10 Septiembre 2007
Lo que parece una crisis de los adolescentes no es más que el espejo del fracaso de los adultos y de la debacle de la sociedad. Sobre este concepto pivota la psicoanalista Norma Contini cuando habla de la violencia entre los jóvenes. “La violencia o la agresividad son aprendizajes sociales. Por eso creo que no hay que hacer foco en el adolescente. El sistema social es violento, y eso es lo que aprendió el chico. Los adultos le decimos que esos son modos habituales de comunicarse”, enfatizó la profesional.
La experta, que dirigió una investigación sobre el bienestar psicológico entre los adolescentes, sostiene, sin embargo, que no todos los chicos están en crisis, aunque sí hay signos alarmantes de soledad entre ellos. De la investigación, realizada en base a charlas con unos 600 chicos de escasos recursos y 300 de ingresos medios o altos, las situaciones problemáticas más frecuentes que refieren los entrevistados son, en primer lugar, los conflictos familiares y luego las pérdidas con significación afectiva (peleas con sus amigos o amores no correspondidos, por ejemplo).
Según Contini, la tormenta adolescente no es un trastorno psicopatológico en sí mismo, pero es necesario que los adultos estén atentos a las señales que dan los chicos, ya que muchas veces esos pedidos de ayuda no son registrados por los adultos.
“Los adolescentes están solos, no importa a la clase social a la que pertenezcan. Los padres de los chicos que viven en la pobreza están demasiado preocupados por sobrevivir y no los pueden acompañar en su crecimiento. Y los de las clases media y media alta están inmersos en el fenómeno del consumismo, preocupados por sus proyectos personales”, especificó.
La experta, que dirigió una investigación sobre el bienestar psicológico entre los adolescentes, sostiene, sin embargo, que no todos los chicos están en crisis, aunque sí hay signos alarmantes de soledad entre ellos. De la investigación, realizada en base a charlas con unos 600 chicos de escasos recursos y 300 de ingresos medios o altos, las situaciones problemáticas más frecuentes que refieren los entrevistados son, en primer lugar, los conflictos familiares y luego las pérdidas con significación afectiva (peleas con sus amigos o amores no correspondidos, por ejemplo).
Según Contini, la tormenta adolescente no es un trastorno psicopatológico en sí mismo, pero es necesario que los adultos estén atentos a las señales que dan los chicos, ya que muchas veces esos pedidos de ayuda no son registrados por los adultos.
“Los adolescentes están solos, no importa a la clase social a la que pertenezcan. Los padres de los chicos que viven en la pobreza están demasiado preocupados por sobrevivir y no los pueden acompañar en su crecimiento. Y los de las clases media y media alta están inmersos en el fenómeno del consumismo, preocupados por sus proyectos personales”, especificó.
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