12 Mayo 2006
POCO MOVIMIENTO. A las 22, casi no había gente en la zona de los boliches y pubs de el Abasto. LA GACETA / ANALIA JARAMILLO
El cierre de boliches, pubs, boites y recitales a las 4 obliga a los empresarios de los diversos rubros a reprogramar los espectáculos nocturnos, que deberán comenzar a las 22 en vez de después de la medianoche, como están acostumbrados a hacerlo.
Los pubs, que suelen trabajar mucho los jueves -los boliches se llevan la clientela el fin de semana- deberán reprogramar sus horarios de 22 a 4, ya que la mayoría presentaba espectáculos o bandas musicales después de la 1.
Nicolás Chagra, propietario de un pub que presenta bandas de rock, contó que los espectáculos comenzaban a la 1 y luego la gente se quedaba bailando en el lugar. “Ahora vamos a tener que empezar a las 22.30, porque si no va a ser muy corto si tenemos que cerrar a las 4. De todos modos, creo que esto es muy perjudicial porque la gente no se va a acostumbrar, ya que la mayoría de nuestros clientes están saliendo de trabajar recién a las 22”, dijo.
“Antes, los espectáculos comenzaban cuando llegaba una cantidad importante de gente. Ahora no tendremos opción de ponerles un horario fijo y temprano para poder respetar el cierre a las 4”, comentó Fernando Morales, dueño de tres pubs del Abasto, en uno de los cuáles se ofrece karaoke.
En la capital hay unos 25 locales registrados como pubs, pero hay muchos otros que figuran como confiterías o restaurantes pero que también ofrecen espectáculos después de medianoche. La diferencia entre un bar y un pub es que en el primero se satisfacen necesidades alimenticias, mientras que en los segundos siempre son lugares de diversión nocturna. El titular de la Dirección de Producción y Saneamiento Ambiental de la Municipalidad, Carlos Gómez, dijo que harán controles para registrar que los comercios cumplan la función para lo que fueron habilitados.
Pese a que el Decreto de Necesidad y Urgencia que establece el cierre de locales a las 4 entró en vigencia hoy, muchos dueños de los pubs no habían reprogramado sus espectáculos anoche porque sostenían que la norma empezará a regir desde el sábado a la madrugada.
Los pubs, que suelen trabajar mucho los jueves -los boliches se llevan la clientela el fin de semana- deberán reprogramar sus horarios de 22 a 4, ya que la mayoría presentaba espectáculos o bandas musicales después de la 1.
Nicolás Chagra, propietario de un pub que presenta bandas de rock, contó que los espectáculos comenzaban a la 1 y luego la gente se quedaba bailando en el lugar. “Ahora vamos a tener que empezar a las 22.30, porque si no va a ser muy corto si tenemos que cerrar a las 4. De todos modos, creo que esto es muy perjudicial porque la gente no se va a acostumbrar, ya que la mayoría de nuestros clientes están saliendo de trabajar recién a las 22”, dijo.
“Antes, los espectáculos comenzaban cuando llegaba una cantidad importante de gente. Ahora no tendremos opción de ponerles un horario fijo y temprano para poder respetar el cierre a las 4”, comentó Fernando Morales, dueño de tres pubs del Abasto, en uno de los cuáles se ofrece karaoke.
En la capital hay unos 25 locales registrados como pubs, pero hay muchos otros que figuran como confiterías o restaurantes pero que también ofrecen espectáculos después de medianoche. La diferencia entre un bar y un pub es que en el primero se satisfacen necesidades alimenticias, mientras que en los segundos siempre son lugares de diversión nocturna. El titular de la Dirección de Producción y Saneamiento Ambiental de la Municipalidad, Carlos Gómez, dijo que harán controles para registrar que los comercios cumplan la función para lo que fueron habilitados.
Pese a que el Decreto de Necesidad y Urgencia que establece el cierre de locales a las 4 entró en vigencia hoy, muchos dueños de los pubs no habían reprogramado sus espectáculos anoche porque sostenían que la norma empezará a regir desde el sábado a la madrugada.
LOS JOVENES DICEN...
“El mayor problema es el transporte. Quién garantiza que va a haber colectivos a las 4. Y conseguir un remise va a ser difícil si salimos todos juntos”. Miriam Pérez, 23 años.
“Si uno se toma un colectivo ¿quién te cuida desde la parada hasta tu casa? A las 4 está oscuro y no hay policías”. Romina Sánchez, 19 años.
“Voy a clase hasta las 11. Para ir a bailar, primero tengo que dejar los útiles y cambiarme, así que igual llego al boliche después de la 1, y no me voy a volver a las 4. Muchos se van a quedar en la calle después del cierre, alcoholizados”. Sebastián Argañaraz, 19 años.
“Va haber líos y peleas en la calle si todos los chicos salen juntos a las 4 de bailar”, Anita Díaz, 19 años.
“Me parece bien la norma. La gente que va a bailar hasta las 6, después no existe hasta la noche del día siguiente. La juventud no puede vivir así”, Priscila Martín, 23 años.
“Está bueno. Si salís de trabajar, podés seguir de largo e irte a bailar. Volvés temprano y al día siguiente disfrutás del domingo en familia”, Diego Wiernes, 25 años.
“Por un lado, está bien poder aprovechar desde temprano. Pero también es cierto que el traslado para volver se complica, porque no hay garantías de que circulen los ómnibus”, José Alfaro, 24 años.
“Si uno se toma un colectivo ¿quién te cuida desde la parada hasta tu casa? A las 4 está oscuro y no hay policías”. Romina Sánchez, 19 años.
“Voy a clase hasta las 11. Para ir a bailar, primero tengo que dejar los útiles y cambiarme, así que igual llego al boliche después de la 1, y no me voy a volver a las 4. Muchos se van a quedar en la calle después del cierre, alcoholizados”. Sebastián Argañaraz, 19 años.
“Va haber líos y peleas en la calle si todos los chicos salen juntos a las 4 de bailar”, Anita Díaz, 19 años.
“Me parece bien la norma. La gente que va a bailar hasta las 6, después no existe hasta la noche del día siguiente. La juventud no puede vivir así”, Priscila Martín, 23 años.
“Está bueno. Si salís de trabajar, podés seguir de largo e irte a bailar. Volvés temprano y al día siguiente disfrutás del domingo en familia”, Diego Wiernes, 25 años.
“Por un lado, está bien poder aprovechar desde temprano. Pero también es cierto que el traslado para volver se complica, porque no hay garantías de que circulen los ómnibus”, José Alfaro, 24 años.