12 Octubre 2007
La raza hispánica, “la raza cósmica”, como la denominó certeramente el mexicano José Vasconcelos, es un asunto que preocupa a nuestros críticos. Así, nos dicen con énfasis que la Conferencia Internacional de Pueblos indígenas resolvió protestar enérgicamente en contra de los racistas contemporáneos, que todavía festejan y escriben artículos sobre el Día de la Raza.
Esto también tiene a maltraer al argentino Abel Posse, que dice que hablar de raza, refiriéndose a los hombres de América, es demencial. Naturalmente, ninguno de ellos conoce lo que significa el Día de la Raza para los españoles y para los hispanoamericanos que la festejan. Y es extraño que un diplomático como el señor Posse (que ha estado de embajador en España) no tenga un amplio conocimiento de ello.
Para empezar, el Día de la Raza no fue cosa de los españoles sino de un americano, el presidente argentino Hipólito Yrigoyen, que instituyó ese día como fiesta nacional con tal nombre (mediante un decreto de 1922).
La solemnidad del 12 de Octubre venía celebrándose desde 1915 en Madrid, en Barcelona y en otras ciudades españolas y americanas para conmemorar el descubrimiento de América. Esta fiesta fue iniciada por la Casa de América de Barcelona y otras entidades hispanoamericanas. El 12 de octubre de 1917 fue declarado fiesta nacional por Decreto Real.
Hay que alejar de esa fiesta todo imperialismo que no sea el de la raza espiritual encarnada en el lenguaje; lenguaje de blancos, indios, negros, mestizos y mulatos; de cristianos, de no cristianos y de ateos. Y si se entiende bien lo de raza, no está mal hablar de Fiesta de la Raza, entre otras cosas, como dice Miguel de Unamuno, para que rabien los que no se resignan al dominio de la lengua española.
Reunión familiar
Según el estadounidense Samuel Guy Inman, el Día de la Raza se celebra no para conmemorar el descubrimiento del continente sino para exaltar, como en una reunión familiar, la consanguinidad de toda la América Hispana con las madres patrias, España y Portugal. Y para confirmar esta idea es posible concluir con un fragmento de “Defensa de la Hispanidad”, de Ramiro de Maeztu: “... y tan arraigado está en nosotros este sentido de universalidad, que hemos instituido la fiesta del 12 de Octubre, que es la fecha del Descubrimiento de América, para celebrar el momento en que se inició la comunidad de todos los pueblos: blancos, negros, indios, malayos o mestizos que hablan nuestra lengua y profesan nuestra fe. Y la hemos llamado ‘Fiesta de la Raza’ a pesar de la obvia impropiedad de la palabra, nosotros que nunca sentimos el orgullo del color de la piel, precisamente para proclamar ante el mundo que la raza, para nosotros, está constituida por el habla y la fe, que son espíritu, y no por las oscuridades protoplásmicas”. (Para LA GACETA)
Esto también tiene a maltraer al argentino Abel Posse, que dice que hablar de raza, refiriéndose a los hombres de América, es demencial. Naturalmente, ninguno de ellos conoce lo que significa el Día de la Raza para los españoles y para los hispanoamericanos que la festejan. Y es extraño que un diplomático como el señor Posse (que ha estado de embajador en España) no tenga un amplio conocimiento de ello.
Para empezar, el Día de la Raza no fue cosa de los españoles sino de un americano, el presidente argentino Hipólito Yrigoyen, que instituyó ese día como fiesta nacional con tal nombre (mediante un decreto de 1922).
La solemnidad del 12 de Octubre venía celebrándose desde 1915 en Madrid, en Barcelona y en otras ciudades españolas y americanas para conmemorar el descubrimiento de América. Esta fiesta fue iniciada por la Casa de América de Barcelona y otras entidades hispanoamericanas. El 12 de octubre de 1917 fue declarado fiesta nacional por Decreto Real.
Hay que alejar de esa fiesta todo imperialismo que no sea el de la raza espiritual encarnada en el lenguaje; lenguaje de blancos, indios, negros, mestizos y mulatos; de cristianos, de no cristianos y de ateos. Y si se entiende bien lo de raza, no está mal hablar de Fiesta de la Raza, entre otras cosas, como dice Miguel de Unamuno, para que rabien los que no se resignan al dominio de la lengua española.
Reunión familiar
Según el estadounidense Samuel Guy Inman, el Día de la Raza se celebra no para conmemorar el descubrimiento del continente sino para exaltar, como en una reunión familiar, la consanguinidad de toda la América Hispana con las madres patrias, España y Portugal. Y para confirmar esta idea es posible concluir con un fragmento de “Defensa de la Hispanidad”, de Ramiro de Maeztu: “... y tan arraigado está en nosotros este sentido de universalidad, que hemos instituido la fiesta del 12 de Octubre, que es la fecha del Descubrimiento de América, para celebrar el momento en que se inició la comunidad de todos los pueblos: blancos, negros, indios, malayos o mestizos que hablan nuestra lengua y profesan nuestra fe. Y la hemos llamado ‘Fiesta de la Raza’ a pesar de la obvia impropiedad de la palabra, nosotros que nunca sentimos el orgullo del color de la piel, precisamente para proclamar ante el mundo que la raza, para nosotros, está constituida por el habla y la fe, que son espíritu, y no por las oscuridades protoplásmicas”. (Para LA GACETA)