Carmen Sylva, poeta y reina
Por Alina Diaconú, para LA GACETA - Buenos Aires. La profundidad de la obra de la poeta alemana, que reinó en Rumania durante 46 años, no pierde vigor. Según uno de sus críticos, si hubiera escrito en rumano, estaría al frente de toda una generación de escritoras de ese país.
para ser vista; la inteligencia detrás, para ver".
Carmen Sylva
"Sus ojos son azules y un poco inseguros; busca de cerca las miradas de los otros para adivinarles los pensamientos rápidamente. Cuando uno sabe lo mucho que lloraron esos ojos, su celeste intenso y su brillo nos emocionan igual que un pensamiento heroico". Así retrataba Pierre Loti a la Reina Isabel de Rumania, más conocida bajo su "penn name" de poeta, Carmen Sylva.
A los diez años, en su pueblo natal, ella ya escribía poesía. Su nombre completo: Elisabeta-Paulina-Otilia-Luiza de Wied, nacida el 29 de diciembre de 1843 en el castillo familiar de Neuwied, Alemania. Casada en 1869 con el príncipe Karl de Hohenzollern- Sigmaringen (que había sido nombrado Rey de Rumania en 1866, bajo el nombre de Carol I).
Estamos leyendo en rumano la biografía y la antología de Carmen Sylva Versos escogidos, de Gabriel Badea-Paun. Nos enteramos así de varias facetas ocultas de la poeta alemana, reina de Rumania a lo largo de cuarenta y seis años.
Su poesía fue traducida a varios idiomas. Hasta en la Argentina circulaba en los años 60 un libro con algunos poemas de ella que luego perdimos de vista. Muchos compositores pusieron música a sus versos: Leopold Stren, Alessandri Bustini, Enrest von Cobureg, George Enescu. Además de su lengua materna, ella llegó a dominar el inglés, el francés y el ruso. Tocaba el piano, pintaba y contaban que tenía una hermosa voz, ideal para recitar sus poemas.
Amante de la naturaleza desde pequeña, solitaria, acostumbraba a mirar las aguas del Rhin ("el río de los guerreros y de los pensadores", como una vez escribió en su álbum de apuntes).
El gran poeta rumano Vasile Alecsandri descubrió el trabajo literario de la Reina y la fue guiando e insistiendo para que ella publicara sus sonetos y sus reflexiones. "Jamás un poeta alemán supo que yo componía versos; yo vivía entre escritores, pero ninguno de ellos adivinó que yo tenía una lapicera que carecía de alas y que titubeaba trémula sobre el borde del nido".
Va a publicar su primer trabajo bajo el seudónimo de E. Weidi en la revista Gegenwart, y en 1881 su primer libro aparece bajo el seudónimo de Carmen Sylva. Este seudónimo fue inventado por ella de la siguiente manera: un día, al escuchar el canto de los pájaros, creyó oír la sonoridad de la palabra "Carmen", luego unió a ese nombre la traducción de "bosque" al latín (sylva).
Numerosos poemas suyos fueron traducidos al rumano por el famoso poeta George Cosbuc. Dijeron que su primer libro impreso fue escrito quizás demasiado de prisa , pero había en él un largo poema, "Jehová", que llamó la atención de Pierre Loti, Sully Prudhomme y del mismo Vincent van Gogh, que le habló a su hermano Théo en una carta de la "profundidad de pensamiento" de la reina poeta de Rumania. El poema comienza así: "El pueblo le extendió una alfombra de flores / y ropa le extendió, pero yo me reí??.
Entre 1882 y 1897 se inscriben los años más fructíferos de su trabajo poético, lleno de salones literarios que se celebraban en el palacio. Le siguieron otros libros, otros poemas dedicados a su hija muerta de escarlatina a la edad de cuatro años, la princesa María, las reflexiones y el dolor que le provocó la interrupción de su maternidad y la pérdida de su amada "Marioara".
Además de poeta, fue autora de obras de teatro, de relatos, de novelas y del libro en francés, titulado Las reflexiones de una reina.
Isabel de Rumania, viuda desde hacía un par de años del Rey Carol I, murió en Bucarest el 18 de febrero de 1916. Si hubiera escrito en rumano y no en alemán, y si hubiera pertenecido a la clase media, según el crítico D. Caracistea, su poesía habría sido más valorada y "ella estaría al frente de las escritoras rumanas de su generación".
Sueño
Por Carmen Sylva
Yo también quisiera ser Reina un día
Yo también! Que fuese de flores mi corona
Y el rocío del alba su ornamento
Y mi manto labrado de arco iris.
Y que mi carruaje fuese una bella nube,
Tener de mariscal al sol del estío
Y como damas de honor a nueve musas
Y así ver desde el cielo el mundo, allí abajo.
Que bosques y arte y luego tú, cuento mío,
Formen mi Reino y todo lo que en este mundo
Sea un bello y santo pensamiento
Que una a un hombre con otro en esta Tierra.
Mas si yo no pudiera tener todo esto
Y si mi corona resultara pesada,
Sería mejor ser el manantial del valle
Y llorar hablando con las flores del camino.
(Traducción del rumano por Alina Diaconú)
Lo que la Reina ignoraba cuando escribió este poema era que su sueño se cumpliría totalmente. Fue Reina de un país de Europa del este durante casi 50 años; acaso su corona le pesó demasiado y allí, en el extremo más austral del mundo, en Tierra del Fuego, Argentina, Carmen Sylva se transformaría no sólo en un manantial, sino en un río. Y también en montaña, para ver el mundo desde arriba. Este fue un doble homenaje que el ingeniero, explorador y conquistador rumano Julio Popper (1857-1893), bautizado por algunos "El Quijote del oro fueguino", rindió a la reina poeta, llamando Carmen Sylva a parte de la cordillera y a ese río, gracias al cual la poeta puede llorar aún hoy, hablando con las flores del camino. Su sueño íntimo se hizo realidad. © LA GACETA