Según una investigación, Brasil es el reino del crimen sin castigo

Según una investigación, Brasil es el reino del crimen sin castigo

El diario "O Globo" publicó que son muy pocas las condenas por denuncias contra políticos. En 2006, en Pernambuco hubo 4.638 crímenes pero sólo 38 presuntos asesinos fueron apresados. Mello, un ejemplo de corrupción.

OPERATIVOS EN LAS FAVELAS. El crimen organizado se hizo fuerte en los barrios más pobres de Brasil. REUTERS OPERATIVOS EN LAS FAVELAS. El crimen organizado se hizo fuerte en los barrios más pobres de Brasil. REUTERS
18 Junio 2007
Brasilia.- Brasil se convirtió en el reino del crimen sin castigo, según demuestra una investigación del diario “ O Globo” publica ayer, referida al alto grado de impunidad en relación con crímenes administrativos y financieros y por asesinatos en Estados desbordados por la violencia.
Los escándalos políticos se suceden y las crónicas sangrientas hace tiempo están instaladas en la vida cotidiana, pero la indignación que unos y otras provocan en la población rara vez se traduce en sanciones legales.
En los últimos 15 años, hubo 14.000 denuncias contra autoridades políticas, en el marco de una ley de Improbidad Administrativa aprobada en 1992, pero solamente 1.035 (7%) fueron condenadas, de acuerdo con datos del Tribunal Superior Electoral (TSE) divulgados por “O Globo”.
Otra ley contra crímenes financieros (“Ley del cuello blanco”) tampoco se destacó por su eficacia, dado que según una proyección hecha por especialistas, menos del 5% de los casos conducen a una condena.
En materia de violencia, el diario expone el caso del Estado de Pernambuco (nordeste), donde en 2006 se registraron 4.638 asesinatos, aunque solamente 38 presuntos asesinos habían sido capturados a fin de año. Las autoridades políticas suelen pasar entre las mallas de la red judicial porque esta deja tantas posibilidades de recursos que al final “sólo se condena a los más frágiles, a los pobres, a los que no tienen la posibilidad de contratar una defensa”, señaló el presidente de la Asociación Nacional de Miembros del Ministerio Público, José Carlos Cosenzo.
El caso paradigmático es el del ex presidente Fernando Collor: a pesar de que el proceso político por denuncias de corrupción le obligó a renunciar en 1992, el proceso legal se arrastra desde entonces (fue absuelto en 1997, pero el Ministerio Público presentó un recurso).
El ex gobernador de Sao Paulo, Paulo Maluf, es uno de los pocos condenados por improbidad en 1994, con una sentencia que le obligaba a devolver al Tesoro 68.726 reales (U$S 34.360) pero, hasta ahora, no lo hizo.
Los escándalos que estallaron desde que llegó el presidente Luiz Lula da Silva al poder en 2003 provocaron la caída de sus principales ministros y asesores, pero hasta ahora ninguno respondió ante la Justicia, y algunos hasta fueron electos diputados, lo cual les da foro privilegiado. (AFP)

Predominan los privilegios y el corporativismo

brasilia.- Los privilegiados de la Justicia de Brasil parecen ser los funcionarios. Según la investigación del diario “O Globo”, el Supremo Tribunal Federal podría convalidar en horas una decisión adoptada la semana pasada, que libra de la Ley de Improbidad a los agentes públicos, por considerar que sus delitos son de la órbita de una Ley de Responsabilidad, menos rigurosa.
Otro factor que atenta contra la Justicia es el corporativismo de los cuerpos políticos, refrendada en estos días por la amplia solidaridad encontrada entre sus pares por el presidente del Senado, Renán Calheiros, bajo sospecha recibido favores económicos del lobbista de una constructora.
El Consejo de Etica se disponía el viernes a archivar el caso sin mayores investigaciones, pero tuvo que aplazar su decisión hasta mañana, tras la divulgación de un reportaje que ponía en duda la veracidad de los recibos que presentó para justificar sus ingresos.
Calheiros es uno de los principales aliados de Lula en el Congreso, pero la operación para salvarlo “contó inclusive con el apoyo de la oposición”, señaló “O Globo” en su informe. (AFP)

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