27 Octubre 2006
Sao Paulo.- Tras vencer la miseria, la represión de la dictadura y los prejuicios, y llegar a la presidencia de Brasil, el ex obrero Luiz Inacio Lula da Silva busca conquistar la reelección que llegó a acariciar y que se le escapó a raíz de un escándalo de espionaje político.
El camino hacia su segundo triunfo electoral, al que debía haber accedido en las urnas del 1 de octubre, estuvo precedido de certezas: las encuestas le auguraban amplia ventaja, su gestión había sabido cumplir con quienes en él depositaron sus últimas esperanzas -los más pobres- y su proverbial carisma lo había blindado de los bochornosos escándalos de corrupción perpetrados por sus correligionarios.
Pero un último operativo tendiente a perjudicar la campañaelectoral de candidatos opositores, que incluyó espionaje, sobornos y montañas de dinero, cuyas fotos se filtraron a la prensa dos días antes de los comicios, empedró inesperadamente la vuelta del ex sindicalista al comando de los destinos del mayor país del continente.
Sin embargo, como el ave fénix que resurge de las cenizas, elhombre que de niño lustraba botas y vendía tapioca para sustentar a sus hermanos, vuelve a perfilarse como claro favorito a alcanzar su objetivo.
Gracias a una imprescindible prudencia que la realidad impone, elexperimentado político sabe que no puede cantar victoria.
Humildes orígenes
Nacido el 6 de octubre de 1945 en el municipio de Garanhuns, unode los más pobres de Brasil, el hijo de labriegos analfabetos llegó de niño a la metrópolis de Sao Paulo en un sufrido viaje de camión en busca del sueño de una vida mejor.
Lula forjó su temple de líder en el Sindicato de los Metalúrgicos,cuya dirección asumió con el apoyo casi unánime de cerca de 100.000 trabajadores, pocos años después del golpe de Estado militar de 1964.
Casado con Marisa Leticia Rocco y padre de tres hijos, elsindicalista encabezó en 1980 la histórica "Huelga de los 41 días", en la que 140.000 metalúrgicos cruzaron los brazos en defensa de la reducción de la jornada laboral y llegó a ser puesto en prisión por el gobierno militar, que había prohibido las huelgas.
La lucha junto a los trabajadores llevó al combativo dirigente ala convicción de que era inútil pretender que un Congreso Nacional compuesto por empresarios votara leyes favorables a los asalariados.
Con esa premisa creó en 1980 el PT, primer partido político brasileño nacido en las entrañas de las bases populares e integrado mayoritariamente por sindicalistas.
Tras destacarse durante su mandato como diputado federalconquistado en las urnas de 1986, Lula llegó al sillón presidencial después de enfrentar duras batallas electorales durante 13 años, entre 1989 y 2002.
Por fin, en octubre de 2002 y con 57 años, un Lula de traje ycorbata en lugar de mameluco se convirtía en el primer presidente obrero de la historia de Brasil.
Conciliando su habitual discurso radical con promesas de respetar el libre mercado, el carismático candidato había logrado tranquilizar a los sectores más conservadores y triunfó con más de 52 millones de votos.
Tras alcanzar favorables índices económicos y proyectarse comolíder continental y mundial durante su gestión, Lula vuelve a la arena electoral este domingo con la incógnita de un triunfo que, más allá de la amplia ventaja que le asignan los sondeos, no puede adelantarse a festejar.
Es que la sombra de los escándalos que empañaron su mandato yfrustraron su triunfo en la primera ronda lo acompañará hasta el Palacio del Planalto en caso de que una vez más supere otro gran desafío. (DPA)
El camino hacia su segundo triunfo electoral, al que debía haber accedido en las urnas del 1 de octubre, estuvo precedido de certezas: las encuestas le auguraban amplia ventaja, su gestión había sabido cumplir con quienes en él depositaron sus últimas esperanzas -los más pobres- y su proverbial carisma lo había blindado de los bochornosos escándalos de corrupción perpetrados por sus correligionarios.
Pero un último operativo tendiente a perjudicar la campañaelectoral de candidatos opositores, que incluyó espionaje, sobornos y montañas de dinero, cuyas fotos se filtraron a la prensa dos días antes de los comicios, empedró inesperadamente la vuelta del ex sindicalista al comando de los destinos del mayor país del continente.
Sin embargo, como el ave fénix que resurge de las cenizas, elhombre que de niño lustraba botas y vendía tapioca para sustentar a sus hermanos, vuelve a perfilarse como claro favorito a alcanzar su objetivo.
Gracias a una imprescindible prudencia que la realidad impone, elexperimentado político sabe que no puede cantar victoria.
Humildes orígenes
Nacido el 6 de octubre de 1945 en el municipio de Garanhuns, unode los más pobres de Brasil, el hijo de labriegos analfabetos llegó de niño a la metrópolis de Sao Paulo en un sufrido viaje de camión en busca del sueño de una vida mejor.
Lula forjó su temple de líder en el Sindicato de los Metalúrgicos,cuya dirección asumió con el apoyo casi unánime de cerca de 100.000 trabajadores, pocos años después del golpe de Estado militar de 1964.
Casado con Marisa Leticia Rocco y padre de tres hijos, elsindicalista encabezó en 1980 la histórica "Huelga de los 41 días", en la que 140.000 metalúrgicos cruzaron los brazos en defensa de la reducción de la jornada laboral y llegó a ser puesto en prisión por el gobierno militar, que había prohibido las huelgas.
La lucha junto a los trabajadores llevó al combativo dirigente ala convicción de que era inútil pretender que un Congreso Nacional compuesto por empresarios votara leyes favorables a los asalariados.
Con esa premisa creó en 1980 el PT, primer partido político brasileño nacido en las entrañas de las bases populares e integrado mayoritariamente por sindicalistas.
Tras destacarse durante su mandato como diputado federalconquistado en las urnas de 1986, Lula llegó al sillón presidencial después de enfrentar duras batallas electorales durante 13 años, entre 1989 y 2002.
Por fin, en octubre de 2002 y con 57 años, un Lula de traje ycorbata en lugar de mameluco se convirtía en el primer presidente obrero de la historia de Brasil.
Conciliando su habitual discurso radical con promesas de respetar el libre mercado, el carismático candidato había logrado tranquilizar a los sectores más conservadores y triunfó con más de 52 millones de votos.
Tras alcanzar favorables índices económicos y proyectarse comolíder continental y mundial durante su gestión, Lula vuelve a la arena electoral este domingo con la incógnita de un triunfo que, más allá de la amplia ventaja que le asignan los sondeos, no puede adelantarse a festejar.
Es que la sombra de los escándalos que empañaron su mandato yfrustraron su triunfo en la primera ronda lo acompañará hasta el Palacio del Planalto en caso de que una vez más supere otro gran desafío. (DPA)
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