre. Clara de Rojas pensaba que ocurriría lo mismo cuando se encontrara con su hija y cuando conociera a su nieto. En vano, los parientes de las dos rehenes se prepararon para recibirlas.
De hecho -según un artículo del diario "El País", de España- Patricia ya había comprado el regalo para su madre: un perfume. Sabía que se arriesgaba porque después de tanto tiempo en el monte era posible que a Consuelo ya no le interesaran las fragancias. Igual le había preparado un set. Sin embargo, de la trunca fiesta de recepción no iba a participar el esposo de la ex política, quien falleció de un infarto durante el cautiverio de la mujer.
Clara de Rojas también había preparado obsequios. Adquirió ropas para su nieto y un libro para la hija perdida hace más de seis años. Y en vísperas de la frustrada liberación, los miedos se dispararon en las dos familias. "Dios quiera que todo salga bien", rogaba de Rojas en Caracas, donde aguardaba el desenlace del plan bautizado como su nieto (operativo Emmanuel).
La mujer contaba que desde que su hija fue raptada por la guerrilla colombiana, pasaron muchos años. "Fueron tiempos largos, por lo que la expectativa es muy grande. Ojalá que todo se pueda resolver satisfactoriamente y con tanto cuidado como lo han venido planeando", anhelaba la semana pasada.Ignoraba, por aquel entonces, que el operativo fracasaría. (Especial-DyN)
De hecho -según un artículo del diario "El País", de España- Patricia ya había comprado el regalo para su madre: un perfume. Sabía que se arriesgaba porque después de tanto tiempo en el monte era posible que a Consuelo ya no le interesaran las fragancias. Igual le había preparado un set. Sin embargo, de la trunca fiesta de recepción no iba a participar el esposo de la ex política, quien falleció de un infarto durante el cautiverio de la mujer.
Clara de Rojas también había preparado obsequios. Adquirió ropas para su nieto y un libro para la hija perdida hace más de seis años. Y en vísperas de la frustrada liberación, los miedos se dispararon en las dos familias. "Dios quiera que todo salga bien", rogaba de Rojas en Caracas, donde aguardaba el desenlace del plan bautizado como su nieto (operativo Emmanuel).
La mujer contaba que desde que su hija fue raptada por la guerrilla colombiana, pasaron muchos años. "Fueron tiempos largos, por lo que la expectativa es muy grande. Ojalá que todo se pueda resolver satisfactoriamente y con tanto cuidado como lo han venido planeando", anhelaba la semana pasada.Ignoraba, por aquel entonces, que el operativo fracasaría. (Especial-DyN)
Lo más popular