03 Mayo 2007
EN ACCION. El popular superhéroe sufre una confrontación interior.
"El hombre araña" regresa hoy a las pantallas tucumanas en su tercera versión, en un estreno nacional e internacional que abarca simultáneamente a 48 países.
La tercera parte de la saga -pero no la última-, que tuvo un costo de más de U$S 250 millones, encuentra al introvertido fotógrafo Peter Parker (Tobey Maguire) en un momento de equilibrio entre sus deberes de superhéroe y el amor de su noviecita (Kirsten Dunst), pero será la misteriosa transformación de su traje la que lo inducirá a un indeseado cambio personal.
A medida que el Hombre Araña disfruta de la adulación del público por sus logros, Peter se convierte en un presumido y comienza a descuidar a la gente que realmente se preocupa por él.
Su recién adquirida auto-seguridad se ve amenazada cuando enfrenta la batalla de su vida contra dos de lo más temibles villanos de la historia: el Hombre de Arena y Venom. Los incomparables poderes y la sed por retribución de estos personajes amenazan a Peter y a todos a quienes ama. Ambos enfrentarán a Peter consigo mismo en una batalla íntima en la que el muchacho buscará ser quien era, limpio de sus oscuras obsesiones negativas. Parker lleva todavía más allá su conflictuado mundo interior al enfrentarse con el lado más sombrío de su propio ser.
De esta forma, las cosas toman un rumbo bien diferente a lo que aparecía en el cierre de la segunda parte, cuando Parker se quitaba la máscara de Hombre Araña y confesaba su verdadera identidad al amor de su vida, Mary Jane Watson, romance que volverá a complicarse por la aparición de Gwen Stacy (Bryce Dallas Howard), un antiguo amor de Peter Parker.
Así veremos, por ejemplo, cómo una pegajosa sustancia negra se adhiere al traje de arácnido con el que Parker lucha contra el mal; el atuendo se torna más oscuro y sus poderes más fuertes, pero a la vez nuestro héroe percibe que esa fuerza extraña empieza a apoderarse de su conciencia y no le deja espacio para liberarse. Es entonces cuando regresa el dilema planteado en la primera parte: "Un gran poder encierra siempre una gran responsabilidad". El Hombre Araña tendrá que volver a descubrir la compasión que lo convierte en lo que es: un héroe.
La tercera parte de la saga -pero no la última-, que tuvo un costo de más de U$S 250 millones, encuentra al introvertido fotógrafo Peter Parker (Tobey Maguire) en un momento de equilibrio entre sus deberes de superhéroe y el amor de su noviecita (Kirsten Dunst), pero será la misteriosa transformación de su traje la que lo inducirá a un indeseado cambio personal.
A medida que el Hombre Araña disfruta de la adulación del público por sus logros, Peter se convierte en un presumido y comienza a descuidar a la gente que realmente se preocupa por él.
Su recién adquirida auto-seguridad se ve amenazada cuando enfrenta la batalla de su vida contra dos de lo más temibles villanos de la historia: el Hombre de Arena y Venom. Los incomparables poderes y la sed por retribución de estos personajes amenazan a Peter y a todos a quienes ama. Ambos enfrentarán a Peter consigo mismo en una batalla íntima en la que el muchacho buscará ser quien era, limpio de sus oscuras obsesiones negativas. Parker lleva todavía más allá su conflictuado mundo interior al enfrentarse con el lado más sombrío de su propio ser.
De esta forma, las cosas toman un rumbo bien diferente a lo que aparecía en el cierre de la segunda parte, cuando Parker se quitaba la máscara de Hombre Araña y confesaba su verdadera identidad al amor de su vida, Mary Jane Watson, romance que volverá a complicarse por la aparición de Gwen Stacy (Bryce Dallas Howard), un antiguo amor de Peter Parker.
Así veremos, por ejemplo, cómo una pegajosa sustancia negra se adhiere al traje de arácnido con el que Parker lucha contra el mal; el atuendo se torna más oscuro y sus poderes más fuertes, pero a la vez nuestro héroe percibe que esa fuerza extraña empieza a apoderarse de su conciencia y no le deja espacio para liberarse. Es entonces cuando regresa el dilema planteado en la primera parte: "Un gran poder encierra siempre una gran responsabilidad". El Hombre Araña tendrá que volver a descubrir la compasión que lo convierte en lo que es: un héroe.
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