20 Agosto 2007
ALIVIO. Paratore recibe el saludo de sus compañeros, tras su vuelta al gol.LA GACETA / ENVIADO ESPECIAL HECTOR PERALTA
SAN JUAN (Enviado especial).- Del dicho al hecho hay un solo trecho. En todo caso, un trecho de 800 kilómetros. Todo empezó en LA GACETA. Carlos Paratore y Sebastián Longo aceptaban palpitar el debut en tierras conocidas. Dijo Paratore ayer: "cuando jugué en San Martín de San Juan y enfrentaba a Desamparados me pintaban la casa, me rayaban el auto... Para colmo, el arquero (Emanuel Guirado) vive al frente de mi casa. No saben lo que es la madre... Les quiero ganar como sea".
Cuando el sanjuanino contaba las horas para cortar un año sin festejos oficiales, el mendocino se frotó las manos. En la cancha, se entendió la sorpresa que le tenía preparada en forma de pelota aérea, ideal para que esa melena rubia saltara para anticiparse a Guirado. "El anuncio de LA GACETA dio resultado: centro de Longo, gol mío. Sabíamos que la primera jugada iba a ser así, porque ellos tiraban el off side. Por suerte se cortó la mufa", cuenta Paratore.
Después de morder el pasto en Perico (roja y última vez del Clausura), la sequía de Paratore no se cortaba en los amistosos. Desde el 8 de octubre, contra 9 de Julio de Rafaela, el punta no gritaba. Por eso el sacudón al alambrado, sin importarle la tarjeta de Arco, que comprendió la alegría y no lo amonestó. "Se me había ido la costumbre, por eso me subí al alambrado. ¿Sabés una cosa? Cuando festejé, me acordé de la madre del arquero".
"Fue un momento muy fuerte, se me pasaron 10.000 cosas por la cabeza: la alegría, el momento, la adrenalina, quería ir a compartirlo con toda la gente que hizo un gran esfuerzo para alentarnos. Por eso me trepé", reconoció.
Cuando el sanjuanino contaba las horas para cortar un año sin festejos oficiales, el mendocino se frotó las manos. En la cancha, se entendió la sorpresa que le tenía preparada en forma de pelota aérea, ideal para que esa melena rubia saltara para anticiparse a Guirado. "El anuncio de LA GACETA dio resultado: centro de Longo, gol mío. Sabíamos que la primera jugada iba a ser así, porque ellos tiraban el off side. Por suerte se cortó la mufa", cuenta Paratore.
Después de morder el pasto en Perico (roja y última vez del Clausura), la sequía de Paratore no se cortaba en los amistosos. Desde el 8 de octubre, contra 9 de Julio de Rafaela, el punta no gritaba. Por eso el sacudón al alambrado, sin importarle la tarjeta de Arco, que comprendió la alegría y no lo amonestó. "Se me había ido la costumbre, por eso me subí al alambrado. ¿Sabés una cosa? Cuando festejé, me acordé de la madre del arquero".
"Fue un momento muy fuerte, se me pasaron 10.000 cosas por la cabeza: la alegría, el momento, la adrenalina, quería ir a compartirlo con toda la gente que hizo un gran esfuerzo para alentarnos. Por eso me trepé", reconoció.