25 Marzo 2007
La zafra azucarera 2007 se presenta con un contexto totalmente diferente al de 2006, año en que el mercado internacional estuvo influido por la suba de los precios de las distintas materias primas (en especial el petróleo), los déficit entre producción y consumo de azúcares de años anteriores que bajaban los stocks, y el fuerte crecimiento de los países asiáticos. Todo esto presagiaba una fiesta de precios altos y permanentes. Pero un año después la realidad nos hace ser más cautos. Los precios de algunos commodities se atenuaron, EE.UU. se encuentra en una incipiente recesión que podría arrastrar un poco a los países asiáticos, y para el azúcar, en particular, los déficit se transformaron en excesos de producción sobre el consumo (del orden de los 7,5 millones de toneladas a nivel mundial en el año azucarero 2006/7). Con el aditamento de que los mercados globales del alcohol aún no están tan ligados a los del azúcar para arbitrar destinos de caña según los precios del producto final, para nivelar los ingresos que generan ambos productos como lo hacen inteligentemente Brasil y Colombia.
En nuestro mercado interno, que tuvo interesante ingresos durante la zafra 2006 (que pudieron ser mayores y no lo fueron por transferencias de ingresos a los consumidores por más de U$S 100 millones, fruto del control de precios) nos vamos a enfrentar con un contexto mucho más complicado, que exigirá regulaciones muy eficaces para evitar los históricos problemas de los años de grandes producciones, y excedentes para exportar, como los habrá en la zafra 2007. A esta dificultad se suma el aumento de los costos de producción, al ritmo de la inflación.
La zafra 2007 se iniciará con una existencia de 120.000 toneladas de azúcar en todo el país, a lo que habrá que adicionar las 2,5 millones de toneladas previstas de producirse, hasta totalizar 2,62 millones de toneladas. Frente a una demanda interna estimada en 1,6 millón de toneladas, para sostener una existencia final de 120.000 toneladas se deberán exportar 900.000 toneladas de azúcar. Esto demuestra que las cantidades a exportar tendrían una suba del orden del 38% . Los precios internacionales en el primer trimestre de este año son un 40% más bajos que los del primer trimestre del año pasado, lo que marca la tendencia que tendrían los ingresos por exportaciones del sector.
En cuanto al mercado interno, su cuadro también estará dominado por la complejidad y cautela, ya que sus precios tienen distorsiones (además de las originadas en los subsidios externos) emanadas del control de precios del Gobierno nacional, de la influencia de una porción del mercado que funciona marginalmente, y de la estructura del mercado de caña de azúcar. Por eso, la fortaleza de los precios internos estará ligada a un prolijo programa exportador, obviamente.
Lamentablemente la falta y atraso de una estrategia para los biocombustibles, a nivel de provincia, hizo que los productores locales no cuenten aun con un excelente instrumento de regulación de precios para la sacarosa, como lo sería un programa de biocombustibles para exportación o para su mezcla con combustibles fósiles. Actualmente el ingreso de una tonelada de caña que se destine a alcohol exportable tendría un ingreso un 40% más alto que el del azúcar a exportar. Por lo tanto, Tucumán sigue perdiendo ingresos potenciales de su principal fuente de recursos, ya sea por controles de precios, por sobreofertas que han hecho que el azúcar argentino sea de los más baratos del mundo, o por falta de programas o estrategias que permitan que sus empresas locales, en su mayoría PYME, puedan participar exitosamente de un programa de biocombustibles.
En nuestro mercado interno, que tuvo interesante ingresos durante la zafra 2006 (que pudieron ser mayores y no lo fueron por transferencias de ingresos a los consumidores por más de U$S 100 millones, fruto del control de precios) nos vamos a enfrentar con un contexto mucho más complicado, que exigirá regulaciones muy eficaces para evitar los históricos problemas de los años de grandes producciones, y excedentes para exportar, como los habrá en la zafra 2007. A esta dificultad se suma el aumento de los costos de producción, al ritmo de la inflación.
La zafra 2007 se iniciará con una existencia de 120.000 toneladas de azúcar en todo el país, a lo que habrá que adicionar las 2,5 millones de toneladas previstas de producirse, hasta totalizar 2,62 millones de toneladas. Frente a una demanda interna estimada en 1,6 millón de toneladas, para sostener una existencia final de 120.000 toneladas se deberán exportar 900.000 toneladas de azúcar. Esto demuestra que las cantidades a exportar tendrían una suba del orden del 38% . Los precios internacionales en el primer trimestre de este año son un 40% más bajos que los del primer trimestre del año pasado, lo que marca la tendencia que tendrían los ingresos por exportaciones del sector.
En cuanto al mercado interno, su cuadro también estará dominado por la complejidad y cautela, ya que sus precios tienen distorsiones (además de las originadas en los subsidios externos) emanadas del control de precios del Gobierno nacional, de la influencia de una porción del mercado que funciona marginalmente, y de la estructura del mercado de caña de azúcar. Por eso, la fortaleza de los precios internos estará ligada a un prolijo programa exportador, obviamente.
Lamentablemente la falta y atraso de una estrategia para los biocombustibles, a nivel de provincia, hizo que los productores locales no cuenten aun con un excelente instrumento de regulación de precios para la sacarosa, como lo sería un programa de biocombustibles para exportación o para su mezcla con combustibles fósiles. Actualmente el ingreso de una tonelada de caña que se destine a alcohol exportable tendría un ingreso un 40% más alto que el del azúcar a exportar. Por lo tanto, Tucumán sigue perdiendo ingresos potenciales de su principal fuente de recursos, ya sea por controles de precios, por sobreofertas que han hecho que el azúcar argentino sea de los más baratos del mundo, o por falta de programas o estrategias que permitan que sus empresas locales, en su mayoría PYME, puedan participar exitosamente de un programa de biocombustibles.
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