24 Diciembre 2006
SALUDO AFECTUOSO. El arzobispo de la Arquidiócesis de Tucumán saluda a Cecilia López, que habló en representación de la comunidad laica. LA GACETA/ JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
“Lo importante es recuperar el verdadero sentido de la Nochebuena y celebrar con fe. Para ello, debemos abrirle el corazón a Dios, que en Navidad viene a nuestro encuentro para que lo dejemos entrar. Por eso digo que el corazón de cada uno de nosotros tiene que ser el pesebre de Jesús en Nochebuena”, dijo monseñor Luis Héctor Villalba, luego de recibir en el patio central del Arzobispado el saludo navideño de representantes de la comunidad laica, que se desempeña en parroquias, colegios, instituciones y movimientos que desarrollan labores pastorales.
“Qué quiero expresar cuando digo que vivamos la Navidad desde la Fe. Es muy lindo hacerse regalos, el encuentro con la familia, la comida, pero siempre sin perder de vista lo central. Nosotros, los cristianos, creemos que en Navidad celebramos la venida de Dios al mundo. Es el hijo de Dios que se hace hombre para salvarnos. Y esto es lo fundamental o esencial. El hombre, a pesar de su progreso y de todas las técnicas, no se salva solo. Es Dios que viene a salvarnos, a cambiarnos la vida y a hacer de nosotros hombres nuevos”, remarcó el arzobispo de Tucumán en su mensaje a la comunidad laica y a la feligresía de toda la provincia.
El prelado, que al final bendijo a la numerosa concurrencia, destacó que en Navidad Dios viene para que todos sean buenos, para que sean hijos de Dios y a partir de allí también cambien la familia, la sociedad, las estructuras... Ese es el mensaje que les doy a todos los tucumanos; que vivamos la Navidad realmente desde la Fe cristiana.
Monseñor Villalba, que también ocupa la vicepresidencia de Conferencia Episcopal Argentina, se explayó sobre los símbolos de la Navidad -el arbolito, el pesebre, etc-. Al respecto, explicó: “ los hombres somos alma y somos cuerpo, y por ello nos expresamos a través de los símbolos. Para expresar que a alguien lo queremos, le damos un apretón de mano o le damos un beso. La Iglesia también se vale de simbolismos. Por ejemplo, el pesebre es un modo de recordar que en un lugar así nació el Señor. El árbol de Navidad es un símbolo del árbol de la vida. Jesucristo dijo: ‘yo soy la vida’. Creo que no está mal usar los signos, porque a través de ellos también los hombres nos expresamos y nos comunicamos”.
“Yo les digo a los tucumanos que vivamos la Nochebuena con paz, con alegría. Mi deseo es que aquellas personas que están sufriendo, que están enfermas o que están solas, sepan que Dios no los abandona, que siempre los acompaña. Otro deseo real es que la familia se una. Jesús nació y creció en el seno de una familia. Nosotros debemos crecer con sentido de familia”, puntualizó el religioso en relación con cómo debe vivir hoy la Nochebuena la feligresía de esta provincia.
Después de augurar a todos una Feliz Navidad, Monseñor Villalba, que en los primeros días de enero viajaría al Vaticano, efectuó algunos anuncios. Entre ellos, confirmó que el reverendo Melitón Chávez asumirá como nuevo rector del Seminario Mayor de Tucumán, en reemplazo del prelado Luis Urbanc. El futuro obispo coadjutor de Catamarca recibirá la ordenación episcopal el próximo 10 de marzo, a las 10, en el Palacio de los Deportes.
Señora del silencio y de la espera,
esta noche nos darás otra vez al Niño.
Velaremos contigo hasta que nazca:
en la pobreza plena, en la oración profunda,
en el deseo ardiente.
Cuando los ángeles canten
“Gloria a Dios en lo más alto de los cielos
y paz sobre la Tierra a los hombres amados
por él” se habrá prendido
una luz nueva en nuestras almas,
se habrá prendido una paz inmutable
en nuestros corazones,
y se habrá pintado
una alegría contagiosa en nuestros rostros.
Y nos volveremos a casa en silencio:
iluminando las tinieblas de la noche,
pacificando la nerviosidad de los hombres
y alegrando la tristeza de las cosas.
Después, en casa,
celebraremos la Fiesta de la Familia.
Alrededor de la mesa, sencilla y cordial,
nos sentamos los chicos y los grandes:
rezaremos para agradecer,
conversaremos para comunicar,
comeremos el pan y las almendras que nos
unen.
Afuera, el mundo seguirá tal como siempre.
Tinieblas que apenas quiebra
la palidez de las estrellas.
Angustias que apenas cubre
el silencio vacío de la noche.
Tristeza que apenas disimula
la lejana melodía de las serenatas.
En algún pueblo no habrá Nochebuena,
porque está en guerra.
En algún hogar no habrá Nochebuena
porque está dividido.
En algún corazón no habrá Nochebuena
porque está en pecado.
Señora de la Nochebuena,
Madre de la Luz, Reina de la Paz,
Causa de nuestra alegría,
que en mi corazón nazca, esta noche,
otra vez Jesús.
Pero para todos: para mi casa,
para mi pueblo, para mi patria,
para el mundo entero.
Y sobre todo, fundamentalmente,
que nazca otra vez Jesús
para gloria del Padre.
AMEN.
Cardenal Eduardo Pironio
“Qué quiero expresar cuando digo que vivamos la Navidad desde la Fe. Es muy lindo hacerse regalos, el encuentro con la familia, la comida, pero siempre sin perder de vista lo central. Nosotros, los cristianos, creemos que en Navidad celebramos la venida de Dios al mundo. Es el hijo de Dios que se hace hombre para salvarnos. Y esto es lo fundamental o esencial. El hombre, a pesar de su progreso y de todas las técnicas, no se salva solo. Es Dios que viene a salvarnos, a cambiarnos la vida y a hacer de nosotros hombres nuevos”, remarcó el arzobispo de Tucumán en su mensaje a la comunidad laica y a la feligresía de toda la provincia.
El prelado, que al final bendijo a la numerosa concurrencia, destacó que en Navidad Dios viene para que todos sean buenos, para que sean hijos de Dios y a partir de allí también cambien la familia, la sociedad, las estructuras... Ese es el mensaje que les doy a todos los tucumanos; que vivamos la Navidad realmente desde la Fe cristiana.
Monseñor Villalba, que también ocupa la vicepresidencia de Conferencia Episcopal Argentina, se explayó sobre los símbolos de la Navidad -el arbolito, el pesebre, etc-. Al respecto, explicó: “ los hombres somos alma y somos cuerpo, y por ello nos expresamos a través de los símbolos. Para expresar que a alguien lo queremos, le damos un apretón de mano o le damos un beso. La Iglesia también se vale de simbolismos. Por ejemplo, el pesebre es un modo de recordar que en un lugar así nació el Señor. El árbol de Navidad es un símbolo del árbol de la vida. Jesucristo dijo: ‘yo soy la vida’. Creo que no está mal usar los signos, porque a través de ellos también los hombres nos expresamos y nos comunicamos”.
“Yo les digo a los tucumanos que vivamos la Nochebuena con paz, con alegría. Mi deseo es que aquellas personas que están sufriendo, que están enfermas o que están solas, sepan que Dios no los abandona, que siempre los acompaña. Otro deseo real es que la familia se una. Jesús nació y creció en el seno de una familia. Nosotros debemos crecer con sentido de familia”, puntualizó el religioso en relación con cómo debe vivir hoy la Nochebuena la feligresía de esta provincia.
Después de augurar a todos una Feliz Navidad, Monseñor Villalba, que en los primeros días de enero viajaría al Vaticano, efectuó algunos anuncios. Entre ellos, confirmó que el reverendo Melitón Chávez asumirá como nuevo rector del Seminario Mayor de Tucumán, en reemplazo del prelado Luis Urbanc. El futuro obispo coadjutor de Catamarca recibirá la ordenación episcopal el próximo 10 de marzo, a las 10, en el Palacio de los Deportes.
Oración de Nochebuena
Señora de la Nochebuena, Señora del silencio y de la espera,
esta noche nos darás otra vez al Niño.
Velaremos contigo hasta que nazca:
en la pobreza plena, en la oración profunda,
en el deseo ardiente.
Cuando los ángeles canten
“Gloria a Dios en lo más alto de los cielos
y paz sobre la Tierra a los hombres amados
por él” se habrá prendido
una luz nueva en nuestras almas,
se habrá prendido una paz inmutable
en nuestros corazones,
y se habrá pintado
una alegría contagiosa en nuestros rostros.
Y nos volveremos a casa en silencio:
iluminando las tinieblas de la noche,
pacificando la nerviosidad de los hombres
y alegrando la tristeza de las cosas.
Después, en casa,
celebraremos la Fiesta de la Familia.
Alrededor de la mesa, sencilla y cordial,
nos sentamos los chicos y los grandes:
rezaremos para agradecer,
conversaremos para comunicar,
comeremos el pan y las almendras que nos
unen.
Afuera, el mundo seguirá tal como siempre.
Tinieblas que apenas quiebra
la palidez de las estrellas.
Angustias que apenas cubre
el silencio vacío de la noche.
Tristeza que apenas disimula
la lejana melodía de las serenatas.
En algún pueblo no habrá Nochebuena,
porque está en guerra.
En algún hogar no habrá Nochebuena
porque está dividido.
En algún corazón no habrá Nochebuena
porque está en pecado.
Señora de la Nochebuena,
Madre de la Luz, Reina de la Paz,
Causa de nuestra alegría,
que en mi corazón nazca, esta noche,
otra vez Jesús.
Pero para todos: para mi casa,
para mi pueblo, para mi patria,
para el mundo entero.
Y sobre todo, fundamentalmente,
que nazca otra vez Jesús
para gloria del Padre.
AMEN.
Cardenal Eduardo Pironio
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