24 Abril 2006
El miércoles se cumplirán dos meses de la desaparición de Paulina Lebbos y hoy, con dos fiscales nuevos al frente del caso, el esclarecimiento parece muy lejano. Los nuevos investigadores, lógicamente, necesitan un tiempo para analizar la causa, por más que los distintos grupos conformados para buscar pistas no detengan su labor. La forma de trabajo de Carlos Albaca y de Daniel Marranzino, quien supervisará el proceso, es distinta de la de Noguera. Seguramente apostarán a enfriar los coletazos de esta historia, que ya se llevó puestos a ministros y funcionarios políticos. Su estrategia será diferente: hacer todo lo necesario, pero con perfil subterráneo. Ambos se juegan una parada difícil. Las miradas de la sociedad, sensibilizada por el caso, estarán sobre ellos. La posibilidad de que el crimen quede impune preocupa a todos.
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