19 Agosto 2007
Las cinco leyendas que componen este libro pertenecen a diferentes regiones de nuestro país. Han sido conservadas por la tradición oral y recogidas por Cristina Bajo (cordobesa), que las entreteje con cálidos recuerdos de su infancia.
En el fondo de estas historias no es difícil advertir el íntimo y fresco, incomparable, olor a tierra viva, desnuda y húmeda de nuestras raíces argentinas, la remota esencia nacional, tan manoseada en estos tiempos por los falsarios y traficantes, que da vergüenza mencionar.
Estas leyendas portan más de un siglo en la memoria oral y hay tanto mensaje subyacente en ellas, tantos conceptos actuales que estremecen; hay tan profundo amor a la tierra, que uno no puede menos que pensar en los argentinos, sobre todo los jóvenes, que se fueron del país, en los que quieren irse y en los que desean retornar porque el desarraigo los está desalmando (sacándoles, con dolor, el alma). Ello nos lleva a sentir cuán profundo es este libro.
"Si he de morir, que sea en la tierra donde he nacido, donde nacieron mis padres", dice uno de los personajes. Habría que agregar: "en la que guarda mis muertos, en la que cantan mis pájaros".
Evidentemente, por su lenguaje y por su estilo, este libro ha sido pensado para los niños (así lo ratifican las actividades para el aula de las páginas finales) pero qué bueno sería que lo leyeran también los adultos. © LA GACETA
En el fondo de estas historias no es difícil advertir el íntimo y fresco, incomparable, olor a tierra viva, desnuda y húmeda de nuestras raíces argentinas, la remota esencia nacional, tan manoseada en estos tiempos por los falsarios y traficantes, que da vergüenza mencionar.
Estas leyendas portan más de un siglo en la memoria oral y hay tanto mensaje subyacente en ellas, tantos conceptos actuales que estremecen; hay tan profundo amor a la tierra, que uno no puede menos que pensar en los argentinos, sobre todo los jóvenes, que se fueron del país, en los que quieren irse y en los que desean retornar porque el desarraigo los está desalmando (sacándoles, con dolor, el alma). Ello nos lleva a sentir cuán profundo es este libro.
"Si he de morir, que sea en la tierra donde he nacido, donde nacieron mis padres", dice uno de los personajes. Habría que agregar: "en la que guarda mis muertos, en la que cantan mis pájaros".
Evidentemente, por su lenguaje y por su estilo, este libro ha sido pensado para los niños (así lo ratifican las actividades para el aula de las páginas finales) pero qué bueno sería que lo leyeran también los adultos. © LA GACETA
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