08 Mayo 2006
Fue en el sexto día. Según el relato bíblico, Dios creó al hombre en el día sexto. Y, si se tiene en cuenta que el séptimo ya descansó, podríamos decir que casi nos quedamos afuera. Pero finalmente todos terminamos existiendo. Es que, como dice fray Carlos María Izaguirre, "la vida es un don de Dios". Al sacerdote dominico le basta esa frase para explicar las causas por las que él y sus correligionarios se oponen a la eutanasia.
- ¿Por qué hay países en los que sí es posible morir bajo asistencia médica?
- El hombre tiene la sensación de que puede manejar la vida. Perdió la noción de que ésta es algo sagrado. La vida es un don de Dios. Sólo él puede quitarla. Misteriosamente, el Creador se ha comprometido a respetar la libertad de su criatura.
- ¿Y la religión respeta esa licencia?
- Nosotros intentamos defender el mandamiento de Dios. Procuramos enseñar.
-¿Porque un ateo tendría que vivir bajo las leyes cristianas?
- El problema no es la creencia de cada individuo, sino el establecimiento de normas para la vida en sociedad. Primero se deben fijar reglas generales, y después atender los casos particulares.
-¿Puede la Iglesia exigir a la gente que se comporte según sus normas?
- No son las reglas de la Iglesia. La defensa de la vida no es un concepto religioso, sino que atañe a la naturaleza del hombre.
-¿La Iglesia es tolerante?
- Si tolerancia implica que todo el mundo tiene derecho a hacer con su vida lo que le plazca, no lo es. Si tolerancia, en cambio, se refiere a no imponer el propio parecer a la fuerza, la Iglesia trata.
- En casi todo el mundo existe un rechazo generalizado a la eutanasia, en parte a la tenaz oposición de los católicos.
- Eso es falso. La oposición no viene sólo desde la Iglesia. Hay mucha gente que comparte la sensibilidad.
- En algunos casos, los pacientes en estado de coma no estarían vivos si no fuera por la tecnología. Para Dios, ya habrían muerto...
- Así como la Iglesia se opone a la eutanasia, también condena el encarnizamiento terapéutico. No se debería mantener una vida de modo artificial, cuando el organismo tiende a morirse.
La ciencia tendría que dirimir cuándo un tratamiento es desproporcionado. La alimentación, por ejemplo, no puede ser considerada como un cuidado excesivo.
El libro está abierto en la página 568. Lo sostienen, así, un par de gafas viejas.
Las primeras líneas dejan leer una frase vehemente: la eutanasia es moralmente inaceptable. Antes de finalizar la entrevista, el sacerdote recorre con el dedo las letras impresas en su Catecismo de la Iglesia Católica. (Publicado por LA GACETA en marzo de 2005).
- ¿Por qué hay países en los que sí es posible morir bajo asistencia médica?
- El hombre tiene la sensación de que puede manejar la vida. Perdió la noción de que ésta es algo sagrado. La vida es un don de Dios. Sólo él puede quitarla. Misteriosamente, el Creador se ha comprometido a respetar la libertad de su criatura.
- ¿Y la religión respeta esa licencia?
- Nosotros intentamos defender el mandamiento de Dios. Procuramos enseñar.
-¿Porque un ateo tendría que vivir bajo las leyes cristianas?
- El problema no es la creencia de cada individuo, sino el establecimiento de normas para la vida en sociedad. Primero se deben fijar reglas generales, y después atender los casos particulares.
-¿Puede la Iglesia exigir a la gente que se comporte según sus normas?
- No son las reglas de la Iglesia. La defensa de la vida no es un concepto religioso, sino que atañe a la naturaleza del hombre.
-¿La Iglesia es tolerante?
- Si tolerancia implica que todo el mundo tiene derecho a hacer con su vida lo que le plazca, no lo es. Si tolerancia, en cambio, se refiere a no imponer el propio parecer a la fuerza, la Iglesia trata.
- En casi todo el mundo existe un rechazo generalizado a la eutanasia, en parte a la tenaz oposición de los católicos.
- Eso es falso. La oposición no viene sólo desde la Iglesia. Hay mucha gente que comparte la sensibilidad.
- En algunos casos, los pacientes en estado de coma no estarían vivos si no fuera por la tecnología. Para Dios, ya habrían muerto...
- Así como la Iglesia se opone a la eutanasia, también condena el encarnizamiento terapéutico. No se debería mantener una vida de modo artificial, cuando el organismo tiende a morirse.
La ciencia tendría que dirimir cuándo un tratamiento es desproporcionado. La alimentación, por ejemplo, no puede ser considerada como un cuidado excesivo.
El libro está abierto en la página 568. Lo sostienen, así, un par de gafas viejas.
Las primeras líneas dejan leer una frase vehemente: la eutanasia es moralmente inaceptable. Antes de finalizar la entrevista, el sacerdote recorre con el dedo las letras impresas en su Catecismo de la Iglesia Católica. (Publicado por LA GACETA en marzo de 2005).
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