25 Abril 2006
EN LO DE “JAZO”. El director y el subdirector de Investigaciones. LA GACETA / HECTOR PERALTA
Cinco domicilios del barrio "El Sifón", ubicado al norte de San Miguel de Tucumán, fueron allanados ayer por la Policía, en el marco de la investigación por el homicidio de Paulina Lebbos. Personal de la Dirección de Investigaciones y de la Policía Científica buscó pistas que permitan identificar al homicida. En todos los casos, se trató de domicilios pertenecientes a la familia González-Acevedo, muchos de cuyos miembros están vinculados directamente a la barra brava de Atlético Tucumán.
Hace ya más de un mes, informantes anónimos indicaron que Gustavo "El Gordo" González sabía lo que le había sucedido a Paulina luego de haber desaparecido el 26 de febrero. El propio González se presentó en aquel momento en Tribunales, dijo que estaba a disposición de la Justicia y advirtió que no tenía nada que ver con el caso. Ayer, "El Gordo" regresó a Tribunales para intentar hablar con el nuevo fiscal del caso, Carlos Albaca, lo que no se concretó. "Acá se está desviando la investigación. Intentan involucrarnos a nosotros, a mí y a mi familia, pero no tienen ninguna prueba. Me parece que la Policía sabe exactamente lo que sucedió, y están haciendo todo lo posible para que no se descubra", aseguró.
Averiguaciones
Durante la tarde, personal de la Dirección de Investigaciones, al mando de los comisarios Raúl Ferreyra y Julio López, realizó los allanamientos ordenados por la Justicia. Los procedimientos se llevaron a cabo en las casas de Sergio "Chupete" Acevedo, de Jorge "Jazo" Acevedo, de Walter "Chichilo" Acevedo y de la madre de todos ellos. Hace dos semanas se había allanado la vivienda del "Gordo" González. El viernes pasado, en tanto, se habían realizado averiguaciones entre los vecinos. Los policías revisaron las habitaciones y los techos, inspeccionaron viejos automóviles y analizaron vestimentas. Se buscaron cabellos y rastros de sangre. Todo el material que se secuestró fue llevado a la Dirección de Policía Científica, para la realización de distintas pericias.
"El Gordo" ayer admitió que conoce a César Soto, el novio de Paulina, por ser hincha de Atlético. "Lo vi algunas veces en la cancha, y un día él tuvo un problema con mi hijo. Pero no pasó nada. No somos amigos", aseguró González. Su madre, en tanto, se mostró resignada ayer mientras hacían los allanamientos. "Qué quiere que haga. Yo sé que no tenemos nada que ver, pero me gustaría saber cuándo van a allanar las casas de los que realmente la mataron", dijo.
Según dejaron trascender algunos de los investigadores, durante la semana se realizarán otros operativos en la misma zona, ya que están seguros de que alguno de los vecinos puede brindar información muy valiosa como para esclarecer el caso.
Mientras tanto, los investigadores comenzaron a analizar una nueva hipótesis. Según una información que recibieron, a Paulina podrían haberla mantenido congelada durante un tiempo antes de arrojar el cuerpo en el lugar donde fue encontrado el 11 de marzo, a la vera de la ruta 341, en Tapia. Sugieren que a ello se debería el hecho de que el cadáver no despedía olor. Sin embargo, algunos de los investigadores no avalan esta teoría, ya que advierten que no es fácil guardar un cuerpo y es difícil que se la haya mantenido en un freezer común. Por eso, poco después de la desaparición de la joven, se secuestró y se sometió a pericias el camión frigorífico de la familia de Jorge Jiménez, el padrino de la hija de la estudiante. De ese vehículo, que es utilizado por el padre de Jiménez para realizar viajes, se secuestraron cabellos, que fueron analizados por los peritos para determinar si alguno pertenece a Paulina. Estos exámenes todavía no concluyeron.
Hace ya más de un mes, informantes anónimos indicaron que Gustavo "El Gordo" González sabía lo que le había sucedido a Paulina luego de haber desaparecido el 26 de febrero. El propio González se presentó en aquel momento en Tribunales, dijo que estaba a disposición de la Justicia y advirtió que no tenía nada que ver con el caso. Ayer, "El Gordo" regresó a Tribunales para intentar hablar con el nuevo fiscal del caso, Carlos Albaca, lo que no se concretó. "Acá se está desviando la investigación. Intentan involucrarnos a nosotros, a mí y a mi familia, pero no tienen ninguna prueba. Me parece que la Policía sabe exactamente lo que sucedió, y están haciendo todo lo posible para que no se descubra", aseguró.
Averiguaciones
Durante la tarde, personal de la Dirección de Investigaciones, al mando de los comisarios Raúl Ferreyra y Julio López, realizó los allanamientos ordenados por la Justicia. Los procedimientos se llevaron a cabo en las casas de Sergio "Chupete" Acevedo, de Jorge "Jazo" Acevedo, de Walter "Chichilo" Acevedo y de la madre de todos ellos. Hace dos semanas se había allanado la vivienda del "Gordo" González. El viernes pasado, en tanto, se habían realizado averiguaciones entre los vecinos. Los policías revisaron las habitaciones y los techos, inspeccionaron viejos automóviles y analizaron vestimentas. Se buscaron cabellos y rastros de sangre. Todo el material que se secuestró fue llevado a la Dirección de Policía Científica, para la realización de distintas pericias.
"El Gordo" ayer admitió que conoce a César Soto, el novio de Paulina, por ser hincha de Atlético. "Lo vi algunas veces en la cancha, y un día él tuvo un problema con mi hijo. Pero no pasó nada. No somos amigos", aseguró González. Su madre, en tanto, se mostró resignada ayer mientras hacían los allanamientos. "Qué quiere que haga. Yo sé que no tenemos nada que ver, pero me gustaría saber cuándo van a allanar las casas de los que realmente la mataron", dijo.
Según dejaron trascender algunos de los investigadores, durante la semana se realizarán otros operativos en la misma zona, ya que están seguros de que alguno de los vecinos puede brindar información muy valiosa como para esclarecer el caso.
Mientras tanto, los investigadores comenzaron a analizar una nueva hipótesis. Según una información que recibieron, a Paulina podrían haberla mantenido congelada durante un tiempo antes de arrojar el cuerpo en el lugar donde fue encontrado el 11 de marzo, a la vera de la ruta 341, en Tapia. Sugieren que a ello se debería el hecho de que el cadáver no despedía olor. Sin embargo, algunos de los investigadores no avalan esta teoría, ya que advierten que no es fácil guardar un cuerpo y es difícil que se la haya mantenido en un freezer común. Por eso, poco después de la desaparición de la joven, se secuestró y se sometió a pericias el camión frigorífico de la familia de Jorge Jiménez, el padrino de la hija de la estudiante. De ese vehículo, que es utilizado por el padre de Jiménez para realizar viajes, se secuestraron cabellos, que fueron analizados por los peritos para determinar si alguno pertenece a Paulina. Estos exámenes todavía no concluyeron.
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