20 Diciembre 2007
El gobernador va sobre todo y contra todos
El titular del PE necesita alcanzar todos sus objetivos en el primer semestre de su segundo mandato. En Tucumán no hay espacios de encuentros con la sociedad civil. Por Fabio Ariel Ladetto - Redacción LA GACETA.
La decisión del binomio José Alperovich-Juan Manzur es avanzar sobre todo y contra todos en el primer semestre de gestión. Pero gobernador y vice no están en un pie de igualdad: uno ordena y el otro ejecuta. Los que están por debajo acatan. Este esquema primitivo les obliga a llevarse puestos en la inercia del impulso a quienes no opinan igual dentro de sus propias filas, donde se impone un mensaje más cercano al mando militar tradicional que al horizontalismo propio de los debates democráticos. La lógica es que quien tiene el control de la billetera (Alperovich en la Provincia, Manzur en la casa chica parlamentaria) tiene la razón. Al resto le queda encolumnarse o retirarse, nada más. Y a la oposición, ver su propia debilidad de fuerzas e incluso de ideas alternativas, porque cuando se pierde en los votos, se debe aguzar el ingenio para ganar en el pensamiento. Lo grave es cuando no pasa lo uno ni lo otro.
El plazo autoimpuesto no es caprichoso. A partir del retorno de los legisladores a sus bancas en febrero/marzo de 2008, varias cosas pueden cambiar. Los problemas internos en el bloque Tucumán Crece impiden augurar el tiempo que durará la unidad, al fragor de la lucha por los espacios de poder en las mesas de conducción del Poder Legislativo y de las comisiones.
Este llevarse a todos por delante incluye a las instituciones intermedias de la sociedad. Engolosinado por el número de legisladores obedientes, Alperovich avanza sobre lo que no consiguió con el rebelde Fernando Juri. Por un lado, castigará al Colegio de Abogados por su posición respecto de la reforma constitucional al sacarle el flujo diario de recursos, mientras que sobrevuela el fantasma del quite del control de la matrícula. Por el otro, aumentará el volumen de las arcas del Estado con la venta de numerosas propiedades de gran importancia para la construcción y el mantenimiento de la memoria tucumana, pese al rechazo de todos los especialistas en arquitectura, cultura y patrimonio histórico. Este aspecto intangible tiene un valor que excede la cotización del mercado y que no se puede medir en moneda, la que parece ser la única referencia que se emplea en el gabinete provincial.
Estas dos leyes implican mucho más de lo que dicen sus textos. Demuestran la voluntad de quien ejerce el Gobierno de no dialogar con nadie, de imponer su voluntad a diestra y siniestra, de demostrar que puede hacer lo que le da la real gana. La ausencia de contactos con los referentes de la comunidad organizada deriva en un autoaislamiento en despachos lujosos, donde se maneja todo por teléfono.
En el mismo orden del día, se tratará el DNU para habilitar una línea crediticia que permitirá jubilarse a los magistrados y funcionarios del Poder Judicial con el 82% de su sueldo actual. Esto demuestra, una vez más, que la única herramienta que le interesa manejar al PE es el dinero. Te presto, te controlo.
Ausencias
Hace dos semanas, en la Capital Federal, se realizó el II Encuentro Nacional "Hacia un nuevo vínculo entre Estado y sociedad civil", organizado en forma conjunta por la Subsecretaría para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). La reunión sirvió para afianzar lazos y analizar la dinámica de interacción entre funcionarios de distinto nivel (municipales, provinciales y nacionales) y organizaciones no gubernamentales.
En la oportunidad, se presentó el libro "Construyendo confianza", que resume las conclusiones del I Encuentro Nacional, realizado en diciembre de 2006. En esa ocasión, el Poder Ejecutivo de Tucumán estuvo representado por el secretario de Planeamiento, Julio Saguir. También concurrió el entonces intendente de Yerba Buena, Roberto Martínez Zavalía, y parte de su gabinete. En esta nueva ronda, no hubo ningún invitado del Estado tucumano, en cualquier expresión. Saguir vio frustrada su aspiración de ser ministro de Educación, y el delfín de Martínez Zavalía, Pablo Majul, perdió las elecciones frente a Daniel Toledo. Pero los motivos de las ausencias, tal vez, deban analizarse por encima de la coyuntura política y avanzar sobre la metodología del hacer las cosas que tiene el Gobierno local, descripta antes, al analizar el contenido de la sesión de hoy.
El esquema dominante en Tucumán, según los hechos políticos impulsados por el alperovichismo, demuestra que no existe campo para construir un vínculo positivo y creativo entre el Estado y la sociedad civil ni hay lazos que permitan generar confianza entre dirigentes sociales y funcionarios, tal como se pretende en otros espacios y se declama desde la Nación. De no cambiar esta realidad; de mantener el nivel de enfrentamiento; de seguir pensando que las decisiones están reservadas a unos pocos (muy pocos) encolumnados en cargos públicos; de continuar con la segregación del que opina distinto, se podrán ganar comicios, pero difícilmente se alcance el bien común.
El plazo autoimpuesto no es caprichoso. A partir del retorno de los legisladores a sus bancas en febrero/marzo de 2008, varias cosas pueden cambiar. Los problemas internos en el bloque Tucumán Crece impiden augurar el tiempo que durará la unidad, al fragor de la lucha por los espacios de poder en las mesas de conducción del Poder Legislativo y de las comisiones.
Este llevarse a todos por delante incluye a las instituciones intermedias de la sociedad. Engolosinado por el número de legisladores obedientes, Alperovich avanza sobre lo que no consiguió con el rebelde Fernando Juri. Por un lado, castigará al Colegio de Abogados por su posición respecto de la reforma constitucional al sacarle el flujo diario de recursos, mientras que sobrevuela el fantasma del quite del control de la matrícula. Por el otro, aumentará el volumen de las arcas del Estado con la venta de numerosas propiedades de gran importancia para la construcción y el mantenimiento de la memoria tucumana, pese al rechazo de todos los especialistas en arquitectura, cultura y patrimonio histórico. Este aspecto intangible tiene un valor que excede la cotización del mercado y que no se puede medir en moneda, la que parece ser la única referencia que se emplea en el gabinete provincial.
Estas dos leyes implican mucho más de lo que dicen sus textos. Demuestran la voluntad de quien ejerce el Gobierno de no dialogar con nadie, de imponer su voluntad a diestra y siniestra, de demostrar que puede hacer lo que le da la real gana. La ausencia de contactos con los referentes de la comunidad organizada deriva en un autoaislamiento en despachos lujosos, donde se maneja todo por teléfono.
En el mismo orden del día, se tratará el DNU para habilitar una línea crediticia que permitirá jubilarse a los magistrados y funcionarios del Poder Judicial con el 82% de su sueldo actual. Esto demuestra, una vez más, que la única herramienta que le interesa manejar al PE es el dinero. Te presto, te controlo.
Ausencias
Hace dos semanas, en la Capital Federal, se realizó el II Encuentro Nacional "Hacia un nuevo vínculo entre Estado y sociedad civil", organizado en forma conjunta por la Subsecretaría para la Reforma Institucional y Fortalecimiento de la Democracia de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec). La reunión sirvió para afianzar lazos y analizar la dinámica de interacción entre funcionarios de distinto nivel (municipales, provinciales y nacionales) y organizaciones no gubernamentales.
En la oportunidad, se presentó el libro "Construyendo confianza", que resume las conclusiones del I Encuentro Nacional, realizado en diciembre de 2006. En esa ocasión, el Poder Ejecutivo de Tucumán estuvo representado por el secretario de Planeamiento, Julio Saguir. También concurrió el entonces intendente de Yerba Buena, Roberto Martínez Zavalía, y parte de su gabinete. En esta nueva ronda, no hubo ningún invitado del Estado tucumano, en cualquier expresión. Saguir vio frustrada su aspiración de ser ministro de Educación, y el delfín de Martínez Zavalía, Pablo Majul, perdió las elecciones frente a Daniel Toledo. Pero los motivos de las ausencias, tal vez, deban analizarse por encima de la coyuntura política y avanzar sobre la metodología del hacer las cosas que tiene el Gobierno local, descripta antes, al analizar el contenido de la sesión de hoy.
El esquema dominante en Tucumán, según los hechos políticos impulsados por el alperovichismo, demuestra que no existe campo para construir un vínculo positivo y creativo entre el Estado y la sociedad civil ni hay lazos que permitan generar confianza entre dirigentes sociales y funcionarios, tal como se pretende en otros espacios y se declama desde la Nación. De no cambiar esta realidad; de mantener el nivel de enfrentamiento; de seguir pensando que las decisiones están reservadas a unos pocos (muy pocos) encolumnados en cargos públicos; de continuar con la segregación del que opina distinto, se podrán ganar comicios, pero difícilmente se alcance el bien común.