25 Octubre 2007
UN HITO PARA LA AVIACION. Tanto el despegue como el aterrizaje se han vivido con intensa emoción en los dos aeropuertos. REUTERS
SIDNEY, Australia.- El Airbus A380, el mayor avión de línea de la historia, aterrizó hoy en Sidney, procedente de Singapur, al término de su primer vuelo comercial.
El primer ejemplar del A380 -entregado por Airbus a la compañía Singapore Airlines- había despegado del aeropuerto de Changi con 455 pasajeros a bordo. En este vuelo inicial se recaudó 1,3 millones de dólares en pasajes, que serán entregados a obras de caridad.El modelo que voló hoy (lujoso y espacioso) está configurado con sólo 471 asientos. En su versión estándar, en cambio, el súper jumbo puede transportar a 525 pasajeros. Y hay más: el charter tiene capacidad para 853 viajeros.
El vuelo marcó el fin de una larga espera para la compañía aérea y para la constructora, que aplazó un año y medio la entrega de su aparato a causa de problemas de industrialización, en particular en el ensamblaje de los cables eléctricos.
Observados por cientos de empleados del aeropuerto y fanáticos de la aviación, los pasajeros del vuelo inaugural desembarcaron sin complicaciones. El húmedo calor australiano no pareció haber hecho mella en su ánimo, ya que descendieron entusiasmados.
"Fue un vuelo increíble. La gente a bordo lo convirtió todo en una fiesta. En primera clase la comida era de lujo, con filete para todos", contó Ross Greenwood, un periodista de la cadena de televisión australiana Channel Nine que participó del viaje. (Reuters-DPA)
El primer ejemplar del A380 -entregado por Airbus a la compañía Singapore Airlines- había despegado del aeropuerto de Changi con 455 pasajeros a bordo. En este vuelo inicial se recaudó 1,3 millones de dólares en pasajes, que serán entregados a obras de caridad.El modelo que voló hoy (lujoso y espacioso) está configurado con sólo 471 asientos. En su versión estándar, en cambio, el súper jumbo puede transportar a 525 pasajeros. Y hay más: el charter tiene capacidad para 853 viajeros.
El vuelo marcó el fin de una larga espera para la compañía aérea y para la constructora, que aplazó un año y medio la entrega de su aparato a causa de problemas de industrialización, en particular en el ensamblaje de los cables eléctricos.
Observados por cientos de empleados del aeropuerto y fanáticos de la aviación, los pasajeros del vuelo inaugural desembarcaron sin complicaciones. El húmedo calor australiano no pareció haber hecho mella en su ánimo, ya que descendieron entusiasmados.
"Fue un vuelo increíble. La gente a bordo lo convirtió todo en una fiesta. En primera clase la comida era de lujo, con filete para todos", contó Ross Greenwood, un periodista de la cadena de televisión australiana Channel Nine que participó del viaje. (Reuters-DPA)
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