28 Noviembre 2007
TERAPIA. Los niños escuchan sonidos y realizan ejercicios de respiración. LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
"El sonido, dirigido correctamente, puede actuar sobre el sistema bioenergético del cuerpo", afirma el músico, docente e investigador Mario Corradini, que se encuentra entre los pioneros de la Biomúsica.
El interés por abrir una escuela de Biomúsica en Tucumán lo trajo a esta provincia, donde dictó una charla experimental para operadores y para interesados en general.
Corradini es un marplatense que desde hace 17 años está radicado en Roma, donde además de trabajar en la composición musical, se dedicó a investigar las propiedades terapéuticas del sonido. Así surgió la Escuela de Biomúsica y Músicoterapia Evolutiva, de la cual es director, y que se ha expandido hacia varios países de Europa y de América latina.
Corradini indicó que la Biomúsica es una de las ramas de la Musicoterapia. Aclaró que las técnicas de Biomúsica pueden aplicarse en muchos campos, pero siempre como un apoyo terapéutico; nunca en reemplazo de los tratamientos indicados por los médicos.
En su caso particular, en Roma usa la Biomúsica para la rehabilitación de personas con problemas de adicciones a las drogas ilegales, tanto en escuelas, como en grupos e instituciones, y con niños o adultos. "En Biomúsica nos servimos de ciertas palabras o conjunto de sonidos vocales que ayudan a limpiar y tonificar nuestro sistema bioenergético. Utilizamos todo el material que nos pueda servir: integramos la música a los juegos, al canto, a la libre expresión, a la creatividad, a ejercicios de respiración, a las narraciones y a la fantasía guiada", destacó.
Corradini subrayó que no es necesario saber música para ser un operador de Biomúsica y contó que el objetivo de estas intervenciones "es contribuir a cambiar una realidad psíquica y emocional no deseada en otra realidad de características positivas para la vida del individuo, que le permitan un mejor contacto consigo y los demás".
El experto fue invitado a Tucumán por la Fundación Integrar. "Comenzamos a aplicar la Biomúsica como apoyo a los chicos hipoacúsicos. Pero con el tiempo, nos fueron llegando niños con otros problemas, como discapacidades motrices o enfermedades neuronales. Como vimos que los resultados son positivos, nos fuimos capacitando para poder absorber a todos", comentó la operadora de Biomúsica Silvia de Stok. Los interesados en conocer sobre el tema, pueden acercarse a la sede de la institución, en Bolívar 108.
El interés por abrir una escuela de Biomúsica en Tucumán lo trajo a esta provincia, donde dictó una charla experimental para operadores y para interesados en general.
Corradini es un marplatense que desde hace 17 años está radicado en Roma, donde además de trabajar en la composición musical, se dedicó a investigar las propiedades terapéuticas del sonido. Así surgió la Escuela de Biomúsica y Músicoterapia Evolutiva, de la cual es director, y que se ha expandido hacia varios países de Europa y de América latina.
Corradini indicó que la Biomúsica es una de las ramas de la Musicoterapia. Aclaró que las técnicas de Biomúsica pueden aplicarse en muchos campos, pero siempre como un apoyo terapéutico; nunca en reemplazo de los tratamientos indicados por los médicos.
En su caso particular, en Roma usa la Biomúsica para la rehabilitación de personas con problemas de adicciones a las drogas ilegales, tanto en escuelas, como en grupos e instituciones, y con niños o adultos. "En Biomúsica nos servimos de ciertas palabras o conjunto de sonidos vocales que ayudan a limpiar y tonificar nuestro sistema bioenergético. Utilizamos todo el material que nos pueda servir: integramos la música a los juegos, al canto, a la libre expresión, a la creatividad, a ejercicios de respiración, a las narraciones y a la fantasía guiada", destacó.
Corradini subrayó que no es necesario saber música para ser un operador de Biomúsica y contó que el objetivo de estas intervenciones "es contribuir a cambiar una realidad psíquica y emocional no deseada en otra realidad de características positivas para la vida del individuo, que le permitan un mejor contacto consigo y los demás".
El experto fue invitado a Tucumán por la Fundación Integrar. "Comenzamos a aplicar la Biomúsica como apoyo a los chicos hipoacúsicos. Pero con el tiempo, nos fueron llegando niños con otros problemas, como discapacidades motrices o enfermedades neuronales. Como vimos que los resultados son positivos, nos fuimos capacitando para poder absorber a todos", comentó la operadora de Biomúsica Silvia de Stok. Los interesados en conocer sobre el tema, pueden acercarse a la sede de la institución, en Bolívar 108.
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