El potrero vive en la zurda de Hernández

El potrero vive en la zurda de Hernández

A los 21 años, Pablo es una de las figuras de Atlético, que el viernes lo tuvo como guía de lujo.

COMPROBADO. Pablo puede conducir al equipo “decano”. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO COMPROBADO. Pablo puede conducir al equipo “decano”. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
09 Diciembre 2007
Pablo Hernández nunca pudo haber sido boxeador, pues es demasiado buen futbolista como para herirse sin siquiera una pelota de por medio. Delgado, alto y de una zurda genial, no es que le esquive al juego brusco. Todo lo contrario: “La Blanca” es una cancha que le enseñó sobre piernas fuertes y paradas bravas.
Durante más de seis años recorrió las canchas de Buenos Aires vistiendo las camisetas de Quilmes y de Racing. Llegó a entrenarse con el plantel profesional de “la academia”, cuando Diego Simeone era el técnico. Sin embargo, agentes externos lo trajeron de vuelta. Finalmente, Atlético se jugó por él; lo adoptó y ahora disfruta cada vez que despliega su juego, como sucedió el viernes frente a Juventud, de San Luis.

- Se regaló una buena despedida de año...
- Tuve la suerte de andar bien y de contribuir para el triunfo. Si alguien me decía hace seis meses que iba a terminar así la temporada lo hubiese tomado como una broma. Cuando llegué al club busqué consolidarme en la Liga, pero todo sucedió muy rápido.

- Debió superar una pequeña tormenta para regresar al primer equipo. ¿Qué pasó?
- No me molestó. Quizás con el torneo avanzado me di cuenta de dónde estaba y me costó madurarlo. Tenemos un plantel numeroso. Hay grandes jugadores y encontré buenos amigos. Pero con 20 años no fue fácil aceptar la realidad.

- ¿Tiene un puesto fijo?
- De pibe jugué como doble cinco y me quedó la costumbre de tirar pelotazos. Me gusta, y por eso me siento cómodo con jugadores como Zerrizuela y Paratore. También me llevo muy bien con Sarría.

- También puede defender, y sobresale en el juego aéreo.
- Esto se lo debo a mi papá -Pedro Hernández, ex zaguero de Central Norte- que saltaba bien y despejaba todo. De él aprendí esos movimientos.

- ¿Le resulta difícil mantener los pies sobre la tierra?
-  No, para nada. Soy el mismo de siempre, con los mismos amigos. He jugado en el potrero, descalzo, donde hay que poner huevos. Sé de dónde vengo y agradezco la familia que tengo.

“Estaba emocionado y no pudo dormir en toda la noche”

Nueva México 410, Barrio El Molino, en Villa 9 de Julio. Para llegar hay que pasar por la cancha de “La Blanca”. A pocos metros vive Pedro Pablo Hernández, en una humilde casa donde su padre Pedro comenzó a construir una habitación. Falta mucho, pero una escalera permite comprobar que pronto la vivienda tendrá dos plantas.
La entrevista estaba pactada y la  familia esperaba impaciente. En el living hay muchas fotos de Pablo con la camiseta de Atlético y en el  árbol de Navidad luce el trofeo del programa Atlético Monumental, entregado por su gran actuación del viernes.  “No pudo dormir en toda la noche. Estaba muy emocionado”, señaló Pedro, mientras presentaba a su señora, Sandra Quijano, que desde el 91 no iba a un campo de juego. “Ese día salimos campeones con Central Norte”, recuerda el ex defensor, mientras escuchaban sus hijos Paola (22 años), Nicolás (14), Darío (12) y Adrián (8), todos deportistas.
“Sólo voy a verlo a Darío cuando juega en UTA. Pero esta vez intenté darle una sospresa a Pablo. Sin embargo, sus hermanos no pudieron guardar el secreto y le dijeron que íbamos a estar en el codo de Bolivia y Laprida. Por eso fue a gritar el gol en ese sector. No nos encontró porque finalmente nos ubicamos detrás del banco de suplentes”, contó Sandra.
El esfuerzo que hace Pablo para jugar en Atlético es enorme. “Cada vez que va al entrenamiento en el estadio, sale una hora y media antes, ya que va caminando. Cuando van a UTA se toma un colectivo hasta la Terminal y Zerrizuela o Avila Lucena lo llevan”, reveló.

Es el segundo Ricardo Villa
Punto de vista. Por Pedro Hernández - Padre de Pablo, ex defensor de Central Norte

Es un segundo Ricardo Julio Villa. Tiene salto, temperamento y recupera la pelota con mucha facilidad. Es una mezcla de mi hermano Daniel, en lo que se refiere a la habilidad, y de lo que aportaba yo. Tiene todo para triunfar, depende exclusivamente de él. Cuando finalizó el partido le dije a mi señora: “jugó para más de nueve”. Y eso que soy muy crítico en ese aspecto. Cada vez que puedo voy a las prácticas y le doy consejos; Pablo puede adaptarse a cualquier función y eso es muy importante en el fútbol actual. Recuerdo que, jugando en Quinta, salió campeón en Quilmes. En Racing, cuando jugaba en Cuarta, lo hacía de doble cinco y sus compañeros lo comparaban con Fernando Redondo. Tiene grandes condiciones de jugador pero, sobre todo, es un excelente ser humano.

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