20 Julio 2007
Roberto Fontanarrosa, el padre de las desopilantes historias de Inodoro Pereyra, de Eulogia y del perro Mendieta, el creador de Boogie el aceitoso, llevaba el humor en el corazón. El escritor rosarino empezó a transitar el género humorístico en 1972, primero haciendo publicidad y después en los salones cordobeses de la revista Hortensia, donde conoció a Quino y a Caloi. "Pero yo vengo del dibujo de historietas de aventuras", confesó en una entrevista en la que definió que la clave del humor pasa por la identificación. "A veces pienso sobre lo que dicen, que un dibujante puede trabajar en cualquier lugar del mundo porque la imagen es un idioma universal, pero el humor no. En el humor, lo que más funciona es el aquí y ahora, lo que está pasando en este momento y en este lugar", opinó el escritor.
Fontanarrosa fue declarado "Humorista Nacional" por el Senado de la Nación, y distinguido con el título de "Doctor Honoris Causa" por la Universidad de Córdoba. "Yo nunca voy a ser un escritor importante, en el sentido de que yo nunca vuelco en las historias los dramas personales míos, las cosas que realmente me lastiman, etcétera. Y diría que tampoco me gusta mucho leer de otros autores eso. Uno escribe lo que le gusta leer o lo que le gustaría leer", señaló en una oportunidad.
Fontanarrosa fue declarado "Humorista Nacional" por el Senado de la Nación, y distinguido con el título de "Doctor Honoris Causa" por la Universidad de Córdoba. "Yo nunca voy a ser un escritor importante, en el sentido de que yo nunca vuelco en las historias los dramas personales míos, las cosas que realmente me lastiman, etcétera. Y diría que tampoco me gusta mucho leer de otros autores eso. Uno escribe lo que le gusta leer o lo que le gustaría leer", señaló en una oportunidad.