25 Agosto 2002
Ciertos devotos de las cuantificaciones sostienen que Chomsky está entre los autores más citados de nuestra cultura, junto con Platón y Freud. Es que Chomsky, ya sea como lingüista excepcional, o como analista internacional, siempre ofrece ideas contundentes, concisas, afiladas (o sea, muy prácticas a la hora de hacer una referencia bibliográfica).
Desde su gran trabajo "Manufacturing Consent" ("Los guardianes de la libertad" en la traducción castellana) en colaboración con Edward Herman, Chomsky se ha convertido en un referente ineludible para explicar la política internacional de los Estados Unidos.
Esa obra de los ochenta reúne evidencia precisa de la manipulación que hicieron las autoridades de ese país para legitimar su intervención militar y política en América Central y en Europa del Este. Tanto hoy como entonces, sus críticas a los poderes fácticos se apoyan en una observación atenta de la realidad, especialmente la que relatan los medios de prensa, a los que Chomsky acusa de tomar una posición complaciente (cuando no cómplice). Con meticulosidad extrema, apoya en las fuentes oficiales su argumentación en contra del "matón del barrio", como define el papel de su propia nación en el contexto internacional. Recurre a los manuales del ejército, a los informes del Banco Mundial, a las declaraciones de los burócratas, o a los papers de la élite ilustrada para buscar las pruebas de los delitos que denuncia. Chomsky postula que "el poder de la propaganda y de la doctrina estadounidenses" sólo puede contrarrestarse con más información. Y así como las primeras se usan para legitimar las acciones del victimario, la contrainformación ayudaría a comprender el lugar de las víctimas: "el mundo se ve muy distinto según si es usted quien sostiene el látigo o quien viene siendo azotado por él durante cientos de años". Chomsky se ha convertido en la opinión alternativa para temas como el terrorismo o las nuevas nacionalidades. Quizás el mérito del autor sea que se ocupó de estas cuestiones mucho antes de que ingresaran a la discusión pública.
Quizás sea que las viejas observaciones de este profesor del MIT cobran un carácter profético a la luz de los sucesos del 11 de setiembre de 2001, renovando el interés de sus viejos lectores y despertando la curiosidad de los nuevos.
La breve selección que aquí se presenta retoma tres temas recurrentes en la prolífica producción política de Chomsky: la nueva guerra, soberanía y orden mundial, intervención militar y socioeconómica. Los mismos que aparecen en las numerosas ediciones de sus charlas, debates, entrevistas, artículos. Pero no se trata de la mera repetición de un puñado de ideas, sino de la consistencia del pensamiento de uno de los autores contemporáneos más consecuentes.
(c) LA GACETA
Desde su gran trabajo "Manufacturing Consent" ("Los guardianes de la libertad" en la traducción castellana) en colaboración con Edward Herman, Chomsky se ha convertido en un referente ineludible para explicar la política internacional de los Estados Unidos.
Esa obra de los ochenta reúne evidencia precisa de la manipulación que hicieron las autoridades de ese país para legitimar su intervención militar y política en América Central y en Europa del Este. Tanto hoy como entonces, sus críticas a los poderes fácticos se apoyan en una observación atenta de la realidad, especialmente la que relatan los medios de prensa, a los que Chomsky acusa de tomar una posición complaciente (cuando no cómplice). Con meticulosidad extrema, apoya en las fuentes oficiales su argumentación en contra del "matón del barrio", como define el papel de su propia nación en el contexto internacional. Recurre a los manuales del ejército, a los informes del Banco Mundial, a las declaraciones de los burócratas, o a los papers de la élite ilustrada para buscar las pruebas de los delitos que denuncia. Chomsky postula que "el poder de la propaganda y de la doctrina estadounidenses" sólo puede contrarrestarse con más información. Y así como las primeras se usan para legitimar las acciones del victimario, la contrainformación ayudaría a comprender el lugar de las víctimas: "el mundo se ve muy distinto según si es usted quien sostiene el látigo o quien viene siendo azotado por él durante cientos de años". Chomsky se ha convertido en la opinión alternativa para temas como el terrorismo o las nuevas nacionalidades. Quizás el mérito del autor sea que se ocupó de estas cuestiones mucho antes de que ingresaran a la discusión pública.
Quizás sea que las viejas observaciones de este profesor del MIT cobran un carácter profético a la luz de los sucesos del 11 de setiembre de 2001, renovando el interés de sus viejos lectores y despertando la curiosidad de los nuevos.
La breve selección que aquí se presenta retoma tres temas recurrentes en la prolífica producción política de Chomsky: la nueva guerra, soberanía y orden mundial, intervención militar y socioeconómica. Los mismos que aparecen en las numerosas ediciones de sus charlas, debates, entrevistas, artículos. Pero no se trata de la mera repetición de un puñado de ideas, sino de la consistencia del pensamiento de uno de los autores contemporáneos más consecuentes.
(c) LA GACETA