01 Septiembre 2006
Las pedradas, los palos, las corridas y las balas de goma parecían ser la materialización de una paradoja: según la ordenanza que aprobaron ayer los concejales de la capital, la Policía colaborará con los inspectores municipales para controlar el tránsito en la ciudad. Sin embargo, los primeros metros de Monteagudo al 100, donde está ubicado el edificio del Concejo Deliberante, se convirtieron en el campo de batalla de estos dos sectores, que en un futuro próximo tendrán que trabajar juntos.
Alrededor de 150 inspectores de Tránsito, encabezados por el titular del sindicato municipal, Osvaldo “Cacho” Acosta, manifestaron frente al edificio del Concejo. Alrededor de la puerta de ingreso, un gran cordón policial impedía el paso.
A medida que la mañana transcurría, los ánimos se fueron caldeando, hasta que uno de los manifestantes arrojó un tacho de basura sobre los policías. Pocos minutos antes de que los ediles comenzaran a debatir la ordenanza, Acosta se acercó a la puerta para que lo dejaran ingresar en el recinto. Mientras esto sucedía, los municipales empezaron a empujar a los policías, que los reprimieron.
Durante algunos segundos, las balas de goma se cruzaron en el aire con las piedras que lanzaban los manifestantes. Pero, de a poco, los ánimos se fueron calmando. Según dijo Acosta, tres inspectores resultaron heridos, mientras que el comisario Jesús Gómez dijo que un agente recibió varios golpes y que no hubo detenidos.
“La idea del gobernador (José) Alperovich es hacer que desaparezca la repartición. Por eso les ordenó a los concejales que aprueben esta ordenanza”, denunció el inspector Carlos Pastena. Su colega, Carlos Méndez, dijo que tienen miedo de quedarse sin trabajo. De todos modos, el director de Tránsito de la Municipalidad, Miguel Angel Molins, aseguró que las fuentes laborales no corren peligro y que la ordenanza les brindará seguridad a los agentes municipales.
Acosta anunció que el paro que están realizando los inspectores desde ayer continuará hoy y que se hará una asamblea con el resto de las reparticiones municipales para llamar a un paro general.
Alrededor de 150 inspectores de Tránsito, encabezados por el titular del sindicato municipal, Osvaldo “Cacho” Acosta, manifestaron frente al edificio del Concejo. Alrededor de la puerta de ingreso, un gran cordón policial impedía el paso.
A medida que la mañana transcurría, los ánimos se fueron caldeando, hasta que uno de los manifestantes arrojó un tacho de basura sobre los policías. Pocos minutos antes de que los ediles comenzaran a debatir la ordenanza, Acosta se acercó a la puerta para que lo dejaran ingresar en el recinto. Mientras esto sucedía, los municipales empezaron a empujar a los policías, que los reprimieron.
Durante algunos segundos, las balas de goma se cruzaron en el aire con las piedras que lanzaban los manifestantes. Pero, de a poco, los ánimos se fueron calmando. Según dijo Acosta, tres inspectores resultaron heridos, mientras que el comisario Jesús Gómez dijo que un agente recibió varios golpes y que no hubo detenidos.
“La idea del gobernador (José) Alperovich es hacer que desaparezca la repartición. Por eso les ordenó a los concejales que aprueben esta ordenanza”, denunció el inspector Carlos Pastena. Su colega, Carlos Méndez, dijo que tienen miedo de quedarse sin trabajo. De todos modos, el director de Tránsito de la Municipalidad, Miguel Angel Molins, aseguró que las fuentes laborales no corren peligro y que la ordenanza les brindará seguridad a los agentes municipales.
Acosta anunció que el paro que están realizando los inspectores desde ayer continuará hoy y que se hará una asamblea con el resto de las reparticiones municipales para llamar a un paro general.