El desafío de construir un personaje

El desafío de construir un personaje

Cada actor tiene su técnica y también sus secretos para conformar la actuación que expondrá ante el público.

SIN RECETAS. Alejandro Samek señaló que la tarea de los directores es hacer que los actores se luzcan.(LA GACETA / Jorge Olmos Sgrosso)
28 Mayo 2006
Cuando los actores dejan de ser ellos mismos para convertirse en otra persona sucede la magia, el hecho estético del teatro. Pero ¿cómo se hace para ponerse en la piel de otro? Cada actor tiene su técnica y también sus secretos. La actriz Gloria Berbuc, que interpreta a Doña Rosita en la famosa obra de Federico García Lorca que se estrenó el miércoles en el San Martín, confesó que para convertirse en la protagonista de la historia recurrió a la llamada "memoria emotiva". En cambio, la actriz Thelma Biral, que hizo el mismo papel años atrás, aseguró que la memoria emotiva es "algo peligroso y enfermante" y que por eso prefiere construir sus personajes en base a la historia. En el informe que presentamos también hablan directores y dramaturgos locales y nacionales.

Samek aconseja leer el libreto 15 veces y hacer 300 horas de ensayo
"En el teatro no hay recetas, y el proceso de la construcción del personaje tiene en cada actor un desarrollo muy personal, que es único e irrepetible", afirmó el director (y también actor) Alejandro Samek.
Con más de 30 años como director, el hijo de la actriz Alejandra Boero (recientemente fallecida), trabajó en Nueva York en diversas temporadas, y ahora ocupa el cargo de director general del Teatro Cervantes. El hombre, amigo de las definiciones, no duda en asegurar que el teatro es el arte del actor; el cine, el de los directores, y la televisión el de los anunciantes. Asegura que no se puede ponerse una obra "si por lo mínimo, no leíste el libro 15 veces, y si no hiciste 300 horas de ensayo, que es el tiempo para una maduración".
"Nosotros como directores, lo que hacemos es ayudar a que ese proceso íntimo del actor pueda expresarse de la mejor manera. Si finalmente el público viene a ver a los actores, no a los directores; por eso nuestra tarea es hacer que aquellos se luzcan", sostuvo. Para dar más precisiones al respecto, indicó que el proceso mencionado "es muy individual: hay actores que trabajan con el texto; otros, desde la improvisación, y otros que hacen memoria emotiva o sensorial, como les guste llamarla...Pero hay cierta cosas que se tienen que hacer, que es trabajar con el texto para tratar de comprender profundamente lo que el autor ha puesto ahí, que a veces va más allá de las palabras. Debe haber una verdadera indagación que se va ampliando con los ensayos", explicó.
Samek insistió en que "no hay recetas, es verdad, pero hay ciertas cosas que el actor debe respetar en la construcción del personaje, y esas cosas están vinculadas a la comprensión del texto y del personaje, sabiendo que nosotros tenemos que poner en tres dimensiones, lo que para el autor es únicamente literatura".
Extendiéndose, comentó que hay una buena actuación "cuando lo que se hace en escena es creíble para el espectador dentro de la convención teatral, lo que no sucede cuando está forzado o sobreactuado".
En cuanto a su trabajo, Samek, contó que primero hace el casting: "esto es muy importante, porque si te equivocás en la elección de los actores después te querés suicidar. Es dolorosísimo y duro decirle después que se vaya. Para mi es esencial el sonido del actor, que es más que la voz, es algo que está por debajo, y que permite evocar esos procesos internos del actor", dijo.

Barney Finn reclama compromiso
Oscar Barney Finn señala que le exige al actor una búsqueda incesante, pero no afuera, sino en él mismo, internamente. "La actuación no es un confesonario, pero sí uno exige o quiere que el actor haga una búsqueda personal, no únicamente de esas cosas que pone el director desde fuera, lo que uno puede remarcar o requerir. Hay una intimidad en el trabajo actoral que si no está, no se sostiene el trabajo". "No puede no estar comprometido íntimamente cuando tiene un personaje de mucha envergadura", recomienda el experimentado director. En un diálogo con LA GACETA sostuvo que la construcción del personaje "tiene que ver con la memoria emotiva, pero no es solamente eso. Tiene que ver con el lugar, con la experiencia vivida o no vivida, u observada; desde allí, uno parte para la construcción del personaje. Así como el director tiene una mirada particular sobre aquello que va a encarar, el actor también tiene que tenerla, porque hay un texto, porque hay una idea de personaje, y sobre todo en este caso (se refiere a "Doña Rosita la soltera") en el que no estoy queriendo hacer aquel personaje confesional que la tradición me determina. En esta pieza hay caracteres muy determinados indudablemente; lo que pretendo es que el actor tenga algo que es fundamental, que es concentración, exigencia y búsqueda", explicó.
Barney Finn es coherente con sus afirmaciones. Por eso, cambió de protagonista cuando concibió la obra. En un primer momento, había pensado en Daniela Villalba, (que interpretó a Rosita joven) pero luego advirtió que, a pesar de su gusto, la actriz no tenía la experiencia vivida que el personaje de Doña Rosita requería.