Por algo somos los primogénitos de la libertad en América

Por algo somos los primogénitos de la libertad en América

03 Abril 2007
Vocación y agallas de potencia
Ante nuestra euforia en Plaza de Mayo por la gesta del 2 de abril, nuestros abuelos -aquellos que habían participado en la guerra mundial y en la Civil Española- nos decían: "No confundan un litigio armado con un partido de fútbol".

No nos importó. Sentíamos una suma de ideas bullir en nuestras mentes y en los corazones:

-Que no en vano habíamos vivido el culto de la soberanía.

-Que tenemos vocación, alma y agallas de potencia.

-Que unidos, los argentinos podíamos intentar asumirnos como Nación.

-Que eramos capaces de mirar cara a cara a los poderosos del Mundo.

-Que el pueblo no quería a los teóricos o filósofos del país chico.

-Que habíamos asumido nuestro deber histórico.

-Que por algo somos los primogénitos de la libertad en América.

-Que primero está la Patria, por sobre intereses políticos o personales.

-Que no somos campo de pastoreo para intereses ajenos.

-Que terminaba la inútil retórica americanista.

-Que los pueblos hermanos nos tendían sus brazos.

-Que teníamos el punto de reencuentro de todos los argentinos.

La fe del pueblo, la sangre de nuestros soldados (cuyos nombres olvidó la memoria colectiva), nuestras fragatas, nuestros Pucará, nuestros tanques, nuestros héroes, nos devolvían el orgullo.

Hoy, con fuerzas armadas sin poder, con funcionarios desconocedores de la defensa nacional, sin política exterior definida, en un mundo que nos presta más atención por la internación de Maradona y que nos considera poco creíbles; hoy, se agiganta el grito: ¡Gloria a nuestros muertos en Malvinas! ¡Gloria a nuestros veteranos!

Están en nuestro corazones y les debemos el mayor de los homenajes: el recuerdo y el haber hecho que nos sintiéramos, una nación justa, libre y soberana.

Francisco Scolaro
Palomar - Buenos Aires

¿Se imaginan si Tucumán estuviese ocupado?
Antes que nada, las Malvinas son argentinas y esto es irrefutable. No se puede negociar lo que es nuestro. Los piratas invasores no pueden permanecer en nuestro territorio, en el cual descansan los patriotas que lucharon por su tierra.

Ustedes qué opinión tendrían si la mitad de Tucumán estuviese ocupada por estos piratas, que harían leyes arbitrarias, robarían nuestra cosecha de caña de azúcar, de limones, de frutillas, nuestros cerros y valles, nuestro parientes. Y todo con la foto de "la pirata mayor" -la Reina Isabel- y una bandera de colores distinta a la nuestra.

Las Islas Malvinas pertenecen al Departamento Islas del Atlántico Sur donde también se encuentran las Georgias y las Sandwichs del Sur, dentro de la provincia de Tierra del Fuego.

Este territorio tiene una superficie total ocupada por el enemigo de 15.266 km2. Tucumán tiene 22.524 km2 ¿Qué les produciría saber que ir a, por ejemplo, Tafí Viejo, Concepción o La Cocha es imposible porque pertenece al enemigo? Piense un poco...

Dimensione esto todos los días: ¿no tendría ganas de recuperar esa porción de tierra? Tucumán también es nuestro y eso también es irrefutable. No se puede negociar.

Matías Safarsi
[email protected]


"Intuía que era una guerra perdida"
Mi papá siempre nos levantaba temprano para prepararnos para ir a la escuela. La mañana del 2 de abril, él estaba feliz porque habíamos "recuperado" las Malvinas.

Justo es decirlo: sentí un orgullo patriótico que no sé de dónde salía, pero recuerdo haberle dicho a mi padre que era una guerra perdida.

Era evidente que el enfrentamiento iba a ser contra un coloso militar y sus aliados político-económicos. Obviamente, no era ese mi pensamiento, pero lo intuía así.

Esa misma mañana, en la hora de Historia nos expusieron una reseña de la situación más o menos coincidente con lo que yo pensaba.

Y los días se sucedieron con los terroríficos comunicados por radio y televisión, mentirosos y triunfalistas; las campañas de recaudación de fondos; la sensación de que podía ser posible la panacea, etcétera.

Fue un punto de inflexión. Hoy, a 25 años de la gesta, no aprendimos nada.

Fuimos y seguimos siendo manejados por trasnochados: pasamos por autogolpes políticos, vivimos en el primer mundo, tuvimos un Alzheimer ejerciendo el poder y ahora estamos en un artificio económico que se apoya sobre sí mismo, sin una base de sustentabilidad y previsibilidad concreta.

Y todavía siguen matando a inocentes con distintas formas de muerte. Educación deteriorada, la salud en huelga, el trabajo acotado y mal pagado, inseguridad, INDEC digitado y patota.

Mis sensaciones fueron muchas aquella mañana. Pero, hasta la fecha, la angustia sigue hecha un nudo en mi garganta.

Fernando Alonso Crespo
San Miguel- Buenos Aires
[email protected]


Todo quedó en la nada
Hace 25 años, el día se iniciaba como uno más para mi familia. Quizás nuestros padres ya estaban al tanto del asunto, pero nuestros juegos eran más importantes que cualquier comunicado. Recién al llegar a la escuela notamos que ocurría algo fuera de lo común: había fiesta.

Las maestras organizaban actos y pintadas alegóricas en el patio, marchas militares se repetían sin cesar y todos exclamaban que habíamos recuperado a "las hermanitas perdidas".

Nadie sabía darnos una explicación objetiva y clara sobre la historia de esas islas ni sobre el beneficio de recuperarlas.

Luego vinieron las colectas y en cada barra de chocolate que dejábamos de comer para enviársela a algún soldado, iba la enorme carga emocional de un niño que quería enviar un abrazo envuelto en papel.

El resto de la historia la conocemos. La ignorancia confundió muerte con patriotismo. La solidaridad se pisoteó una vez más. Nuestros soldados eran soldaditos. Nuestras maestras seguían siendo mediocres y no tuvieron una explicación para darnos. Nuestros padres no mencionaron nada más de la guerra. La historia oficial nunca terminó de brindar un informe final sobre ese episodio imaginado e interpretado por un militar embriagado de alcohol y ambiciones de poder. Todo quedó en la nada.

Como los sueños de quienes lucharon murieron o sobrevivieron. Como las habitaciones de tantos hijos que dejaron padres con sus casas vacías.

Javier E. Guardia Bosñak
[email protected]


"Sería bueno armar un ejército e ir a combatir"
La guerra de Malvinas es un episodio negro en la historia argentina. La frase del general Galtieri ("¡Si quieren venir, que vengan!") sintetizó cómo entregó las islas a Gran Bretaña, pese a que ese país era superior en tecnología y a que estaba apoyado por la ONU.

Sin que nada le importe, Galtieri envió a chicos de 18 años a combatir. Eso es una falta a los derechos humanos.

A 25 años del combate, se debería hacer algo más que reclamar soberanía y buscar otro medio más eficiente.

Entre los argentinos, existe un olvido muy grande de las Malvinas y de los combatientes que participaron en la guerra.

Me gustaría que recordemos ese día como si hubiera sucedido hoy. Sería muy bueno armar un ejército e ir a combatir por la recuperación de las islas.

Las Malvinas serán argentinas hoy y siempre.

Jaime Ledesma
Yerba Buena