17 Mayo 2006
Paulina Lebbos desapareció el 26 de febrero.
Paulina Lebbos murió estrangulada. Por si alguien aún dudaba, esto queda confirmado en el informe de Gendarmería Nacional que en las próximas horas recibirá el fiscal Carlos Albaca. Por consiguiente, el caso seguirá calificado como homicidio, y no como muerte dudosa, como en algún momento se pensó.
A pesar del hermetismo que rodea al informe, trascendió de fuentes judiciales que a los peritos no les quedó ninguna duda sobre la causa de la muerte de Paulina, y descartaron que, por ejemplo, haya sufrido un accidente y que se haya desnucado. Los técnicos de Gendarmería Nacional estuvieron en Tucumán durante la primera semana de abril para realizar unos análisis solicitados por quien entonces era el fiscal de la causa, Alejandro Noguera, y por el padre de la víctima, Alberto Lebbos.
Paulina desapareció el domingo 26 de febrero luego haber estado con varios amigos en un bar del Abasto. Poco antes de las 7, junto con su compañera de estudios Virginia Mercado abordó, en la esquina de avenida Alem y pasaje Gutiérrez, un remise Fiat Duna bordó, según Mercado. La muchacha afirma que ella se bajó en calle La Rioja al 400 y que su amiga le dijo que se dirigía a la casa de su novio, César Soto, en calle Estados Unidos al 1.200. Pero Paulina nunca llegó.
En un zanjón
Su cuerpo fue encontrado el 11 de marzo en un zanjón, a la vera de la ruta 341, en Tapia. Desde entonces se tejieron las más variadas hipótesis, pero, hasta el momento, ninguna de las versiones se sostiene demasiado y la identidad del o de los homicidas sigue siendo un misterio.
Albaca cifra muchas de sus esperanzas en las pericias de los técnicos federales. Aparentemente, dijeron las fuentes, los analistas llamaron la atención sobre el lugar en el que se encontró el cuerpo. Advierten -se dijo- que, en su opinión, el cadáver fue arrojado allí varios días después de que la joven desapareció. Sin embargo -siempre según las fuentes-, a pesar de que muchos lo esperaban, el informe no vierte críticas sobre la labor ni de los policías ni sobre la de la Justicia. Gendarmería Nacional se llevó de Tucumán muestras de suelo y de insectos encontrados en el lugar del hallazgo; filmaciones y tomas fotográficas realizadas allí el 5 de abril; cabellos de la víctima y, también, las declaraciones de varias personas. La psicóloga forense, además, envió un perfil del homicida, ya que, según ella explicó, cada víctima tiene un tipo distinto de asesino.
Lo que hasta el momento no pudo ser confirmado es si la joven estaba drogada al momento de su muerte, ya que las muestras de cabellos que se tomaron para realizar esas pericias aún se encuentran en Buenos Aires, en el Cuerpo Médico Forense de la Nación, desde no se informaron resultados al respecto. Sí se sabe que en el cuerpo de Paulina se encontró un elevado nivel de alcohol en sangre, por lo que se supone que había ingerido alcohol (los testigos dijeron que había tomado algo de cerveza durante la noche del sábado) o que la obligaron a embriagarse.
A partir del informe, el fiscal Albaca podrá ordenar nuevas medidas; seguramente llamará a declarar a varias personas, entre ellas, a Virginia Mercado, hasta ahora la última persona que la vio con vida.
A pesar del hermetismo que rodea al informe, trascendió de fuentes judiciales que a los peritos no les quedó ninguna duda sobre la causa de la muerte de Paulina, y descartaron que, por ejemplo, haya sufrido un accidente y que se haya desnucado. Los técnicos de Gendarmería Nacional estuvieron en Tucumán durante la primera semana de abril para realizar unos análisis solicitados por quien entonces era el fiscal de la causa, Alejandro Noguera, y por el padre de la víctima, Alberto Lebbos.
Paulina desapareció el domingo 26 de febrero luego haber estado con varios amigos en un bar del Abasto. Poco antes de las 7, junto con su compañera de estudios Virginia Mercado abordó, en la esquina de avenida Alem y pasaje Gutiérrez, un remise Fiat Duna bordó, según Mercado. La muchacha afirma que ella se bajó en calle La Rioja al 400 y que su amiga le dijo que se dirigía a la casa de su novio, César Soto, en calle Estados Unidos al 1.200. Pero Paulina nunca llegó.
En un zanjón
Su cuerpo fue encontrado el 11 de marzo en un zanjón, a la vera de la ruta 341, en Tapia. Desde entonces se tejieron las más variadas hipótesis, pero, hasta el momento, ninguna de las versiones se sostiene demasiado y la identidad del o de los homicidas sigue siendo un misterio.
Albaca cifra muchas de sus esperanzas en las pericias de los técnicos federales. Aparentemente, dijeron las fuentes, los analistas llamaron la atención sobre el lugar en el que se encontró el cuerpo. Advierten -se dijo- que, en su opinión, el cadáver fue arrojado allí varios días después de que la joven desapareció. Sin embargo -siempre según las fuentes-, a pesar de que muchos lo esperaban, el informe no vierte críticas sobre la labor ni de los policías ni sobre la de la Justicia. Gendarmería Nacional se llevó de Tucumán muestras de suelo y de insectos encontrados en el lugar del hallazgo; filmaciones y tomas fotográficas realizadas allí el 5 de abril; cabellos de la víctima y, también, las declaraciones de varias personas. La psicóloga forense, además, envió un perfil del homicida, ya que, según ella explicó, cada víctima tiene un tipo distinto de asesino.
Lo que hasta el momento no pudo ser confirmado es si la joven estaba drogada al momento de su muerte, ya que las muestras de cabellos que se tomaron para realizar esas pericias aún se encuentran en Buenos Aires, en el Cuerpo Médico Forense de la Nación, desde no se informaron resultados al respecto. Sí se sabe que en el cuerpo de Paulina se encontró un elevado nivel de alcohol en sangre, por lo que se supone que había ingerido alcohol (los testigos dijeron que había tomado algo de cerveza durante la noche del sábado) o que la obligaron a embriagarse.
A partir del informe, el fiscal Albaca podrá ordenar nuevas medidas; seguramente llamará a declarar a varias personas, entre ellas, a Virginia Mercado, hasta ahora la última persona que la vio con vida.
Lo más popular