12 Agosto 2007
PRACTICA HABITUAL. Cada vez es mayor la cantidad de clientes que opta por pagar o financiar sus compras con tarjetas de crédito o de débito. ARCHIVO LA GACETA
"Con tarjeta". La frase es la que escuchan en una de cada tres ventas que realizan comerciantes y empresarios de todo el país, cuando preguntan a sus clientes con qué medio van a pagar sus compras. El mercado de las tarjetas de crédito, en mayor medida, y de débito, en menor cuantía, se expandió un 33,7% entre junio del año pasado e igual mes de 2007, según el Centro de Estudios Financieros para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar) que integran los principales bancos del país. Con esas cifras, alrededor del 30% del consumo se paga con "dinero plástico".
La devolución del IVA que se consigue a través del pago con tarjeta (del 3%, en el caso de las de crédito, y del 5%, en el caso de las de débito), la extensión de los plazos de financiación sin interés y las bonificaciones en estaciones de servicio, cadenas de supermercados y cadenas de electrodomésticos son elementos que colaboraron para modificar las pautas de pago de los individuos, que desde hace ya varios años comenzaron a optar, masivamente, por la utilización del plástico.
Pero el fuerte crecimiento del sector surgió luego de una debacle que caló hondo en el sistema financiero. Los efectos de la crisis de 2001 dejaron fuera de circulación a 4,5 millones de tarjetas de crédito, según un informe sobre ese mercado elaborado por la consultora especializada en entidades financieras NotiBancos.com. Luego, la mejora de la economía, la devolución del IVA y las agresivas campañas de marketing realizadas por los bancos fueron los factores que determinaron que el stock de plásticos emitidos por entidades financieras alcanzara los 13,4 millones de unidades a diciembre de 2006, registrando un crecimiento de 5,1 millones de unidades en los últimos dos años.
"Las tarjetas de crédito están financiando tres niveles de compra. El primero responde a un conjunto de compras de consumo cotidiano, como indumentaria u otros. Otro segmento, que no es el mayoritario, utiliza el dinero plástico para adquirir bienes durables, como heladeras. El último nivel es el que tiene que ver con lo que llamamos el ?sueldo flotante?, que son las compras en supermercados o en combustibles, que es una especie de deuda flotante que los consumidores renuevan mes a mes", explicó el presidente de la Fundación Mercado, el economista Oscar Liberman.
Ventajas para los usuarios
Respecto de este último punto, del denominado "sueldo flotante", Liberman especificó que si se quitara la tarjeta de crédito a esos usuarios, sería como si perdiera un 30% del sueldo, que es el dinero que todos los meses financia con dinero plástico en concepto de combustible y supermercado. En este sentido, especificó que ese "extra" que permite utilizar la tarjeta es uno de los beneficios de este sistema de financiación.
El titular de la Fundación Mercado también afirmó que el dinero plástico representa una protección contra la inflación. "Los consumidores perciben que los precios suben día a día y por eso optan por realizar todas las compras del mes los primeros días de cada período y así evitan pagar los aumentos que se dan a lo largo de esos 30 días. Igual sucede con los bienes que se adquieren con tarjetas y se pagan en cuotas, ya que los valores quedan congelados al del mes en que se lo adquirió. No se actualiza a lo largo del plazo de financiación", sostuvo.
¿Cuál es la ventaja que obtienen, entonces, los bancos y las compañías emisoras de tarjetas de crédito?, fue la pregunta que surgió ante la serie de ventajas que aparenta tener la compra con tarjetas. Según Liberman, son varios los beneficios para los emisores del plástico. "Los porcentajes que le cobran a los comerciantes, las comisiones que reciben y los intereses que cobran. En el caso de las firmas que ofrecen planes largos de financiación sin interés, en el medio pueden colocar otros productos a esos clientes o cobrar otro tipo de tasas a quienes compran más allá del límite de financiación que tiene. Siempre alguien paga los beneficios que reciben algunos. Muchas veces son un grupo de consumidores u otros actores de la cadena de financiación que involucra el mercado de tarjetas de crédito. Pero las compañías no trabajan a pérdida. Eso es claro", especificó. Agregó que, cuando realmente ofrecen planes de financiación a interés cero, las financieras igual ganan colocando todo el dinero que tiene invertido en sus clientes en el mercado de valores, que además se realiza en dólares.
Una herencia de Domingo Cavallo
El ex ministro de Economía de la Nación, Domingo Cavallo, fue uno de los principales impulsores de la expansión de la utilización de las tarjetas para pagar y financiar el consumo. Fue Cavallo el que instrumentó la devolución del 3% y del 5% para las compras con tarjetas de crédito y de débito, respectivamente, para estimular la utilización de los medios de pago electrónicos y la bancarización. Con ello buscó, en aquel momento, alentar el alicaído nivel de consumo y las arcas públicas, ya que el uso de tarjetas contribuye a blanquear las operaciones.
Un mercadoen expansión
Entre junio de 2006 e igual mes de este año, el financiamiento total con tarjetas de crédito en el país creció 33,7%. Esto implica que, en 12 meses, el stock total de créditos otorgados vía plásticos en la Argentina pasó de $ 6.594,5 millones a $ 8.815,9 millones, según el Centro de Estudios Financieros para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar), que integran los principales bancos del país. La incentivación al consumo, los largos planes de financiación y la agresiva campaña publicitaria de las compañías financieras contribuyeron a la expansión.
La devolución del IVA que se consigue a través del pago con tarjeta (del 3%, en el caso de las de crédito, y del 5%, en el caso de las de débito), la extensión de los plazos de financiación sin interés y las bonificaciones en estaciones de servicio, cadenas de supermercados y cadenas de electrodomésticos son elementos que colaboraron para modificar las pautas de pago de los individuos, que desde hace ya varios años comenzaron a optar, masivamente, por la utilización del plástico.
Pero el fuerte crecimiento del sector surgió luego de una debacle que caló hondo en el sistema financiero. Los efectos de la crisis de 2001 dejaron fuera de circulación a 4,5 millones de tarjetas de crédito, según un informe sobre ese mercado elaborado por la consultora especializada en entidades financieras NotiBancos.com. Luego, la mejora de la economía, la devolución del IVA y las agresivas campañas de marketing realizadas por los bancos fueron los factores que determinaron que el stock de plásticos emitidos por entidades financieras alcanzara los 13,4 millones de unidades a diciembre de 2006, registrando un crecimiento de 5,1 millones de unidades en los últimos dos años.
"Las tarjetas de crédito están financiando tres niveles de compra. El primero responde a un conjunto de compras de consumo cotidiano, como indumentaria u otros. Otro segmento, que no es el mayoritario, utiliza el dinero plástico para adquirir bienes durables, como heladeras. El último nivel es el que tiene que ver con lo que llamamos el ?sueldo flotante?, que son las compras en supermercados o en combustibles, que es una especie de deuda flotante que los consumidores renuevan mes a mes", explicó el presidente de la Fundación Mercado, el economista Oscar Liberman.
Ventajas para los usuarios
Respecto de este último punto, del denominado "sueldo flotante", Liberman especificó que si se quitara la tarjeta de crédito a esos usuarios, sería como si perdiera un 30% del sueldo, que es el dinero que todos los meses financia con dinero plástico en concepto de combustible y supermercado. En este sentido, especificó que ese "extra" que permite utilizar la tarjeta es uno de los beneficios de este sistema de financiación.
El titular de la Fundación Mercado también afirmó que el dinero plástico representa una protección contra la inflación. "Los consumidores perciben que los precios suben día a día y por eso optan por realizar todas las compras del mes los primeros días de cada período y así evitan pagar los aumentos que se dan a lo largo de esos 30 días. Igual sucede con los bienes que se adquieren con tarjetas y se pagan en cuotas, ya que los valores quedan congelados al del mes en que se lo adquirió. No se actualiza a lo largo del plazo de financiación", sostuvo.
¿Cuál es la ventaja que obtienen, entonces, los bancos y las compañías emisoras de tarjetas de crédito?, fue la pregunta que surgió ante la serie de ventajas que aparenta tener la compra con tarjetas. Según Liberman, son varios los beneficios para los emisores del plástico. "Los porcentajes que le cobran a los comerciantes, las comisiones que reciben y los intereses que cobran. En el caso de las firmas que ofrecen planes largos de financiación sin interés, en el medio pueden colocar otros productos a esos clientes o cobrar otro tipo de tasas a quienes compran más allá del límite de financiación que tiene. Siempre alguien paga los beneficios que reciben algunos. Muchas veces son un grupo de consumidores u otros actores de la cadena de financiación que involucra el mercado de tarjetas de crédito. Pero las compañías no trabajan a pérdida. Eso es claro", especificó. Agregó que, cuando realmente ofrecen planes de financiación a interés cero, las financieras igual ganan colocando todo el dinero que tiene invertido en sus clientes en el mercado de valores, que además se realiza en dólares.
Una herencia de Domingo Cavallo
El ex ministro de Economía de la Nación, Domingo Cavallo, fue uno de los principales impulsores de la expansión de la utilización de las tarjetas para pagar y financiar el consumo. Fue Cavallo el que instrumentó la devolución del 3% y del 5% para las compras con tarjetas de crédito y de débito, respectivamente, para estimular la utilización de los medios de pago electrónicos y la bancarización. Con ello buscó, en aquel momento, alentar el alicaído nivel de consumo y las arcas públicas, ya que el uso de tarjetas contribuye a blanquear las operaciones.
Un mercadoen expansión
Entre junio de 2006 e igual mes de este año, el financiamiento total con tarjetas de crédito en el país creció 33,7%. Esto implica que, en 12 meses, el stock total de créditos otorgados vía plásticos en la Argentina pasó de $ 6.594,5 millones a $ 8.815,9 millones, según el Centro de Estudios Financieros para el Desarrollo de la Argentina (Cefidar), que integran los principales bancos del país. La incentivación al consumo, los largos planes de financiación y la agresiva campaña publicitaria de las compañías financieras contribuyeron a la expansión.