04 Abril 2007
CONVICCION. Rodolfo Yuse reivindicó la reconquista del archipiélago. LA GACETA / JOSE NUNO
“Fuimos en mal momento, con una mala gestión política. Pero fuimos a recuperar parte de nuestra soberanía. Las Malvinas son argentinas, y lo seguirán siendo. Y estoy seguro de que era necesario ir”. La convicción es de Rodolfo Yuse, tucumano, un veterano de la guerra que reivindicó, a 25 años, la reconquista del archipiélago por parte de las fuerzas argentinas.
Yuse participó de la guerra como integrante de la Fuerza Aérea, en un equipo especial de apoyo en operaciones de aeroabastecimiento (Equipo Control de Transporte Aéreo, ECTA) y, posteriormente, como jefe del Equipo Control de Combate (ECCO).
Llegó a Malvinas el 6 de abril, después de la toma, con un equipo de paracaidistas. Tenía 38 años cuando comenzó la guerra; actualmente, está por cumplir 63.
“El peor momento de mi vida, a pesar de que nos trataron bien, fue cuando caí prisionero de los ingleses. Ahí casi me muero, y no a tiros como podría haber muerto”, afirmó Yuse, que en la guerra tenía la jerarquía militar de primer teniente, pero en su carrera en la Fuerza Aérea llegó a vicecomodoro.
“Por lo poco que uno lee en los periódicos y reflejan en la televisión, puede ser que dentro de muchos años recuperemos las islas por la vía diplomática. Nosotros, seguramente, no lo veremos. En este sentido, soy muy escéptico. Pero la recuperación de Malvinas, en 1982, fue muy importante”, afirmó. Yuse dijo que físicamente regresó en buenas condiciones del conflicto bélico, pero sostuvo que le costó recuperarse psicológicamente. “La que más sufrió fue mi señora. Porque yo me despertaba de noche, porque soñaba con que nos estaban bombardeando y atacando, y me levantaba agitado, asustado. Por meses sufrí esos trastornos”, comentó.
Por su parte, Liliana Yuse, su hija mayor, dijo que fue difícil para su familia sobrellevar la vida con el padre en la guerra.
“A los 15 días de la reconquista él volvió, estuvo un día con nosotros y, después, regresó a las islas. Yo tenía 10 años y dos hermanas más chicas que yo. Todas sufríamos porque veíamos a mi mamá que no dormía de noche, muchas veces. Además, me acuerdo de que tres veces a mi papá lo dieron por desaparecido”, relató.
Liliana recordó que, como en las películas norteamericanas, en El Palomar -donde vivían circunstancialmente los Yuse, porque Rodolfo trabajaba en la 1º Brigada Aérea-, a menudo se veía a los Ford Falcon azules visitar las casas para anoticiar sobre la baja de algún familiar.
“La sensación fue de mucha angustia; muchos papás de amigas y de vecinas mías habían fallecido en la guerra. Después, cuando vimos aparecer a papá, era otra persona. Estaba flaco, muy barbudo. Pero gracias a Dios, volvió. Supimos sobrellevar esos dos meses. Pero hubo momentos jorobados para todos, y también otros muy tristes”, concluyó Liliana.
Yuse participó de la guerra como integrante de la Fuerza Aérea, en un equipo especial de apoyo en operaciones de aeroabastecimiento (Equipo Control de Transporte Aéreo, ECTA) y, posteriormente, como jefe del Equipo Control de Combate (ECCO).
Llegó a Malvinas el 6 de abril, después de la toma, con un equipo de paracaidistas. Tenía 38 años cuando comenzó la guerra; actualmente, está por cumplir 63.
“El peor momento de mi vida, a pesar de que nos trataron bien, fue cuando caí prisionero de los ingleses. Ahí casi me muero, y no a tiros como podría haber muerto”, afirmó Yuse, que en la guerra tenía la jerarquía militar de primer teniente, pero en su carrera en la Fuerza Aérea llegó a vicecomodoro.
“Por lo poco que uno lee en los periódicos y reflejan en la televisión, puede ser que dentro de muchos años recuperemos las islas por la vía diplomática. Nosotros, seguramente, no lo veremos. En este sentido, soy muy escéptico. Pero la recuperación de Malvinas, en 1982, fue muy importante”, afirmó. Yuse dijo que físicamente regresó en buenas condiciones del conflicto bélico, pero sostuvo que le costó recuperarse psicológicamente. “La que más sufrió fue mi señora. Porque yo me despertaba de noche, porque soñaba con que nos estaban bombardeando y atacando, y me levantaba agitado, asustado. Por meses sufrí esos trastornos”, comentó.
Por su parte, Liliana Yuse, su hija mayor, dijo que fue difícil para su familia sobrellevar la vida con el padre en la guerra.
“A los 15 días de la reconquista él volvió, estuvo un día con nosotros y, después, regresó a las islas. Yo tenía 10 años y dos hermanas más chicas que yo. Todas sufríamos porque veíamos a mi mamá que no dormía de noche, muchas veces. Además, me acuerdo de que tres veces a mi papá lo dieron por desaparecido”, relató.
Liliana recordó que, como en las películas norteamericanas, en El Palomar -donde vivían circunstancialmente los Yuse, porque Rodolfo trabajaba en la 1º Brigada Aérea-, a menudo se veía a los Ford Falcon azules visitar las casas para anoticiar sobre la baja de algún familiar.
“La sensación fue de mucha angustia; muchos papás de amigas y de vecinas mías habían fallecido en la guerra. Después, cuando vimos aparecer a papá, era otra persona. Estaba flaco, muy barbudo. Pero gracias a Dios, volvió. Supimos sobrellevar esos dos meses. Pero hubo momentos jorobados para todos, y también otros muy tristes”, concluyó Liliana.