17 Agosto 2007
Para explicar brevemente las causas de los problemas en los mercados financieros hay que ir hasta principios de 2001, cuando la Fed de EEUU decidió bajar la tasa de interés, con el objetivo de evitar una recesión. El objetivo se logró, pero la elevada liquidez resultante fomentó la compra de inmuebles y el crecimiento del mercado de hipotecas y el de hipotecas de riesgo, las que tienen menos garantías, llamadas subprime.
Cuando el valor de las propiedades comenzó a bajar y los propietarios comenzaron a tener inconvenientes para cancelar sus deudas, emitidas por entidades crediticias que, para ampliar el negocio, vendieron las hipotecas a bancos, que a su vez las colocaron en fondos de inversión. Ante la caída del valor de los inmuebles, los fondos de inversión comenzaron a perder inversores, porque la burbuja inmobiliaria se desinflaba y las entidades que otorgaron los préstamos anunciaban creciente insolvencia y menores ganancias. La lógica que influye en la caída de los mercados es que, al tener que rescatar fondos con menos valor que el que tenían, los inversores intuyen que los bancos enfrentarán problemas de iliquidez o que restringirán el crédito.
Sin embargo, una de las principales diferencias respecto a cimbronazos más recientes - Tequila en 1995, la crisis asiática en 1997 o la rusa en 1998 - son las sólidas condiciones de la mayor parte de los bancos centrales, que pueden inyectar fondos e impedir que entre en recesión la principal economía mundial, la de EEUU. Por lo tanto, cuánto durarán los derrumbes bursátiles depende en gran medida de la inyección de fondos que decidan efectuar los bancos centrales asistiendo a los bancos.
El mercado local
Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias para la economía real estas pérdidas financieras, y cómo repercute en los ingresos familiares? A aquellas personas que no poseen inversiones en activos financieros, parecería que están lejos de verse afectados. Sin embargo, no es así. Como una parte del ahorro de las familias con excedentes financieros se canaliza al mercado de capitales -compran acciones o bonos- al registrar pérdidas financieras se ven obligadas a recortar parte de sus gastos, porque sus activos han perdido valor. Con lo cual, demandan menos servicios y productos. Este hecho hace que las personas que, si bien no tienen inversiones financieras, venden menos servicios o productos, lo que los termina afectando. Pero, en el caso particular de la economía argentina, si bien hay pérdidas financieras por las caídas de los mercados locales, simultáneamente hay una situación favorable de la economía real, dados los altos precios de los principales productos de exportación de Argentina. Es decir, si bien se pierde por el lado financiero, el efecto desde el punto de vista macroeconómico se compensa por el lado de la economía real. Con lo cual hay un efecto ambiguo en Argentina, lo que hace muy prematuro predecir el efecto neto que los temblores financieros pueden tener. (Especial para LA GACETA)
Cuando el valor de las propiedades comenzó a bajar y los propietarios comenzaron a tener inconvenientes para cancelar sus deudas, emitidas por entidades crediticias que, para ampliar el negocio, vendieron las hipotecas a bancos, que a su vez las colocaron en fondos de inversión. Ante la caída del valor de los inmuebles, los fondos de inversión comenzaron a perder inversores, porque la burbuja inmobiliaria se desinflaba y las entidades que otorgaron los préstamos anunciaban creciente insolvencia y menores ganancias. La lógica que influye en la caída de los mercados es que, al tener que rescatar fondos con menos valor que el que tenían, los inversores intuyen que los bancos enfrentarán problemas de iliquidez o que restringirán el crédito.
Sin embargo, una de las principales diferencias respecto a cimbronazos más recientes - Tequila en 1995, la crisis asiática en 1997 o la rusa en 1998 - son las sólidas condiciones de la mayor parte de los bancos centrales, que pueden inyectar fondos e impedir que entre en recesión la principal economía mundial, la de EEUU. Por lo tanto, cuánto durarán los derrumbes bursátiles depende en gran medida de la inyección de fondos que decidan efectuar los bancos centrales asistiendo a los bancos.
El mercado local
Ahora bien, ¿cuáles son las consecuencias para la economía real estas pérdidas financieras, y cómo repercute en los ingresos familiares? A aquellas personas que no poseen inversiones en activos financieros, parecería que están lejos de verse afectados. Sin embargo, no es así. Como una parte del ahorro de las familias con excedentes financieros se canaliza al mercado de capitales -compran acciones o bonos- al registrar pérdidas financieras se ven obligadas a recortar parte de sus gastos, porque sus activos han perdido valor. Con lo cual, demandan menos servicios y productos. Este hecho hace que las personas que, si bien no tienen inversiones financieras, venden menos servicios o productos, lo que los termina afectando. Pero, en el caso particular de la economía argentina, si bien hay pérdidas financieras por las caídas de los mercados locales, simultáneamente hay una situación favorable de la economía real, dados los altos precios de los principales productos de exportación de Argentina. Es decir, si bien se pierde por el lado financiero, el efecto desde el punto de vista macroeconómico se compensa por el lado de la economía real. Con lo cual hay un efecto ambiguo en Argentina, lo que hace muy prematuro predecir el efecto neto que los temblores financieros pueden tener. (Especial para LA GACETA)