10 Junio 2007
Asi como la vecindad a veces genera amistades también origina litigios. Dos matrimonios que hoy residen en un barrio de Cebil Redondo son una muestra de la primera característica. Primero fueron vecinos y después, amigos.
Marcelo Ledesma y Carolina vivían a la par de Mary y Carlos Cisneros cuando ambas parejas se domiciliaban en el barrio Ofempe, de Banda del Río Salí.
La rotura de un fusible dejó a oscuras la vivienda de Marcelo, quien siempre fue visitador médico. El percance doméstico ocurrió un domingo de hace 35 años, cuando era inusual encontrar abierto algún negocio, que no sea almacén, los fines de semana. La solución la aportó Carlos proporcionándole luz desde su casa. A partir de allí comenzaron a frecuentarse hasta convertirse en amigos. Incluso hoy son compadres ya que cada uno es padrino de uno de los tres hijos que cada matrimonio trajo al mundo.
Carlos, que es ingeniero, por razones laborales emigró a Salta. En "La Linda" vivió tres años y regresó a Tucumán. Marcelo lo alentó para inscribirse en el Instituto de la Vivienda. "El día que sortearon las casas de Cebil Redondo como salí en las primeras bolillas me retiré. Cuando ocupé la casa descubrí que a Marcelo le habían adjudicado la que daba al fondo de la mía. Desde entonces volvimos a ser vecinos y más amigos", contó Carlos.
La historia de Mónica y Roberto es de vecinos que se volvieron enemigos por un árbol. "Era una palta que estaba pegada a la medianera de casa. Roberto no quería podarla. Hasta que le inicié y le gané un juicio. Tuvo que sacar la palta hace 10 años y desde entonces no nos hablamos", dijo la docente.
Marcelo Ledesma y Carolina vivían a la par de Mary y Carlos Cisneros cuando ambas parejas se domiciliaban en el barrio Ofempe, de Banda del Río Salí.
La rotura de un fusible dejó a oscuras la vivienda de Marcelo, quien siempre fue visitador médico. El percance doméstico ocurrió un domingo de hace 35 años, cuando era inusual encontrar abierto algún negocio, que no sea almacén, los fines de semana. La solución la aportó Carlos proporcionándole luz desde su casa. A partir de allí comenzaron a frecuentarse hasta convertirse en amigos. Incluso hoy son compadres ya que cada uno es padrino de uno de los tres hijos que cada matrimonio trajo al mundo.
Carlos, que es ingeniero, por razones laborales emigró a Salta. En "La Linda" vivió tres años y regresó a Tucumán. Marcelo lo alentó para inscribirse en el Instituto de la Vivienda. "El día que sortearon las casas de Cebil Redondo como salí en las primeras bolillas me retiré. Cuando ocupé la casa descubrí que a Marcelo le habían adjudicado la que daba al fondo de la mía. Desde entonces volvimos a ser vecinos y más amigos", contó Carlos.
La historia de Mónica y Roberto es de vecinos que se volvieron enemigos por un árbol. "Era una palta que estaba pegada a la medianera de casa. Roberto no quería podarla. Hasta que le inicié y le gané un juicio. Tuvo que sacar la palta hace 10 años y desde entonces no nos hablamos", dijo la docente.