"En este caso en particular partí de la imagen que tenía Oscar Barney Finn, es decir, de su propia versión. Comencé a trabajarla ,obviamente, a partir de una línea interna. En este caso me dio resultado trabajar con la memoria emotiva; desde los sentidos, y por otro lado, charlando mucho con el director que también es el autor de la versión. No tenía que bucear demasiado, porque al autor lo tenía a mi lado", describió.
"Como actriz partí de la cosa sensorial ligada a mi propia historia, tratando de reconocer qué cosas mías había en esa Rosita y qué cosas no. Y había mucho, porque todo esto tiene que ver con los recuerdos, con el paso del tiempo... hay muchas cosas que estaban como a flor de piel, esta cosa de volver a actuar y de mirar al teatro", admitió Berbuc.
"En otros personajes, cuando tenés una propuesta colectiva, construí a partir del juego. Por ejemplo, el personaje de la Eulogia. Para darle vida a la Eulogia de Inodoro Pereyra, partimos de ese vestido enorme de goma espuma, con el que empezamos a jugar. Yo creo que cualquier elemento te puede servir como para hacer un click y utilizarlo como disparador.
"Hay que ser un niño y soportar al sujeto que es uno"
"Es una maniobra que hay que hacer, una mezcla de emociones y de lo que dicta la mente, para pensar y tener una idea de lo que el espectador quiere recibir, y se produce en función de eso", afirmó el actor Oscar Orellana, quien junto a Guillermo Arana protagoniza la premiada obra infantil "Payasadas".
Orellana destacó que "más allá de la formación académica, que le da a todos los actores casi los mismos elementos y recursos, la composición del personaje tiene infinitas posibilidades de abordaje y es netamente creativa". En el caso del teatro infantil, dijo, "hay que ser un niño y soportar al sujeto que es uno para que el personaje cause el efecto deseado y provoque el goce en el espectador. Si no, los chicos le tienen miedo, como pasa con los payasos".