"La farmacia ha perdido su esencia"

"La farmacia ha perdido su esencia"

Marta Rivas observa que la dispensa de medicamentos, que para ella cumple un rol social, se ha convertido en "venta" , y que el paciente ahora es "cliente".

ADVERTENCIA. Marta afirma que se venden psicofármacos sin receta. GENTILEZA TITO PALIZA ADVERTENCIA. Marta afirma que se venden psicofármacos sin receta. GENTILEZA TITO PALIZA
11 Agosto 2006
Cuando era una nena, en su Aguilares natal, Marta Rivas, jugaba a ser boticaria en la farmacia materna. De ahí a la vocación definitiva, hubo un paso. Con los años, tras un sobrevuelo por Odontología, volvió al imaginario de la infancia, y se convirtió en farmacéutica. A un año de egresada, Marta observa que la Facultad la preparó más en la faz teórica que en la práctica y cuestiona la mercantilización de un sistema en el que el concepto de "cliente" ha superado al de paciente, y el de "venta de medicamentos" ha vencido al de "dispensa de medicamentos".

-¿Qué te dio el Cottolengo?

-En el Cottolengo una aprende mucho. Lo que más me impresiona del Cottolengo, en el cual ya he encontrado "mi lugar", es la solidaridad que se entabla entre los pacientes. Y me impresiona, además, cómo ellos sacan alegría de las cosas más pequeñas, de cosas que pueden parecer nimias. En lo que respecta a la institución, en sí, se trabaja mucho en equipo, y mirando a cada individuo como una persona en sí misma, respetando su individualidad.

-¿Por qué apostaste al Cottolengo y a la atención farmacéutica?
-La atención farmacéutica es una especialización, aun cuando la figura del farmacéutico esté desvalorizada, porque no tiene mucho campo. Nosotros, en teoría, salimos aptos para preparar el medicamento, pero, con la llegada de la industria farmacéutica, el farmacéutico pasó a entregar el medicamento. Y se convirtió en un mediador entre la industria y el paciente. Pero, para mí, ahí está la gran diferencia entre el farmacéutico y un empleado no formado: en el acto de la dispensación, que es la entrega del medicamento, con el consejo farmacéutico, referido a ese medicamento. La atención farmacéutica, en teoría, implica un seguimiento al paciente. Lamentablemente, la gente no busca ese servicio. Ese acto de educar al paciente, de sacarlo de las dudas, es función del farmacéutico. Es el consejo, que marca el compromiso social que una tiene con la gente. Y muchas farmacias no lo permiten, porque privilegian la cantidad de tickets que marcás por día a la calidad del servicio. La farmacia debería volver a ser el centro de atención que antes fue.

-¿Qué conducta tienen los tucumanos ante los remedios?
-La automedicación es impresionante; y que la gente no termina los tratamientos.

-¿Qué pasa con los psicofármacos?
-Es otro tema grave. Lamentablemente, hay que reconocerlo, en Tucumán se venden -porque no se dispensan- los psicofármacos sin receta. Sobre todo los de la llamada "lista cuatro": lorazepán, benzodiazepina, entre otras. O la nubaína, que genera una adicción tremenda. A mí me tocó que chicos se me acercaban a pedir nubaína. Habrá farmacias que piden las recetas, pero hay otras que no.

-¿Cómo evaluás tu formación universitaria?
-Se sale con una buena formación general. Se aprende mucha teoría, pero falta práctica. Por ejemplo, no visitamos la planta de elaboración de Medicamentos de la UNT. No hay mucho instrumental, así que trabajamos en grupos. Se necesitan más aparatos.

-¿Qué se puede aprovechar de las plantas medicinales y de la drogas naturales?
-La manzanilla,el boldo, el tilo, la alchachofa, la cola de gato, que es diurética, entre otras. Son buenas, pero la gente cree que todo lo que sale de una planta es bueno, y a veces se compran hierbas que se venden como lo que no son; o hay que diferenciar entre una dosis terapéutica y una tóxica.








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