02 Septiembre 2006
San Pablo.- Brasil y Argentina dieron esta semana el primer paso efectivo, desde la fundación del Mercosur en 1991, hacia la creación de una moneda común, al decidir elaborar un proyecto para desdolarizar el intercambio bilateral que desde 2007 será compensado en pesos y reales.
Los ministros Felisa Miceli (de Economía, de Argentina) y Guido Mantega (de Hacienda, de Brasil), argumentaron que el momento justifica el inicio de este proceso, particularmente entre Argentina y Brasil, con medidas modestas pero realistas.
"Hace cinco o seis años no había condiciones para esto", destacó Miceli.
Mantega explicó que el proyecto fue impulsado por los socios mayores -en una reunión ministerial especializada celebrada en Rio de Janeiro- porque juntos concentran la mayor parcela del intercambio regional.
"Estamos hablando de un volumen de comercio de unos 20.000 millones de dólares al año", mencionó.
Adicionalmente, ambos países redujeron sustancialmente sus deudas públicas, controlan sus cuentas fiscales, y cuentan con exceso de flujo de divisas extranjeras en sus mercados.
El fracaso de las negociaciones de la Ronda de Doha por la liberación del comercio mundial, y la aparición de nuevos síntomas proteccionistas en el mundo, favorecen la aplicación de esta iniciativa.
Miceli dijo que el proyecto, cuya elaboración se espera culminar en diciembre, será una "experiencia piloto", opcional para los demás miembros del bloque, y la idea es que "comience a funcionar en 2007". El nuevo sistema se aplicaría gradualmente, y en principio sólo al comercio de bienes.
Mantega reveló que "implica una nueva arquitectura de compensación de monedas, que está siendo desarrollada por los bancos centrales de Argentina y Brasil".
La idea es viabilizar el comercio "sin la mediación de otras monedas", como el dólar, acotó el ministro, y entró otros beneficios para ambos países, señaló que "disminuirá el flujo de dólares que entra" y los empresarios pagarán menos tasas de intermediación cambiarias.
La disputa entre Argentina y Uruguay por la presunta contaminación de un río fronterizo debido a la instalación en la ribera uruguaya de plantas de celulosa, y el reclamo de los socios menores por las asimetrías y las trabas al libre comercio, no obstaculizarían la experiencia.
El proyecto se reduce a Argentina y Brasil, que coinciden en sus visiones de política comercial defensiva, una convergencia adicional para el éxito de la iniciativa.
El impulso llega en una etapa de transformación del Mercosur tras una historia de 15 años en que se acompasó a la evolución de la economía mundial y a los cambios políticos en sus países. El ingreso de Venezuela contribuyó a resaltar el carácter político del grupo sobre sus objetivos comerciales.
Tras la Cumbre de Córdoba (Argentina) en julio, el diplomático argentino Hugo Varsky comentó a la AFP que "la coincidencia ideológica entre los gobiernos" contribuyó a transformar el bloque, en una "inflexión hacia un nuevo modelo de integración" con énfasis político y social.
Desde el mandato de coordinación de políticas macroeconómicas incluido en el tratado fundador, firmado el 26 de marzo de 1991 en Asunción, con la adhesión original de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y ahora de Venezuela, el Mercosur exhibió su vocación por una divisa regional común.
Así lo expresaron los presidentes Carlos Menem (Argentina) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil) en su reunión bilateral del 1 de mayo de 1997 en Rio de Janeiro, donde por primera vez se proclamó la necesidad de moneda común.
Pero recién el 24 de julio de 1998, en la Cumbre de Ushuaia (sur argentino), los presidentes de los cuatro países coincidieron en "trabajar en la armonización de políticas macroeconómicas (...) que podrían facilitar en el futuro el establecimiento de una moneda única en el Mercosur".
Sin embargo fue la fuerte desvalorización del real en enero de 1999, que decidió finalmente al bloque a crear, en la Cumbre del 15 de junio de ese año en Asunción, un Grupo de Alto Nivel para "avanzar hacia objetivos comunes en las áreas macroeconómicas".
Frente a trabas estadísticas, burocráticas y metodológicas, el grupo vio diluir sus esfuerzos hasta recibir un golpe fatal con las severas crisis financieras sufridas por Argentina en 2001 y Uruguay en 2002, que dieron luz a un nuevo escenario económico regional.(AFP-NA)
Los ministros Felisa Miceli (de Economía, de Argentina) y Guido Mantega (de Hacienda, de Brasil), argumentaron que el momento justifica el inicio de este proceso, particularmente entre Argentina y Brasil, con medidas modestas pero realistas.
"Hace cinco o seis años no había condiciones para esto", destacó Miceli.
Mantega explicó que el proyecto fue impulsado por los socios mayores -en una reunión ministerial especializada celebrada en Rio de Janeiro- porque juntos concentran la mayor parcela del intercambio regional.
"Estamos hablando de un volumen de comercio de unos 20.000 millones de dólares al año", mencionó.
Adicionalmente, ambos países redujeron sustancialmente sus deudas públicas, controlan sus cuentas fiscales, y cuentan con exceso de flujo de divisas extranjeras en sus mercados.
El fracaso de las negociaciones de la Ronda de Doha por la liberación del comercio mundial, y la aparición de nuevos síntomas proteccionistas en el mundo, favorecen la aplicación de esta iniciativa.
Miceli dijo que el proyecto, cuya elaboración se espera culminar en diciembre, será una "experiencia piloto", opcional para los demás miembros del bloque, y la idea es que "comience a funcionar en 2007". El nuevo sistema se aplicaría gradualmente, y en principio sólo al comercio de bienes.
Mantega reveló que "implica una nueva arquitectura de compensación de monedas, que está siendo desarrollada por los bancos centrales de Argentina y Brasil".
La idea es viabilizar el comercio "sin la mediación de otras monedas", como el dólar, acotó el ministro, y entró otros beneficios para ambos países, señaló que "disminuirá el flujo de dólares que entra" y los empresarios pagarán menos tasas de intermediación cambiarias.
La disputa entre Argentina y Uruguay por la presunta contaminación de un río fronterizo debido a la instalación en la ribera uruguaya de plantas de celulosa, y el reclamo de los socios menores por las asimetrías y las trabas al libre comercio, no obstaculizarían la experiencia.
El proyecto se reduce a Argentina y Brasil, que coinciden en sus visiones de política comercial defensiva, una convergencia adicional para el éxito de la iniciativa.
El impulso llega en una etapa de transformación del Mercosur tras una historia de 15 años en que se acompasó a la evolución de la economía mundial y a los cambios políticos en sus países. El ingreso de Venezuela contribuyó a resaltar el carácter político del grupo sobre sus objetivos comerciales.
Tras la Cumbre de Córdoba (Argentina) en julio, el diplomático argentino Hugo Varsky comentó a la AFP que "la coincidencia ideológica entre los gobiernos" contribuyó a transformar el bloque, en una "inflexión hacia un nuevo modelo de integración" con énfasis político y social.
Desde el mandato de coordinación de políticas macroeconómicas incluido en el tratado fundador, firmado el 26 de marzo de 1991 en Asunción, con la adhesión original de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, y ahora de Venezuela, el Mercosur exhibió su vocación por una divisa regional común.
Así lo expresaron los presidentes Carlos Menem (Argentina) y Fernando Henrique Cardoso (Brasil) en su reunión bilateral del 1 de mayo de 1997 en Rio de Janeiro, donde por primera vez se proclamó la necesidad de moneda común.
Pero recién el 24 de julio de 1998, en la Cumbre de Ushuaia (sur argentino), los presidentes de los cuatro países coincidieron en "trabajar en la armonización de políticas macroeconómicas (...) que podrían facilitar en el futuro el establecimiento de una moneda única en el Mercosur".
Sin embargo fue la fuerte desvalorización del real en enero de 1999, que decidió finalmente al bloque a crear, en la Cumbre del 15 de junio de ese año en Asunción, un Grupo de Alto Nivel para "avanzar hacia objetivos comunes en las áreas macroeconómicas".
Frente a trabas estadísticas, burocráticas y metodológicas, el grupo vio diluir sus esfuerzos hasta recibir un golpe fatal con las severas crisis financieras sufridas por Argentina en 2001 y Uruguay en 2002, que dieron luz a un nuevo escenario económico regional.(AFP-NA)
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