15 Julio 2007
“...Lo vi sonreír otra vez. Se me enredaron las imágenes y el General, en ese instante, volvió a tener 50 años.
Todo se puede recuperar, me dijo. Oiga el griterío en la plaza.
Lo sentí. Oí cómo se agitaba la multitud, encendiendo a la ciudad como un torrente de lava. Sobre mi memoria llovieron las cenizas incandescentes.
En el jardín se hizo de noche. El General abrió los brazos y exclamó:
¡Compañeeros! Su voz era ronca y joven, la de antaño.
Yo le estreché las manos. Y me fui de allí, como quien se desangra.’’ (La novela de Perón)
“...¿Santa Evita iba a ser una novela? No lo sabía y tampoco me importaba. Se me escurrían las tramas, las fijezas de los puntos de vista, las leyes del espacio y de los tiempos. Los personajes conversaban con voz propia a veces y otras con voz ajena, sólo para explicarme que lo histórico no es siempre histórico, que la verdad nunca es como parece. Tardé meses y meses en amansar el caos. Algunos personajes se resistieron. Entraban en escena durante pocas páginas y luego se retiraban del libro para siempre: sucedía en el texto lo mismo que en la vida. Pero cuando se iban, Evita no era ya la misma: le había llovido el polen de los deseos y recuerdos ajenos. Transfigurada en mito, Evita era millones.” (Santa Evita)
“...Tenemos que contárselo a la gente. ¿Cómo era que se llamaba?
No dio su nombre.
Se llama Nuestra Señora, para qué más. Voy a probar si es cierto que está llena de poder la mano que no tengo.
¿Cómo vas a dudar?, protestó el Monje. El que duda no ama.
Tenés razón, dijo Bazán. El que duda no ama...” (Bazán, LA GACETA Literaria)
“...El periodismo pone en escena datos de la realidad que la cuestionan pero no la niegan... Mientras la historia reordena la realidad y al mismo tiempo reflexiona sobre ella, el periodismo convierte en drama (o en comedia) las notas al pie de página de la historia... La ficción se mueve, en cambio, dentro de un territorio donde la realidad nunca es previsible: la realidad no está obligada a ser como hace un instante fue... Su única obligación es engendrar una verdad que tenga valor por sí misma, que sea sentida como verdadera por el lector...” (Prólogo de Ficciones verdaderas)
“...si los lectores no encuentran todos los días, en los periódicos que leen, un artículo, un solo artículo, que los hipnotice tanto como para que lleguen tarde a sus trabajos o como para que se les queme el pan en la tostadora del desayuno, entonces no tendrán por qué echarle la culpa a la televisión o a internet de sus eventuales fracasos, sino a su propia falta de fe en la inteligencia de sus lectores...” (Conferencia pronunciada ante la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, en Guadalajara, 1997).
“Tucumán fue siempre para mí el resumen del mundo... Aun ahora, cuando ha pasado tanto tiempo desde que me fui, sigo pensando que fue en Tucumán donde pude ver, de una vez y para siempre, todo lo que después encontré en la vida...” (Prólogo del libro Tucumán por Imagen)
Todo se puede recuperar, me dijo. Oiga el griterío en la plaza.
Lo sentí. Oí cómo se agitaba la multitud, encendiendo a la ciudad como un torrente de lava. Sobre mi memoria llovieron las cenizas incandescentes.
En el jardín se hizo de noche. El General abrió los brazos y exclamó:
¡Compañeeros! Su voz era ronca y joven, la de antaño.
Yo le estreché las manos. Y me fui de allí, como quien se desangra.’’ (La novela de Perón)
“...¿Santa Evita iba a ser una novela? No lo sabía y tampoco me importaba. Se me escurrían las tramas, las fijezas de los puntos de vista, las leyes del espacio y de los tiempos. Los personajes conversaban con voz propia a veces y otras con voz ajena, sólo para explicarme que lo histórico no es siempre histórico, que la verdad nunca es como parece. Tardé meses y meses en amansar el caos. Algunos personajes se resistieron. Entraban en escena durante pocas páginas y luego se retiraban del libro para siempre: sucedía en el texto lo mismo que en la vida. Pero cuando se iban, Evita no era ya la misma: le había llovido el polen de los deseos y recuerdos ajenos. Transfigurada en mito, Evita era millones.” (Santa Evita)
“...Tenemos que contárselo a la gente. ¿Cómo era que se llamaba?
No dio su nombre.
Se llama Nuestra Señora, para qué más. Voy a probar si es cierto que está llena de poder la mano que no tengo.
¿Cómo vas a dudar?, protestó el Monje. El que duda no ama.
Tenés razón, dijo Bazán. El que duda no ama...” (Bazán, LA GACETA Literaria)
“...El periodismo pone en escena datos de la realidad que la cuestionan pero no la niegan... Mientras la historia reordena la realidad y al mismo tiempo reflexiona sobre ella, el periodismo convierte en drama (o en comedia) las notas al pie de página de la historia... La ficción se mueve, en cambio, dentro de un territorio donde la realidad nunca es previsible: la realidad no está obligada a ser como hace un instante fue... Su única obligación es engendrar una verdad que tenga valor por sí misma, que sea sentida como verdadera por el lector...” (Prólogo de Ficciones verdaderas)
“...si los lectores no encuentran todos los días, en los periódicos que leen, un artículo, un solo artículo, que los hipnotice tanto como para que lleguen tarde a sus trabajos o como para que se les queme el pan en la tostadora del desayuno, entonces no tendrán por qué echarle la culpa a la televisión o a internet de sus eventuales fracasos, sino a su propia falta de fe en la inteligencia de sus lectores...” (Conferencia pronunciada ante la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, en Guadalajara, 1997).
“Tucumán fue siempre para mí el resumen del mundo... Aun ahora, cuando ha pasado tanto tiempo desde que me fui, sigo pensando que fue en Tucumán donde pude ver, de una vez y para siempre, todo lo que después encontré en la vida...” (Prólogo del libro Tucumán por Imagen)
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