18 Octubre 2007
Un análisis de Jorge Figueroa, Redacción LA GACETA.
Si hay algún artista polémico, provocador y combativo en Argentina, ese es el viejo León Ferrari. El premio que se le acaba de dar en Venecia es toda una señal en ese sentido. Su preocupación siempre fue la crítica al poder y al sistema dominante, lo que se particularizó en su casi enfermizo anticlericalismo, lo que le valió persecución, exilio y exposiciones censuradas (aún en democracia). León Ferrari (que aún recuerda a su hijo detenido-desaparecido por la dictadura militar) no sólo ha sido un ejemplo con su lucha consecuente. También lo es con producción artística: en 1968 participó en el movimiento "Tucumán arde". Con sus 87 años, Ferrari es uno de los artistas más contemporáneos del país, porque desde los años 60 ha experimentado con todos los lenguajes artísticos y con todas los materiales: ha hecho de la experimentación conceptual su propio arte. Los jóvenes tienen en Ferrari mucho que aprender: de su arte y de su vida.
Si hay algún artista polémico, provocador y combativo en Argentina, ese es el viejo León Ferrari. El premio que se le acaba de dar en Venecia es toda una señal en ese sentido. Su preocupación siempre fue la crítica al poder y al sistema dominante, lo que se particularizó en su casi enfermizo anticlericalismo, lo que le valió persecución, exilio y exposiciones censuradas (aún en democracia). León Ferrari (que aún recuerda a su hijo detenido-desaparecido por la dictadura militar) no sólo ha sido un ejemplo con su lucha consecuente. También lo es con producción artística: en 1968 participó en el movimiento "Tucumán arde". Con sus 87 años, Ferrari es uno de los artistas más contemporáneos del país, porque desde los años 60 ha experimentado con todos los lenguajes artísticos y con todas los materiales: ha hecho de la experimentación conceptual su propio arte. Los jóvenes tienen en Ferrari mucho que aprender: de su arte y de su vida.
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